Editorial

Formación, concienciación, medios y atención en salud mental

DP
-

Veintidós suicidios en 2022 es inasumible y lo que corresponde es mayor atención y prevención

Muchos de los afectados por una enfermedad mental y no pocos de los profesionales se han quejado a menudo de ser una especia de hermana menor de la sanidad, a la que se mira de lejos y a la que incluso se ignora, bien por desconocimiento, por temor o por mera comodidad. Ninguna de esas actitudes ayuda a los primeros y a los segundos, unos porque siguen sintiendo sobre ellos el estigma de la locura que les aplica la sociedad, y los otros porque no disponen de los medios y del personal suficiente en sus servicios y porque saben que son muchos más los que necesitan ayuda de los que realmente se atreven a pedirla. Por eso, algunos se asocian para visibilizar su trastorno y constituirse en grupo de apoyo para otros afectados y por eso mismo los otros aprovechan congresos, reuniones científicas, artículos de prensa y redes sociales para invitar a la gente a abrirse y contar lo que les pasa, que suele ser casi siempre un primer paso hacia la mejoría. Imparten charlas en centros docentes para que niños, adolescentes y jóvenes no tengan miedo de pedir ayuda a un profesional de la psicología o de la psiquiatría y llegan a proponer que haya una asignatura en la que se aborde el amplísimo tema de los trastornos y las enfermedades mentales, así como las capacidades y las herramientas disponibles para su abordaje.

Por si fuera poco, o quizá por estos mismos miedos y por el cúmulo de estigmas, incluso tabúes, que forman parte del imaginario colectivo y tienen mucho peso en las relaciones humanas, personas con depresión, neurosis y otros trastornos o enfermedades, determinan acabar con su vida. No quiere decir esto que esas sean siempre las causas del suicidio o de la conducta suicida, ya que las circunstancias, los problemas y las maneras de situarse en el mundo son distintas y propias de cada individuo, pero en opinión de muchos expertos, no gozar de una buena salud mental favorece el retraimiento, la búsqueda de la soledad, el aislamiento progresivo y la autocompasión, y todo ello, en una situación límite, puede desembocar en el suicidio.

Es un tema verdaderamente preocupante, o debiera serlo cuando menos para las administraciones y organismos competentes en materia sanitaria y educativa, y moverles a buscar mecanismos o a implementar los ya existentes y a incrementar la eficacia de los programas para la detección y la atención de esas conductas suicidas. En la provincia de Palencia el número de muertes voluntarias ha ido en aumento por segundo año consecutivo, conforme a una tendencia general que se ha agravado desde la pandemia, hasta sumar veintidós en 2022. 

Es demasiado alto, inasumible incluso, y lo que corresponde es dotar de más medios y profesionales al sistema de salud y profundizar en la educación en valores y en habilidades sociales. Para tratarlo y sobre todo para prevenirlo.