Editorial

Compatibilidad entre el derecho al ocio y derecho al descanso

DP
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En La Puebla los problemas de ruidos y peleas vienen de antiguo, cuando su Zona de vinos y copas cobró un gran auge

Nunca ha sido sencillo poner de acuerdo a las dos partes en un tema tan sensible, a nivel personal y social, como el del ocio nocturno y el derecho al descanso de los vecinos. En La Puebla saben mucho de esto y lo saben desde hace décadas, precisamente cuando cobró auge la Zona de vinos y copas que se había ido configurando en este céntrico barrio. Denuncias por exceso de ruidos, por aglomeraciones a la puerta de los numerosos locales de hostelería, por la cercanía entre unos y otros, por la inseguridad derivada precisamente del abuso del alcohol que se dejaba sentir fundamentalmente las noches de los fines de semana, las visitas policiales para medir los niveles o atender las reiteradas quejas, y las reuniones de vecinos con los responsables municipales y con los propietarios de los bares fueron acciones habituales durante muchos años. Regulaciones, endurecimiento de los requisitos para las licencias de nuevos locales, obligatoriedad de la insonorización también se fueron sucediendo. Y, más recientemente, la pandemia del coronavirus volvió a poner de actualidad los problemas cuando se suavizaron las medidas preventivas y se permitieron terrazas especiales. 

No se trataba de nuevas cuestiones, sino de las de siempre solo que revividas en un barrio que suma años con esta situación. Se reprodujeron las quejas sobre los ruidos en esas terrazas y sobre la inseguridad -peleas, agresiones, escándalos en la vía pública,...- y, en la actualidad, se mantienen, a pesar de la desaparición de las llamadas terrazas covid. La asociación vecinal reclama, por todo ello, una mayor presencia policial sobre todo los fines de semana. Con carácter disuasorio, en primer lugar, y por supuesto para intervenir cuando sea necesario.

Insisten los afectados en que no se trata solo de un problema de los vecinos o de la presunta 'intransigencia' de personas mayores que anteponen su tranquilidad a todo lo demás, sino que es algo que afecta a cualquier ciudadano que transite por el barrio para el paseo, las compras o tomar una consumición, y a los comerciantes que ven riesgo para sus negocios. Es muy complicado, sí, hacer compatible el derecho al ocio y el derecho al descanso. Existen normativas y hay que hacer que se cumplan y para eso están el Ayuntamiento y, en casos recalcitrantes, la Policía.

Al parecer, una primera respuesta a la reclamación vecinal es la configuración de un nuevo dispositivo con más patrullas de vigilancia, que están configurando Policía Local y Policía Nacional. Habrá que ver cómo se concreta y si da los resultados esperados. De momento, las inminentes celebraciones navideñas, las vacaciones y el aumento de gente en las calles podría acrecentar los problemas.