Si es usted aficionado al cine a buen seguro recordará más de una escena de Hollywood con la archiconocida cuenta atrás que emplea la NASA en cada uno de sus lanzamientos al espacio. Ese Three, two, one (Tres, dos, uno) se escuchó ayer en el aeródromo de Herrera de Pisuerga, convertido por unas horas en el Cabo Cañaveral palentino a propósito de un proyecto educativo en el que están involucrados la Agencia Espacial Europea, institutos de todo el país y, en el caso de Palencia, también el Centro de Recursos y Formación del Profesorado en Tecnologías de la Información y la Comunicación.

En la ciudad norteña se dieron cita alumnos de seis institutos de  Castilla y León, convertidos en expertos ingenieros aereoespaciales a la hora de construir pequeños satélites del tamaño de una lata de refresco en cuyo interior se disponía una serie de sensores en los que se podían medir parámetros tales como la altitud, la presión, la temperatura, la altura, la trayectoria, los gases existentes, el agua o la posición. Niveles que analizaron mientras estos descendían en sus paracaídas desde estaciones dispuestas para la ocasión basadas en un ordenador y una antena, también construida por ellos mismos.

Este lanzamiento es el culmen  de semanas de estudio y trabajo con el que se pretende inculcar a los chavales el gusto por la ciencia, especialmente entre las alumnas. Y es que, como señaló el director general de Innovación y Formación del Profesorado, Luis Domingo González, en la educación hay tres «aspectos fundamentales»: la innovación, la digitalización y el fomento de las materias vinculadas a la ciencia y la tecnología.

El lanzamiento del cohete herrerense está vinculado al proyecto CanSat, una iniciativa de la Agencia Espacial Europea que desafía a estudiantes del viejo continente a construir y lanzar un mini satélite en un cohete que, en el caso de Herrera, voló durante aproximadamente un kilómetro.
De aquí saldrá el proyecto que representará a Castilla y León en la fase nacional y, si hay suerte, llegará a la europea.