"Con la marca queremos decir que hay miel de calidad y de km0"

César Ceinos
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Palencia Miel de Mieles ya está registrada en la Oficina de Patentes. Ahora, el objetivo de la Asociación Palentina de Apicultores, entidad que preside Julián Caballero, es que la etiqueta llegue a los puntos de venta antes de 2024

"Con la marca queremos decir que hay miel de calidad y de km0" - Foto: Óscar Navarro

La Asociación Palentina de Apicultores (APA) ya tiene registrada la marca Palencia Miel de Mieles, el indicativo con el que pretende distinguir el producto de calidad elaborado al 100% en la provincia. La entidad, encabezada por Julián Caballero Palacios (San Andrés de la Regla, Villota del Páramo, 1964) desde 2018 y compuesta por unos 230 socios, presentó la solicitud el 31 de octubre del año pasado y la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEMP), un organismo adscrito al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, respondió favorablemente el 25 de julio. El registro quedó otorgado por diez años, pero podrá renovarse de manera indefinida por décadas. El primer paso ya está dado, pero todavía faltan otros para que el marchamo se vea en las estanterías de tiendas y supermercados.

El máximo responsable de APA es apicultor desde hace unos veinte años, cuando conoció, «casi de rebote», este sector de la ganadería a través de un compañero. «En el momento que te pica la primera abeja, o te marchas o te enganchas. A mí me enganchó, al igual que le está pasando a mucha gente en estos momentos. Este mundo es apasionante», admite Caballero, quien dirige una pequeña explotación con una veintena de colmenas, aunque también ayuda a otros colegas a administrar las suyas.

Palencia Miel de Mieles pertenece a APA. ¿Podría explicar a que se dedica esta organización?

Es una entidad creada hace cincuenta años. Fue la primera de este tipo que se creó en la provincia y dispone de servicios en común para los socios, como la compra de productos y tratamientos o la contratación de seguros. Si no llega a ser por la asociación, sería muy difícil que una persona sola pudiera acceder a ellos.

Además, APA viene a ser como un punto de encuentro para los palentinos que están dentro de este mundo. A ella suele acudir la gente que quiere iniciarse y formarse. A partir de ahí, hay apicultores que acaban haciéndose profesionales, que según la ley son aquellos que tienen más de 150 colmenas. Los no profesionales son aquellos que no llegan a esa cifra y también existe una categoría donde se encuadra a los que producen únicamente para autoconsumo, que son los que tienen menos de 14 colmenas.

¿Qué tamaño suelen tener las explotaciones asentadas en la provincia palentina?

La media puede rondar las 50 colmenas por apicultor. El número de profesionales llegará a la treintena, pero también hay aficionados que disponen de un número reducido.

Entre las funciones que desempeña APA destaca la formación. ¿Qué actividades llevan a cabo para que un apicultor adquiera aptitudes?

El año pasado hicimos cuatro o cinco cursos. En este momento se está desarrollando uno y se ha pedido a la Junta de Castilla y León otros ocho. Los temas son variados e incluyen desde la iniciación a la apicultura a la cría de abejas reinas. Otras cuestiones que se tratan en estas actividades son la profesionalización y los diferentes productos que se extraen de las colmenas, ya que no solo dan miel. También se extrae jalea real, polen, propóleo, cera e, incluso, apitosina, que es el veneno.

¿Y cuál será el siguiente paso que va a dar APA con la nueva marca que patentó?

Próximamente se creará una gestora de la marca para trabajar exclusivamente en ella. A partir de ahí, la miel del apicultor palentino cuyas colmenas estén todo el año en la provincia podremos defenderla como un producto de calidad.

¿Qué valores quieren que represente Palencia Miel de Mieles?

Ya sabemos que las mieles de la provincia son extraordinarias. En la actualidad, en el campus de La Yutera están caracterizando todas las existentes en tierras palentinas. Es un estudio de dos años. De ahí sacaremos las propiedades que nos distinguirán de las de otros lugares, aunque sabemos que es un buen lugar para este trabajo porque vienen más colmenas de fuera que las que están todo el año aquí. Con la nueva marca queremos poner en valor la calidad de las mieles de aquí. Además, todavía tenemos que buscar todos los detalles que sean exclusivamente nuestros y que queramos potenciar.

¿Tienen ya planificada la normativa de la marca?

