Bordiú halaga a la «extraordinaria gente» de Palencia

Carlos H. Sanz
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El abogado del Estado alaba la «humildad» y «normalidad» con la que se ha sentido acogido y se declara «un palentino más»

Bordiú halaga a la «extraordinaria gente» de Palencia - Foto: Sara Muniosguren

El abogado del Estado Ignacio Bordiú García-Ovies superó con éxito el reto de ser el pregonero literario de los sanantolines, «un inmenso honor» que afrontó con el único bagaje de haber vivido cuatro años en la capital, su primer destino profesional. Un tiempo insuficiente para hilar un pregón con referencias comunes con el numeroso público asistente al Teatro Principal, pero que ha sido más que suficiente para que Bordiú García-Ovies se considere «un palentino que no nació en Palencia».

Fue ese palentinismo adquirido sobre el que versó un pregón que fue, sobre todo, una oda a la ciudad y a su «extraordinaria gente». «Vosotros, los palentinos, sois la razón por la que escribo cada una de las palabras que ahora os dedico. Es el respeto que os tengo lo que me mueve a elegir con precisión las palabras», aseveró el pregonero literario de estos sanantolines.

Asturiano de nacimiento y carbayón ejerciente, Ignacio Bordiú García-Ovies llegó en 2019 a Palencia para ocupar la plaza de abogado del Estado, una etapa a la que puso fin este año al aceptar un nuevo destino en Barcelona. «En mis años en esta ciudad que tanto quiero, he tratado de integrarme hasta confundirme con uno de vosotros», recalcó el pregonero, quien explicó que no sabía nada de Palencia. «No conocía nada, ni a nadie, de todo lo que después he sabido querer como mío», dijo.

«Cuando hoy miro atrás, comprendo que Palencia se aprende. Un asturiano se acostumbra, desde niño, a convivir con tres colores: el verde de la tierra, el azul del mar y el gris constante de su cielo encapotado.  Cuando ese mismo asturiano aterriza aquí por primera vez, se sorprende al ver el azul constantemente en el cielo y ese amarillo intenso que en los campos de Castilla predomina frente al verde. Y descubre también que, mucho más allá de esa primera impresión, Palencia es el verde imponente de la Montaña [Palentina] y el gris en las mañanas de niebla», comentó.

Los ojos de Ignacio Bordiú García-Ovies, relató, aprendieron durante estos cuatro años a ver de forma más cercana esta ciudad. «Las calles también se ven distintas cuando los años convierten la extrañeza inicial en cariño profundo. Detrás de cada una de ellas se esconden ahora rutinas y recuerdos que generan, al fin y al cabo, un vínculo directo con lo material. Porque conocer la ciudad es, por encima de todo, hacerla propia», sentenció.

humildad. Bordiú García-Ovies explicó al auditorio del Teatro Principal que en su despertar en el palentino han tenido mucho que ver, también, los palentinos. «Los buenos, los mejores en lo suyo sean o no del mundo del Derecho, presentan como credencial común una humildad fuera de lo habitual, de la que se aprende mucho más que de cualquier lección jurídica», aseveró el pregonero.

«Los palentinos son esa especie de Cañu del Fontán -una fuente ovetense sobre la que escribió el poeta Luis de Tapia- que enseña a conducirse, sea en el ejercicio de la profesión o en la actividad más insignificante, con esa discreción castellana tan marca de la casa. Y lo bonito es que lo hacen, no con la hostilidad de quien rechaza de plano todo lo que no se acomoda a un guion preestablecido, sino del único modo en que aquello que se enseña es capaz de dejar una impronta permanente en quien recibe la lección: con el ejemplo», sostuvo Ignacio Bordiú.

«Humildad -continuó el pregonero-, que forma parte de algo mucho más sencillo y, al tiempo, verdaderamente complejo, que se traduce en contemplar la vida desde la normalidad. Los palentinos que yo conozco y a los que quiero son, por encima de todo, gente normal, lo que, lejos de significar indiferencia o tibieza, es, para mí, el elogio más sentido que hoy os pueda dedicar». 

Para Bordiú García-Ovies, esa «normalidad» es «desempeñarse en lo cotidiano sin estridencias, facilitar la vida a aquellos con quienes se comparte, aunque sea en mínimos espacios de convivencia y, en definitiva, ejercer todos estos papeles sin la pretensión de estar abordando una tarea extraordinaria, aun cuando, muy a menudo, sí lo sea».

«Nadie puede decir que el carácter del palentino es cerrado. No he encontrado nunca, en ningún otro lugar, una forma de acoger como la vuestra. Es, justamente, esa normalidad, la que os lleva a recibir sin cuestionar, sin reservas, sin concebir que en ese gesto tan ordinario provocáis en quien llega a la ciudad un efecto inusual: sentirse en casa», alabó el pregonero literario de esas ferias y fiestas de San Antolín.

«No se limita el palentino a aceptar que quien llega de fuera pase a formar parte de su propio entorno, sino que en un paso más, ya en el colmo de la generosidad, muestra un interés inusual por el entorno del que llega», continuó Bordiú García-Ovies, una forma de ser que le ha convencido, y así lo confesó, de ser ya, para siempre, un palentino más.

«No me preocupa lo más mínimo que existan otras ciudades más grandes que Palencia, más populosas, más famosas, con mejor prensa. No me importa, porque, cada vez que alguien me pregunte por esta ciudad, la defenderé, con brillo en los ojos, como la mía y, por lo tanto, como la mejor», sentenció.

«Soy consciente -continuó el pregonero literario de estos sanantolines- de que La Traserilla, probablemente, no será nunca el restaurante del mundo con más Estrellas Michelín, pero han sido sus mesas y sus fogones, y especialmente su familia, los que me han procurado un hogar alrededor del cual construir amistades. También albergo dudas sobre si el Palencia Cristo Atlético ganará alguna vez la Copa de Europa y, sin embargo, no cambiaría el Bernabéu por compartir con amigos un partido en la Nueva Balastera. Es lo nuestro y es nuestra obligación defenderlo con pasión».

nuevas raíces. «Mi gran premio, la recompensa de todos estos años, es sentir que esas raíces se han ido desarrollando en toda su intensidad en esta tierra de acogida. (...) Vosotros, palentinos, con vuestro cariño generoso y exagerado, habéis conseguido que al mirar Palencia vea un punto de referencia y que, cada vez que regreso, sienta que lo hago a mi casa», remató Bordiú García-Ovies, que aseguró que ese arraigo se lo ha trasladado también a su familia y amigos y «ya sienten Palencia como algo suyo».

Un sentimiento, ese palentinismo, que el pregonero quiso ensalzar para finalizar su pregón. «Seamos valientes para proclamar, dentro y fuera, que el amor por Palencia está, incluso, por encima de los justos motivos que existen para hacerlo. Yo me comprometo a defender esta tierra, allí donde en cada momento me toque vivir, con la misma pasión irracional con que lo he hecho siempre con lo mío, con orgullo profundo de pertenencia y agradecimiento intenso por tanto recibido».

Ignacio Bordiú García-Ovies engrosó ayer la lista de pregoneros literarios de los sanantolines pero, y eso fue lo más importante y lo que quiso evidenciar con su proclama, agigantó la nómina de quienes sienten esta tierra como suya y están dispuestos a defenderla allá donde vayan.