Comenzó a llover tímidamente de manera intermitente por la mañana y fue a partir de las 16,30 horas cuando el temporal cobró mayor intensidad. A partir de ese momento los aficionados empezaron a preguntarse, con cierta inquietud y actualizando casi al minuto en sus teléfonos móviles las aplicaciones que predicen del tiempo, si habría quinta corrida de toros o si los sanantolines, por desgracia y como así ocurrió finalmente, ya entonaron el Pobre de mí el pasado sábado con la corrida de rejones.

Con este panorama no es de extrañar que los aledaños de Campos Góticos latieran con menor intensidad de la que lo habían hecho en las jornadas previas. Mucho menos público en las inmediaciones temiendo lo que allí sucedió minutos después: la cancelación del festejo, el segundo que se suspende en los 47 años de historia de la plaza de toros de Campos Góticos junto al de hace veinte años, en 2003.

Hasta allí se acercaron tan solo un pequeño puñado de valientes, que se resguardaban como podían de la lluvia, que caía cada vez más fuerte. Algunos lo hacían en los aleros del ruedo y, los que alcanzaron a entrar, lo hicieron en la parte superior de los tendidos (la única zona cubierta) o bien protegidos por paraguas, impermeables y hasta con enormes bolsas de basura.

Caras largas entre los responsables de la plaza y desilusión por parte de los aficionados, que entendieron las circunstancias y estuvieron a la altura, pensando ya en los sanantolines de 2024. Entre tanto, se formaron para las devoluciones las primeras colas en las taquillas, que permanecerán abiertas hasta el viernes, de 17 a 20 horas.