Sí, existe un reglamento. Para pedir la aprobación de la marca hay que presentar uno. La principal norma, como ya he dicho, es que las colmenas tengan que estar en Palencia los 365 días del año. Las de los trashumantes no podrán formar parte de ella. No vamos a decir que sea peor miel, pero no podemos tener la certeza de que hayan estado aquí siempre. Además, como ocurre con el vino, en función de los kilos que se extraigan en cada campaña se dará un número de etiquetas. Estás serán numeradas y se llevará un control de las mismas.

¿Cuándo estará la marca a disposición de los clientes?

Antes de que termine el año tendría que estar funcionando. Los establecimientos tendrán un cartel promocional que indique que se venden productos de Palencia, Miel de Mieles. Además, queremos potenciarla y decir a los palentinos que existen artículos de primera calidad que son de kilómetro cero. No obstante, estamos hablando también con la Cámara de Comercio con la intención de exportar. No es lo mismo llegar a Francia que a Arabia Saudí.

Defiende que Palencia es un lugar idóneo para las explotaciones apícolas. ¿Por qué?

Se trata de una provincia estrecha y larga donde hay una gran variedad. Desde las mieles del Cerrato, como las de tomillo, que son extraordinarias, hasta las de peña Tremaya, donde hay de brezo, calluna y roble. Por otro lado, entre medias, también hay mucha miel de lavanda, por poner algún ejemplo más. Además, el clima suele ser favorable. Hay poca humedad. En cambio, no podría destacar ninguna zona en concreto. Son todas distintas. Lo importante es que sean naturales y de calidad. Después, el consumidor será el que elija según sus gustos. Con la miel pasa lo mismo que con el queso, hay diferentes texturas y sabores y a alguno le gustarán más unas que otras, como quien prefiere el curado al semicurado, por  poner un ejemplo.

¿Se nota la presencia de la vespa velutina en la provincia?

En esta zona se han visto nidos de avispas, pero, por suerte, de momento, no se ha establecido como en otros lugares. Desgraciadamente, las esperamos, porque hay sitios con climas similares al nuestro donde ya llegaron.

ç¿Cuál es su mayor enemigo en la actualidad?

La varroa. Es un ácaro que debilita las colmenas. Por otro lado, al sur de Saldaña, la presión del abejaruco es brutal. Está haciendo grandes destrozos.

¿Beneficia al campo que haya explotaciones apícolas?

Sí. El beneficio es brutal porque las abejas polinizan las flores.

Pasemos ahora a hablar de otras cuestiones relacionadas con el sector de la apicultura. ¿Con qué problemas se están encontrando en la actualidad?

El principal problema es la invasión de jarabes y similares del extranjero que se venden como mieles. No tienen nada que ver con lo nuestro. Cualquier persona puede comprobarlo. Verá que al echar agua en una gota de un tarro de Palencia no se disolverá. Esto sí ocurre en las que no lo son. Los productos de mala calidad que no son mieles ponen en riesgo las explotaciones de aquí. Les está machacando a los profesionales.

Durante el desarrollo de la cuarta edición de la Feria Apícola de Castilla y León que organizó APA los días 4 y 5 de febrero comentó a los medios de comunicación que «se vende miel que no es miel y el etiquetado no es claro. Si pone en un tarro que la procedencia es española y, realmente, si solo lo es en un uno, en un cuatro o en un ocho por ciento, no es de España» ¿Cómo podría ponerse fin a esta situación?

El etiquetado claro sería lo correcto. No puede ser que digan que una miel es de España y que realmente solo lo sea el uno por ciento. Si hay cuatro tipos mezclados en el tarro, que aparezca toda su composición en la etiqueta y, si es pura, como la que hacemos en Palencia, que se ponga para contrarrestar todo eso. Está permitido, pero creo que es engañoso. El consumidor no tiene toda la información.

¿Los clientes distinguen una buena miel de la que no lo es?

Es cierto que se está ampliando el conocimiento sobre la miel, pero, al final, lo que vence es el dinero. Y muchos consumidores si ven en un tarro la palabra miel y un precio de 4,50 euros lo compran porque se ajusta a su bolsillo. Hay otros que rehúyen eso, pero la economía manda.

¿Cómo podrían darse cuenta de que están comprando un producto de mala calidad?

La buena miel cristaliza. Si siempre está líquida desconfiaría. No tiene que ser mala, pero desconfiaría. Pero es difícil.  Por ello queremos poner la etiqueta Palencia Miel de Mieles, que será garantía de calidad.

