Palencia, tierra de cine reúne a 1.900 espectadores

Rubén Abad
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En esta convocatoria inicial las sesiones cinematográficas han tenido lugar en edificios públicos de Villada, Torquemada y Frómista. La actividad nace de la mano de la Fundación España Habitar

Palencia, tierra de cine reúne a 1.900 espectadores

El vínculo del medio rural palentino con el mundo del celuloide viene de lejos. Concretamente, desde que en la localidad minera de Vallejo de Orbó se inaugurara allá por el año 1912 el cine Ideal     -la primera sala de proyecciones de la provincia- o en el municipio de Ampudia se filmara en 1961 la película El Cid con Charlton Heston y Sofia Loren.

Recuperar la magia y esplendor de aquellos años y devolver a los vecinos de los pueblos la oportunidad de ver una película en pantalla grande décadas después de que el último proyector se apagara para siempre es el objetivo con el que nació el proyecto Palencia, tierra de cine, en el que están implicados la Diputación y la Fundación España Habitar.

La primera edición de esta inciativa cultural toca ahora a su fin con un balance de casi 2.000 espectadores en los tres municipios en los que se puso en marcha esta prueba piloto que se quiere extender a otros rincones de la provincia y al resto de Castilla y León. En concreto, se desarrolló en Villada (1.200 personas), Torquemada (500) y Frómista (160), según los datos aportados a Diario Palentino por la terna de ayuntamientos anfitriones, que pusieron a disposición de sus paisanos espacios de titularidad municipal para las proyecciones que se han llevado a cabo los últimos meses.

El secretario general de la Fundación España Habitar, Javier Sánchez Oliva, defiende que la cultura no solo «arraiga población»en el territorio, sino que se «comparte». «La gente puede disponer en casa de plataformas como Netflix, Amazon Prime Video o Filmin, pero lo que realmente desea es compartir con otros esta experiencia, y con ese espíritu nació el proyecto», señala.

Para ello, se han valido del sistema DCS, que permite la distribución de contenidos cinematográficos de gran calidad a través de la tecnología streaming y de la empresa de distribución A Contracorriente Films, una de las productoras «más importantes» de España, con un fondo que supera el millar de películas. 

«Los alcaldes están encantados, y ahora nosotros estamos recopilando información para para avanzando, construir un proyecto mucho más amplio y llevarlo a otras poblaciones de Palencia y de Castilla y León», añade Sánchez Oliva.

Una página web de gestión y un servidor para programar y proyectar contenidos de forma sencilla son los únicos requerimientos para poner en marcha esta idea revolucionaria que ahorra costes y tiempo, además de facilitar la posibilidad de que cada pueblo programe de forma independiente e, incluso, organice ciclos temáticos en función de gustos, peticiones vecinales, de la época del año o de cualquier otra inquietud.

CONVIVENCIA VECINAL

Este incentivo cultural, tan habitual en el pasado, se había ido perdiendo paulatinamente en los pueblos hasta prácticamente desaparecer a pesar de que contribuye a fijar población, fomenta la convivencia vecinal, estrecha los lazos entre las comunidades rurales y abre las puertas a otras iniciativas de carácter cultural y social.

Palencia, tierra de cine es fruto de un concienzudo trabajo sobre el terreno, pulsando la opinión de los vecinos del territorio sobre sus potencialidades y necesidades. Así, como punto de partida se realizó una encuesta en municipios rurales de menos de 5.000 habitantes de la región ubicados lejos del alfoz para lanzar nuevos proyectos en base a la realidad de cada uno de los territorios.

Fue así donde detectaron que siete de cada diez personas no se quieren abandonar sus pueblos de origen, a los que califican con una notable calidad de vida. A raíz de ahí se puso en marcha un Laboratorio del Pensamiento, a partir del cual se trabajó en distintas alternativas. 

En este contexto nació también, por ejemplo, una propuesta que se ha elevado ya a la Real Academia Española (RAE), a la que se pide que se revisen las connotaciones negativas de vocablos como cateto, pueblerino o rústico.  Estas están ahora en fase de estudio por parte del Instituto de Lexicografía, que estudiará posibles modificaciones de cara a la próxima edición del Diccionario de la Real Academia Española. «Son palabras que se incluyeron en las décadas de 1990 y 2000, y creemos de justicia que se revisen», afirma el secretario general de una fundación que apuesta por la España de interior. Y es que ellos rehúyen de conceptos como España vaciada -«porque hay cosas», dicen- y despoblada, «porque hay gente.