Graduados sociales, pocos y necesarios

Almudena Álvarez (EFE)
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Andrea Castrillo se ha convertido en la presidenta más joven de España. Su reto es rejuvenecer el órgano colegial, con una edad media de 55 años

La presidenta más joven de un colegio de Graduados Sociales en España, el de Palencia, Andrea Castrillo, posa durante una entrevista a ‘Efe’ - Foto: Almudena Álvarez (Efe)

Andrea Castrillo se ha convertido en la presidenta más joven de un colegio de Graduados Sociales en España, el de Palencia, y destaca la paradoja de una profesión muy desconocida a pesar de ser indispensable en el mundo laboral: «todas las empresas tienen que contratar, despedir o tramitar algo relacionado con la Seguridad Social». 

A sus 27 años, el pasado 2 de noviembre, tomó posesión como presidenta del Colegio de Graduados Sociales de Palencia en sustitución de Ester Urraca, que llevaba en el cargo los últimos 25 años, y se convirtió en la presidenta más joven dentro del Consejo General de Graduados Sociales de España. 

Es un cargo que afronta con mucha ilusión y el reto de dar visibilidad a una profesión con casi cien años de antigüedad que engloba a los profesionales del Derecho y del Trabajo y la Seguridad Social, así como también de los Recursos Humanos.

«Nuestra profesión tiene muchas salidas laborales y mucha empleabilidad pero es una profesión poco conocida», asegura en una entrevista a Efe

Reclamar a la empresa las vacaciones o un despido, solucionar un problema con la nomina, tramitar la pensión, las altas en la Seguridad Social, los permisos de extranjería, acudir al Juzgado de lo Social… «Los graduados sociales estamos muy especializados. Nos hemos formado durante cuatro años en todo lo relacionado con SS, laboral, sindical o recursos humanos»,  explica.

Sin embargo, «que la gente conozca esta profesión es un reto que tenemos todos los colegios profesionales» porque no deja de ser paradójico que siendo una de las profesiones con mayor empleabilidad que hay, y con un gran potencial en un país tan social, apenas tenga visibilidad, lamenta.

Todas las empresas «tienen que contratar, despedir o tramitar algo relacionado con la Seguridad Social. Las grandes, las pequeñas, las de trabajo temporal, los departamentos de recursos humanos, las asociaciones, las fundaciones. Todos recurren a estos profesionales», afirma. 

«Somos expertos tramitando cualquier tipo de ayuda o prestación: hacemos muchísimas cosas», insiste Castrillo mientras reivindica el potencial de esta profesión en el marco político actual, con un gobierno pro social que está continuamente convocando ayudas y cambiando la legislación laboral, aunque esto último obligue a estar en un continuo reciclaje y a la vez suponga muchas oportunidades de trabajo.

EL RETO. Considera que todos los colegios profesionales de graduados sociales de España, exceptuando los más grandes, tienen el mismo reto: dar mayor visibilidad a la profesión. 

«Tenemos que reinventarnos y convertirnos en ese agente que da la mano al ciudadano y al empresario ante la administración pública y que se nos conozca».
Necesitan para ello la complicidad de las administraciones públicas, sobre todo a la autonómica que en su opinión debería generalizar el respaldo que se da en algunas comunidades como Galicia o Valencia. Por ejemplo «con ayudas económicas para tener una ventanilla de consultas abierta a los ciudadanos», apunta. 

Porque, según explica, si «un abogado acompaña a su cliente en el juicio, nosotros lo hacemos a los ciudadanos ante la administración pública», apostilla.

Este desconocimiento de la profesión hace que sean pocos los estudiantes que opten por estos estudios a pesar de tenerlos al alcance en casi todas las provincias y de sus salidas profesionales. Es como el pez que se muerde la cola. «No es una profesión de moda porque somos desconocidos y muy pocos deciden estudiarla porque es desconocida», afirma Andrea Catrillo. 

Ella, por ejemplo, empezó a trabajar a los 22 años, nada más terminar sus estudios. «Hice las practicas en una empresa y allí me quedé», afirma.

La titulación les habilita como expertos en Relaciones Laborales y Recursos Humanos y se puede ejercer como autónomo, trabajar para una empresa o intervenir ante los órganos judiciales de la jurisdicción social junto a abogados y procuradores, aunque «la salida madre» es ejercer como graduado social, señala.

EDAD MEDIA. Además de haber pocos titulados cada año, son aún menos pocos los que deciden colegiarse, por lo que la media de edad en los colegios es muy alta. En el de Palencia hay 51 colegiados y la media es de 55 años. «En diez años la mayoría de los miembros del colegio van a estar jubilados», advierte la presidenta. 

Uno de los problemas radica en que la colegiación es obligatoria solo para acudir a sala y son muy pocos los graduados sociales que optan por dedicarse a acudir a sala. De los 51 colegiados que hay en Palencia, solo tres lo hacen de manera rutinaria.

Este, que puede parecer un problema local, se extrapola a la mayoría de los colegios del territorio nacional, y solo se libran los de las grandes ciudades. «Todos tenemos el mismo problema. La mayor parte de los titulados cuando terminan la carrera no se colegian porque no va a juicio, que es lo que te obliga, porque la gente no contrata a un graduado social para ello, contrata a un abogado laboralista», afirma.

Sin embargo, asegura que «lo ideal sería que todo el mundo se colegiara». No solo por el apoyo que prestan los colegios y su utilidad, sino también por el sentimiento de pertenencia que se fomenta dentro de una profesión, de compañerismo, de unidad.

IMAGEN REJUVENECIDA. Para dar más visibilidad a la profesión y animar a los nuevos titulados a colegiarse, Castrillo se ha propuesto «rejuvenecer» el Colegio de Graduados Sociales de Palencia, darle un aire más joven, hacerlo más atractivo.

Para ello, se ha marcado como retos inmediatos cambiar de sede, ofrecer mucha formación y trabajar de la mano de la universidad para conseguir el doble objetivo de dar visibilidad a la profesión para captar nuevos estudiantes y que esos estudiantes una vez titulados se queden en Palencia.

«Queremos hacer un colegio lo suficientemente atractivo como para que toda la gente que titula en Palencia, se quiera quedar con nosotros, que solo vean ventajas», explica Castrillo.

Como en otras profesiones, la mayor parte de los graduados sociales recién titulados optan por buscar trabajo fuera de provincias como Palencia e irse a grandes ciudades, tales como Madrid o Valladolid para así trabajar en grandes consultoras.

Por otra parte, frente a la enorme desventaja que supone la despoblación en provincias pequeñas como Palencia, asegura que al mismo tiempo hay muchas ventajas para desarrollar en ellas la actividad profesional. 

La más grande entre todas ellas es que la tramitación de cualquier expediente es mucho más ágil y el trato es más cercano, lo que «facilita mucho el trabajo y el servicio al cliente al que representas». Un ejemplo: «tramitar un permiso de trabajo en Madrid puede suponer una demora de seis a doce meses. En Palencia, en un mes tienes resuelto el expediente», concluye la presidenta.