¿Los apicultores están recibiendo ayudas de las administraciones públicas?

Sí, el sector apícola está recibiendo apoyo por parte de la Junta de Castilla y León. Hay ayudas para comprar colmenas y tratamientos, entre otras cuestiones. A los profesionales, incluso, Por otro lado, si la Diputación no nos apoyara para organizar la feria apícola no podría llevarse a cabo. Además, el Ayuntamiento de Palencia colabora con nosotros también. Por último, destaco que estamos dando unos cursos a través de la Escuela de Empresarios que depende de la institución provincial.

¿Qué mejoras demandan a las instituciones?

El campo es de todos, pero estaría bien que la administración regional sepa exactamente en cada momento el lugar exacto de las colmenas trashumantes y su número. No puede ser que solo tengan que decir el monte en el que están cuando este puede llegar a tener 3.500 hectáreas. De esta manera, es imposible controlar las colmenas porque el veterinario puede estar buscando durante mucho tiempo. Hoy en día existen coordenadas que podrían indicarse. En cambio, sabe todo de los colmenares que están fijos en la provincia. Por otro lado, otra cuestión interesante sería que se limiten los colmenares a 50 colmenas. Nadie debería dejar 200 en un mismo punto. Las abejas desplazan a los insectos del lugar y, como ocurre con la caza y la pesca, no todos los años el campo está igual.

La despoblación y el envejecimiento de la provincia, especialmente de los municipios rurales, es un tema del que se ha hablado largo y tendido. ¿El desarrollo de la apicultura facilitaría el asentamiento de personas?

Lo está facilitando ya. La ganadería fija población. O viven en la localidad de la explotación o se tienen que desplazar todos los días a ella. Además, en la actualidad, hay una gran cantidad de mujeres que están dando el paso y se están convirtiendo en apicultoras.

¿Está ganando interés el sector apícola entre los palentinos?

Sí. Entendemos que la feria apícola potencia al sector. Hemos recibido un montón de peticiones para ser socio de APA. Es gente que ve una oportunidad nueva, ya que existen ayudas para empezar.

¿Cuáles serán las próximas actividades que organice APA?

Estamos empezando a trabajar en la feria apícola del año que viene, que tendrá lugar en torno al Día de las Candelas.

¿Y, más allá de la puesta en marcha de la marca Palencia Miel de Mieles,  qué desafíos tiene que afrontar la entidad?

La Junta de Castilla y León impuso una norma que obliga a que todos los apicultores tengamos un veterinario en la explotación y entrará en vigor en diez meses. Estamos trabajando para que sea un servicio en común que ofrezca APA. Entendemos que es una buena norma. Cuanta más sanidad haya en el campo, mejor. Por otro lado, la asociación aspira a comprar una nave. Actualmente estamos de alquiler.

Para terminar, corre el mes de agosto y el calor es considerable en la totalidad de la provincia. ¿Qué tarea llevan a cabo los apicultores en estas fechas?

Los apicultores, en estos momentos, estamos recolectando la miel. Al igual que les ocurre a los agricultores con el cereal, entre la parte septentrional y meridional de la provincia hay una diferencia de aproximadamente un mes a la hora de empezar esta tarea.

Los primeros colegas en el sur empezaron a extraer el producto en junio y en el norte, en julio. Al depender del campo y del agua, las semanas cambian según los años. La recogida concluirá a finales de septiembre o en octubre, aunque esto depende de diversos factores, como el número de colmenas de cada uno. No es lo mismo manejar cincuenta que un millar.

Al tratarse la apicultura de una labor del sector primario, no todos los meses  hacen lo mismo. ¿Cómo se divide el calendario anual de un apicultor?

Pues se extiende casi a lo largo de los 365 días del año. El que quiera tener colmenas y no trabajar lo tiene muy difícil. En invierno se reduce, pero está lo que se llama el trabajo de nave, que consiste en limpiar todo el material, preparar de nuevo los cuadros, fundir la cera para volver a laminarla y ponerla después en las colmenas. En primavera es tiempo de alimentar, estimular y dividir las colmenas. Es un momento clave. 

Nosotros ayudamos a crecer a las abejas y las atendemos sanitariamente, pero para que hagan su trabajo se depende del campo. Durante el verano es el momento de recoger la miel y en otoño es el momento del envasado y la comercialización de los productos. El apicultor hace un poco de todo, es el ganadero, pero también es el comercial.