Santibáñez de la Peña

Juan Francisco Sanjuán Benito
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San Román de Entrepeñas perdió todo su poderío tras consolidarse la reconquista cristiana en su zona de influencia, pasando a depender del San Zoilo hasta su desaparición en 1835 al ser exclaustrado

Santibáñez de la Peña

La villa de Santibáñez de la Peña se ubica en la comarca de la Peña, entre los ríos Carrión y Pisuerga, junto al límite de la cordillera Cantábrica, a 105 kilómetros de la capital provincial y pertenece al partido judicial de Cervera de Pisuerga. El gentilicio de sus 400 moradores es santibañeses.


El nombre de Santibáñez viene de la unión de los vocablos latinos Sancti y Ioannis (San Juan). En cuanto al apellido de la Peña, probablemente provenga del privilegio que el rey Alfonso X el Sabio concedió en 1255 a los villorrios y lugares de esta comarca: «Por facer bien e merced a los de Sant Roman de Pennas con so alfoz…», sustituyendo el nombre de Entrepeñas por el que se conocía al monasterio de San Román, por Peñas. La villa de Santibáñez nació bajo la protección y auspicios del monasterio de San Román de Entrepeñas, luego de la Peña, cuya advocación de sus religiosas residentes recaía en San Juan Bautista. Hay 31 poblaciones con el nombre de Santibáñez en la geografía española.


El alfoz de las Peñas estaba constituido por 24 poblados, villorrios y lugares de la comarca, y durante siglos fue conocido como el Concejo de los 24 de la Peña. Fue institución comunal que luego quedó en Ayuntamiento de Respenda, con sólo 22 de los 24 pueblos; en 1934 se desgajó el Ayuntamiento de Santibáñez con 15 de ellos, de los que hoy sólo quedan 13, que son los siguientes: Aviñante de la Peña, Cornón de la Peña, Las Heras de la Peña, Pino de Viduerna, Tarilonte de la Peña, Velilla de Tarilonte, Viduerna de la Peña, Villafría de la Peña, Villalbeto de la Peña, Villanueva de Arriba, Villaoliva de la Peña y Villaverde de la Peña. Todas ellas son pedanías enclavadas en la comarca palentina de la Peña. Las otros dos, Muñeca e Intorcisa, se incorporaron a Guardo.


Recientemente se han encontrado en la Loma de Santibáñez vestigios de un castro celta bien conservado, donde se calcula que moraba una población de unos 3.000 habitantes. Por aquí pasaron los romanos que dejaron su huella en restos de edificaciones de campamentos militares con topónimos como el de castrum entre las actuales villas de Cervera y Guardo. Historiadores modernos coinciden en señalar que por el término municipal de Santibáñez de la Peña pasaba la Vía Romana II; ruta que muchos siglos después sería una de las vías utilizadas por las huestes de los reyes cristianos que iniciaron la reconquista, a pesar de los grandes inconvenientes que tenía la cordillera Cantábrica, en especial los Picos de Europa. 


También atravesaría el término municipal de Santibáñez de la Peña la más antigua y más larga de las rutas jacobeas durante las primeras peregrinaciones a Santiago de Compostela en el siglo IX. Lo que nos lleva a la conclusión de que el actual camino, no es el camino primigenio y espontáneo, sino que fue reconducido ex profeso por motivos religiosos, comerciales y de utilidad bélica por parte de las coronas sobre cuyos territorios pasaba. Aymerico Picaud, clérigo de Poitou (Francia), que acompañó al papa Calixto II en su peregrinación a Compostela en los primeros años del siglo XII, recopiló toda la información del camino a Compostela en el llamado Códice Calixtino que se conserva en la catedral de Santiago. 


reconquista. Durante la dominación musulmana, esta ejercía desde sus puntos estratégicos al sur, una constante e intensa presión bélica en forma de incursiones –razzias- sobre estas tierras que ocasionaban fuertes trastornos económicos y todo tipo de dificultades sociales a la población, que luego la historia lo registró como Terror Sarraceno. Debemos resaltar que la reconquista de estos territorios se llevó a cabo durante los siglos VIII al XI, y que a medida que se ganaba terreno a los moros, se reconstruían y repoblaban los viejos núcleos poblacionales, se fundaban y erigían monasterios e iglesias, construcciones con simbología y credo cristiano, a la vez que se levantaban castillos, torreones y cercas que defendían a los nuevos pobladores, sus moradas y haciendas.


En Santibáñez también se levantó una fortaleza denominado Castillo de San Román de Entrepeñas, cuya tenencia pertenecía al condado de Saldaña, condes que hicieron de esta fortaleza el punto de encuentro para señores del más variado pelaje, incluidas las máximas jerarquías de Castilla. Sobre la mitad del siglo X, el entonces priorato de Santibáñez de Entrepeñas llevó a cabo obras de rehabilitación de la fábrica e interiores del monasterio de San Román de Entrepeñas, bajo la protección de  Diego Muñoz y su esposa Tegridia, condes de Saldaña, institución monástica que al estar en comunicación con los grandes centros de renovación eclesial, pronto aceptó la reforma de Cluny aparecida en el año 910, que poco a poco fue convirtiendo a la institución monacal en un centro de poder religioso y económico de primer orden, con importantes posesiones dentro y fuera de la comarca, -un total de 32 iglesias de la comarca y algunas de fuera de ella eran tributarias del monasterio-, lo que suponían percibir rentas, diezmos y vasallajes, que le permitía realizar compras y permutas que incrementaban su ya rico patrimonio, según documentos depositados en el Archivo Histórico Nacional en Madrid. 


El principal objetivo de la existencia del monasterio era el fomento y amparo a los nuevos asentamientos de repobladores en la comarca, acciones que se vieron fortalecidas por el decidido apoyo, protección y generosidad de los condados de Saldaña, Carrión, y Liébana. Con el avance de la reconquista, las zonas fronterizas de razzias con saqueos y muertes, se desplazaron hacia el sur, lo que supuso una extraordinaria merma de poder e influencia al monasterio de San Román de Santibáñez de Entrepeñas, hasta el extremo tal, que pasó a depender del monasterio de San Zoilo de Carrión, dependencia que se prolongó con pertinaz decadencia hasta que en 1835, la Desamortización de Mendizábal exclaustró la pequeña comunidad religiosa que aún moraba allí. Del magnífico edificio, hoy sólo queda la torre en franco deterioro, principal símbolo de identidad del escudo de la villa.


Toda esta comarca renació a finales del siglo XIX con la aparición del Ferrocarril de la Robla, que unido a la transformación de los viejos Caminos Reales en carreteras transitables realizado por entonces, avivaron la explotación minera, que se convertiría en la mayor fuente de empleo y riqueza de la zona, a la vez que la agricultura y la ganadería perdían el papel preponderante que había disfrutado hasta entonces, apareciendo a continuación una gran proliferación de pequeñas industrias y negocios de carácter familiar, lo que supuso un extraordinario empujón en la evolución económica y social de este territorio. 


lugares de interés. Entre los lugares de interés de Santibáñez, destacan el castro de La Loma con restos de murallas, fosos y campamentos romanos; el santuario de la Virgen del Brezo; los restos de la torre del antiguo monasterio de San Román de Entrepeñas del siglo X y las iglesias de las 13 pedanías pertenecientes al municipio.