Las socias de Zep Travel aceptan dos años por fraude

Alberto Abascal
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Los viajes contratados en la agencia entre 2016 y 2017 por los 186 clientes afectados fueron sufragados con pagos entre los 500 y los 10.000 euros

Imagen de archivo de palentinos junto a la agencia de viajes el día que estalló el caso. - Foto: SARA MUNIOSGUREN

Las dos responsables de la agencia de viajes Zep Travel, P.C.H. y N.R.G., que echó el cierre el 12 de agosto de 2017, finalmente asumirán una pena de dos años de prisión en la sala de vistas de la Audiencia Provincial este próximo lunes,  según corroboró a este periódico el letrado de la defensa Antonio Luis Vázquez, que ha contado en este caso con el apoyo de su socio el también abogado Antonio Estrada. La Fiscalía había solicitado inicialmente para ambas una pena de siete años de prisión y una multa de 7.560 euros para cada una como presuntas responsables de un delito continuado de estafa en concurso con otro delito de falsedad documental mercantil.

Sin embargo, Antonio Luis Vázquez explica a Diario Palentino que sus patrocinadas «a lo largo de estos últimos años, con un gran esfuerzo personal, han reembolsado 108.000 euros en favor de los clientes afectados por el cierre, ello sin perjuicio de la cobertura de los seguros que tenían suscritos por importe de 660.000 euros, sobre cuya cobertura debe resolver la Sala». «Esto, sin duda, se ha tenido en cuenta para llegar a un acuerdo en el plano penal», añade.

 El cierre de la agencia de viajes Zep Travel, ubicada en el centro de la ciudad, dejó a 186 perjudicados, según reflejó en su momento la acusación pública, sin los viajes que ya tenían contratados y pagados entre finales de 2016 y 2017 con cantidades que oscilaban entre los 500 y los 10.000 euros, por lo que la cuantía total aportada por los afectados superaría los 250.000 euros. En la extensa calificación remitida al Juzgado número 5, encargado de la instrucción de este caso, la Fiscalía sostenía que las dos acusadas supuestamente recibieron los pagos de los clientes y les hicieron creer que el dinero era destinado para sufragar los servicios contratados. Sin embargo, las dos procesadas no realizaron las gestiones contractuales, por lo que los clientes se quedaron sin disfrutar de los paquetes contratados ni tampoco recibieron el dinero pagado. Una vez realizado el pago parcial o total de los viajes, ya fueran viajes combinados, vuelos y/o estancias en hoteles, ellas, al parecer, realizaban las primeras gestiones para reservar dichos servicios turísticos pero sin llegar a abonar los mismos, por lo que las reservas terminaban cancelándose.

SEIS AÑOS DE TRABAJO. La agencia, que llevaba trabajando en Palencia alrededor de seis años, amaneció en la mañana del sábado 12 de agosto cerrada, con todas las cristaleras forradas con papel y un cartel en el que se podía leer «Cerrado por motivos familiares» y pedían disculpas por las molestias. 

Entre las reservas afectadas había un buen número de viajes al extranjero, en concreto a Canadá, Rusia, Estados Unidos y Noruega. También abundaban los cruceros anulados, los hoteles cancelados y los viajes que, en definitiva, no existían.  

En relación con los medios de pago utilizados por Zep Travel, el que usó mayoritariamente la agencia fue el abono en efectivo, por importe total de 139.941 euros. 

Otro medio fueron las transferencias bancarias, siendo cuatro las cuentas corrientes receptoras de los importes abonados por los denunciantes, y otro, el abono con tarjeta de crédito/débito, siendo dos los procedimientos de pago por este medio. Asimismo, utilizaban el TPV o datáfono de la agencia.

Las dos procesadas sostuvieron que la crisis económica del país, surgida en el año 2007 y que persiste a día de hoy, la reducción de su facturación, junto a la retirada de la financiación por parte de las entidades financieras con las que trabajaban, les llevó, entre los meses de mayo y julio de 2017, «a recurrir a solicitar financiación de amistades y familiares, con el fin de atender los pagos a los mayoristas por los servicios contratados para sus clientes, a los que durante seis años les habían proporcionado sin problema alguno sus servicios, todo ello con la esperanza de solventar la situación de iliquidez por la que estaban atravesando».

«El conocimiento de esta circunstancia (falta de liquidez) por parte de los mayoristas con los que trabajaban, originó que aquellos (mayoristas) cancelaran las reservas ya efectuadas y las cuales ya estaban parcialmente abonadas, obligándolas a contratar nuevamente los mismos viajes, para los mismos clientes, a precios muy superiores y exigiéndoles el pago total del servicio en el momento de efectuar la reserva», pormenorizaban.