La alegría de recibir a Jesús a lomos de La Borriquilla

César Ceinos
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La ciudad, en una procesión única y muy participativa, rememora con palmas y ramos la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén antes de ser condenado por Poncio Pilatos, sufrir el calvario y morir el Viernes Santo en la cruz

Los cofrades de las nueve hermandades penitenciales de Palencia, esperando en la plaza de la Inmaculada la salida de La Borriquilla por la puerta del Obispo de la catedral. - Foto: Óscar Navarro

La procesión de La Borriquilla siempre tiene algo especial. Es un momento único de la Semana Santa. La alegría y la felicidad toman el protagonismo en unas fechas en las que se conmemora la Muerte de Cristo. Todo cambia por unas horas. Los cofrades palentinos, que portan las características palmas del Domingo de Ramos (previamente bendecidas), desfilan sin capirotes por el centro de la capital y el acto central de la mañana es la aclamación al Señor en la plaza Mayor, que recuerda a la que recibió Jesús cuando entró de manera triunfal en Jerusalén antes de ser condenado por Poncio Pilatos, de sufrir el calvario y de morir en la cruz el Viernes Santo, según narran las sagradas escrituras. 

La marcha, cuyo nombre oficial es La entrada de Jesús en Jerusalén,  es conocida popularmente en prácticamente toda España como La Borriquilla por el animal en el que va montado Jesús. En el caso de Palencia, la talla que procesiona lleva la firma del imaginero Víctor de los Ríos y data de 1956. Oficialmente se denomina Entrada de Jesús enJerusalén, pero los palentinos utilizaron también al burro para rebautizarla. Únicamente sale el Domingo de Ramos, pero lo hace bien acompañada, tanto por los hermanos de las cofradías como por vecinos y visitantes que salen a la calle para recibirla. En la jornada de ayer, como era de esperar, el tiempo permitió que hubiera procesión y la gran novedad de este año fue la presencia de medio centenar de escolares del tercer curso de Educación Primaria de los centros Santo Ángel, Divino Maestro, Nuestra Señora de la Providencia, Filipenses, Santa Clara y Santo Domingo de Guzmán, entre otros. Los objetivos de esta invitación eran, por un lado, recuperar una costumbre que se realizaba en el pasado y, por otro, hacer que esta cita fuera «aún más la de los niños». Algunos jóvenes estudiantes nunca habían participado en un desfile de Semana Santa.En cambio, para otros fue más fácil. Ya sabían lo que era ir en procesión y, de hecho, fueron vestidos de cofrade. No obstante, todos esperaron impacientes a que La Borriquilla saliera de la seo por la puerta del Obispo para que comenzara la principal procesión matutina, que estuvo organizada por la real cofradía penitencial del Santo Sepulcro, archicofradía de las Cinco Llagas de SanFrancisco y cofradía de San Juan Bautista.

Mientras se celebraba la misa en el primer templo de la diócesis, la plaza de la Inmaculada se fue llenando de público. Las primeras personas que hicieron acto de presencia tuvieron la oportunidad de sentarse en las gradas portátiles habilitadas para la ocasión y disfrutar de una manera más cómoda de los primeros metros de la talla de Víctor de los Ríos por la calle, aunque la mayoría lo tuvo que hacer de pie. Por su parte, los hermanos de las cofradías, con sus estandartes y banderas, se fueron colocando por filas en la zona central de la plaza. Aquellas organizaciones que cuentan con banda también llevaron a sus músicos y, en algunos casos, las mujeres que así lo quisieron asistieron con mantilla blanca. Era un día de gala y el uso de esta tradicional prenda lo refrendó.

El sentimiento de alegría se hizo patente cuando salío La Borriquilla. La expectación era máxima y no solo entre los fotógrafos que esperaban cámara en mano a que se abriera la catedral para sacar la mejor instantánea y presentarla a los concursos de fotografía de Semana Santa de Palencia (uno de ellos, Momentos de Pasión, organizado por Diario Palentino y el Ayuntamiento de la capital). Los asistentes batieron sus palmas y sus ramos al unísono y se escuchó un sonido muy singular que sirvió para iniciar una procesión con mucha participación. Los organizadores fueron los encargados de abrir, con una de sus banderas, el recorrido, aunque el grueso, como manda el protocolo por ser los responsables de este acto, se colocó detrás del paso. Entre medias figuraron los integrantes de las otras ocho cofradías penitenciales de la capital: Cristo de la Misericordia, Jesús de la Sentencia, Virgen de la Piedad, Jesús de Medinaceli, Jesús Crucificado, Jesús Nazareno, Nuestra Señora de la Soledad y Vera Cruz. 

Tampoco faltó representación de las autoridades religiosas y civiles, entre las que se encontraban el alcalde de Palencia, Mario Simón; la presidenta de laDiputación, Ángeles Armisén, y el consejero de Economía y Hacienda de la Junta de Castilla y León, Carlos Fernández Carriedo. Además, a los tambores y cornetas se sumó la participación de la banda municipal. Fue una de las encargadas de que la música se escuchara por el centro durante buena parte de la mañana.

PLAZA MAYOR. Más de dos horas después de salir de la catedral, la procesión llegó al epicentro de la ciudad. Allí se celebró el acto de la entrada triunfal, donde los cofrades volvieron a batir sus palmas mientras La Borriquilla rodeaba la estatua en honor a Alonso Berruguete. Posteriormente, el abad de la cofradía del Santo Sepulcro, David Pérez, se dirigió a los asistentes recordando a Santa Teresa de Jesús, cuando dijo que los palentinos son «de la mejor masa y nobleza que yo he visto». La intervención del joven Marcos Rejón y las últimas palabras de Pérez, deseando feliz Semana Santa a los asistentes, dieron por concluida la procesión.