El médico de familia, un papel clave para combatir el cáncer

Alba Míguez (ICAL)
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«Desgraciadamente, la gente no acude al médico todo lo que debería», asegura la doctora Mariluz Hermoso. Patricia Nieto, de la AECC, resalta los avances logrados

El médico de familia, un papel clave para combatir el cáncer - Foto: BRAGIMO ICAL

La lucha contra el cáncer empieza desde el momento en el que el paciente detecta algún síntoma que pueda hacer sospechar. Es ahí, donde el médico de Atención Primaria juega un papel fundamental. Él es el encargado de escuchar cualquier señal de alarma y activar todo un protocolo entorno al paciente para confirmar o, en el mejor de los casos, descartar la enfermedad. «El médico de familia es el primero en darse cuenta de que algo está pasando y está en continuo y diario contacto con el paciente», explica Mariluz Hermoso, médico de Atención Primaria. Ella ha sido  una de las ponentes del IV Congreso autonómico para pacientes con cáncer y familiares que se ha celebrado estos días en Palencia.

Hermoso destaca que, muchas veces, son los propios pacientes los que se acercan a su consulta en busca de respuestas «porque notan que algo raro les está pasando». El médico de Atención Primaria es el encargado de tranquilizarlos y derivarlos al especialista. «Desgraciadamente la gente no acude al médico todo lo que debería y es la única manera de detectar la enfermedad a tiempo», señala.

Los cribados que realiza la Administración como, por ejemplo, la prueba de sangre oculta en heces, las citologías o las mamografías permiten una detección precoz, pero solo un 30 por ciento de las personas que reciben la carta acuden a su cita. «El índice de concienciación, especialmente entre los hombres, es todavía muy bajo. Las mujeres sí suelen acudir. Tienen una mayor tendencia a cuidar de su cuerpo».

Una vez detectada la enfermedad, el médico de Atención Primaria pasa a convertirse en uno de los principales apoyos del enfermo a nivel psicológico. «El cáncer es un camino largo y penoso. Una lucha en la que hay que librar numerosas batallas antes de conseguir ganar la guerra. Hay muchas que se ganan pero hay otras muchas que se pierden y es ahí cuando el médico debe estar al lado del paciente para recordarle que hay que seguir adelante y no rendirse». Incluso cuando la enfermedad alcanza una fase terminal, sigue al lado del enfermo en esos últimos momentos a través de la unidad de paliativos.

La fortaleza mental ayuda a ser optimista y afrontar una situación para la que nadie está preparado y por eso, desde la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) ofrecen terapias y apoyo psicológico en todas las fases de la enfermedad pero su ayuda va más allá. La asociación costea los gastos de una familia que se tiene que trasladar para que el enfermo reciba el tratamiento oncológico en otra ciudad además de gestionar un sistema de préstamos de bastones, sillas de ruedas o camas articuladas entre otras cosas.

La AECC tiene un objetivo muy claro: conseguir una supervivencia superior al 70% en 2030 y, para ello, es necesario fomentar la investigación. «Es una inversión en salud y calidad de vida» destaca Patricia Nieto, directora de Proyectos en la Fundación científica de la AECC y ponente también de este congreso regional. Su prioridad es que la investigación se centre en aquellos cánceres menos extendidos pero que son igual de letales.

«El cáncer de mama es el gran conocido pero tiene un altísimo índice de curación. En el otro lado de la moneda están tumores como el de hígado, pulmón o páncreas que todavía hoy, tienen una supervivencia menor al 30% y hay que ir a por ellos», insiste Nieto que considera necesario investigar cada tipo de cáncer por separado y «todo lo que sea necesario» para ayudar a quien lo sufre y para ello, la AECC destinará diez millones de euros. Su aportación crece año tras año y es gracias, en parte, a los donativos. «Cada vez que sacamos una hucha y la gente echa una moneda puede parecer poca cosa pero hace mucho».