El CEAS Miguel de Unamuno reabre con fallos de accesibilidad

Carlos H. Sanz
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El Ayuntamiento calcula que necesitará una inversión de al menos 50.000 euros solo para acabar con los problemas detectados. El salón de actos no tiene ni una sola butaca

El CEAS Miguel de Unamuno reabre con fallos de accesibilidad - Foto: Sara Muniosguren

La reforma y ampliación del centro social Miguel de Unamuno fue una de las grandes obras que se acometieron en la recta final del pasado mandato, ya que depararon una inversión de 836.099,39 euros -más el coste del proyecto- que se financió con fondos europeos de la Edusi. Una actuación cuyo resultado final dista mucho del que se anunció en su presentación hasta el punto de que las instalaciones han reabierto con graves problemas de accesibilidad.

Unos 50.000 euros es la cantidad que el equipo de Gobierno de Miriam Andrés calcula que es necesario invertir este año solo para algo esencial como garantizar que todas las personas puedan entrear en este CEAS (Centro de Acción Social) ubicado en el barrio del Campo de la Juventud.

Hay que tener en cuenta que, solo durante el año pasado, se atendieron en el centro a 2.967 personas, y que en sus instalaciones se lleva a cabo el programa de talleres municipales con actividades como dibujo y pintura, gimnasia de Tercera Edad, Pilates, taichí o yoga que, en la actualidad, reúnen a 195 personas. 

La alcaldesa, acompañada de los ediles de Urbanismo -Álvaro Bilbao- y Bienestar Social -Rosario García- comprobó en persona cómo, tras los diversos modificados del proyecto para lograr su adjudicación, «la nueva puerta de entrada al centro no es accesible»; cómo el nuevo espacio para la asociación de vecinos del barrio se relegó a un espacio separado del centro social pero «sin accesibilidad ni baños»; o cómo se  quitó todo el vallado perimetral para hacer una vía abierta «algo que no es viable».

Y eso es solo en el exterior, porque en el interior las instalaciones, que sí presentan un cambio importante respecto a lo que existía, se aprecia un salón de actos sin butacas y con una puerta de acceso sin accesibilidad, o cómo el espacio que ocupaba la biblioteca y sala de lectura que iba a dedicarse a aulas, salas, baños y almacenes se mantiene igual, con graves problemas en la cubierta.

Miriam Andrés confía en que la liquidación del presupuesto del año pasado genere un remanente suficiente para destinar 50.000 euros este año a la urbanización del exterior, la reposición del muro y la puesta en marcha de la accesibilidad del centro. «Así podremos dejar el centro social en condiciones óptimas y como debería haberse recibido», aseveró la primera edil, que cargó contra «decisiones políticas tomadas por el anterior mandato que han llevado  al CEAS a un estado que no es el adecuado». 

Quien seguro agradece las mejoras es la presidenta de la Asociación de Vecinos del Campo de la Juventud, María Ángeles López, que ayer reconocía que la falta de accesibilidad en la entrada a la nueva sede del colectivo «impide a dos socias que se desplazan en sillas de ruedas participar en las reuniones semanales». «Es necesario agilizar la construcción de la rampa», comentó. 

Este centro, que se encuentra ubicado en la calle de Miguel Unamuno, cuenta con cinco trabajadores sociales, una animadora comunitaria, un auxiliar de servicios sociales, un encargado y un ordenanza. Asimismo, dispone de un equipo de intervención familiar formado por dos psicólogas y dos educadoras y un equipo de inclusión social (EDIS) formado por una trabajadora social y una educadora.