Un hombre de club

Alberto Moreno
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Chema González considera que el del pasado año fue el mejor vestuario que ha tenido en su dilatada carrera deportiva

Un hombre de club - Foto: Alberto Rodrigo (Diario de Burgos)

Chema González es el cuarto y último jugador renovado del Zunder (McGrew definitivamente no lo será), el tercer nacional de los cuatro exigidos. Con sus siete temporadas y 158 partidos, es de todos ellos el que más experiencia tiene en la Liga Endesa. Su renovación por dos años no se debe a que el club no quiera dejar en el camino a uno de sus guerreros, lesionado de gravedad en diciembre de la temida rotura del tendón de aquilles, sino a su implicación, su ejemplo para el vestuario y esa experiencia en la nueva categoría. 

Chema reconoce que más o menos tenía la intuición de que iba a ser renovado. «Por lo que me iba hablando Urko (el director deportivo) durante mi recuperación, por los ánimos que me daba, por sus palabras de que estaban muy contentos con mi trabajo y que de seguir así me iban a renovar, me lo esperaba». La palabras de Gonzalo Ibáñez, que le calificaba de ejemplo para sus compañeros y clave en el ascenso, le emocionaron. «Soy un jugador que intento ayudar al club en todas las facetas, dentro y fuera del campo, que tiene que cargar a un pívot rival para incomodarlo y que anima a un compañero. Pedro (el técnico) y la directiva, me dijeron que me recuperase junto a ellos y era lo que yo quería, ayudar en todo lo posible a los compañeros. Me considero un jugador de equipo y hay muchas formas de ayudar, no exclusivamente en el terreno de juego. ¿Alma de entrenador? No, de eso nada».

Su lesión no es muy común entre los deportistas, pero es grave. Chema Rodríguez, el jugador palentino internacional, campeón mundial de balonmano, la sufrió poco antes de unos Juegos Olímpicos. «Siempre se habla de los cruzados como la más grave, pero esta lo es también. Es de mucho dolor, especialmente cuando empiezas a recuperar la movilidad, a coger fuerza. Es casi como volver a aprender a andar. Es dura la recuperación. Hay que darse cuenta que es el tendón más fuerte que tenemos en el cuerpo, como repiten los fisios». Dicen que tras una operación no se queda igual. «Todo es cuestión de voluntad, de trabajar. El talón ahora es más grueso, más corto, pero es cuestión de adaptarse, me encuentro muy bien».

Tanto, que tuvieron que frenarle en su vuelta a los terrenos de juego. «Tienes tantas ganas de volver, de ayudar a los compañeros, que quieres acelerar el proceso, pero los fisios es cierto que me pararon, me encontraba tan bien que quería volver cuanto antes, pero hay que respetar los plazos y no caer en el error de otras veces. Y más cuando se tiene una edad», afirma.

Justo seis meses después, reaparecía sorprendentemente en el partido ante el Valladolid en la final-four de Burgos. «Pedro (Rivero) me dio unos minutos en el segundo cuarto y luego yo quería jugar más, ayudar al equipo en lo que pudiese en ese momento tan importante, pero entiendo que no lo hiciese más. Nos jugábamos mucho».

Sorprende que en la situación que estaba viviendo, el que diese ánimos a sus compañeros fuese él, cuando estaba más para recibirlos. Prueba de su calidad humana. «También los recibí, y muchos. No sólo cuando sacaron esa camiseta de ánimo en el partido ante el Burgos en la liga regular, sino en cualquier avance de mi lesión. Cada vez que me quitaba una muleta y andaba, se celebraba como un ascenso. La clave de haber subido a la ACB fue el vestuario que teníamos.Puedo decir que nunca había tenido ninguno así. El mejor».

Llega ahora el debut en la Liga Endesa, con una plantilla muy renovada. «Habrá muchos jugadores diferentes y la obligación de los que nos quedamos es hacer de ese vestuario una piña, es clave para lograr la permanencia. La ACB es muy diferente a la Leb Oro, muy complicada.Hay una gran diferencia entre los equipos de arriba y los de abajo, más que en la Leb. Hay dos ligas, digamos, en una: la de los de la Euroliga y el resto. Hay que darse cuenta que nos mediremos equipos con jugadores diferenciales, mejores. Es vital mantener las cosas claras en los partidos importantes».Chema, al igual que Manu, Chumi o Kamba, firma por dos años. Tenía contrato hasta 2024, pero esta segunda temporada estaba supeditada a seguir jugando en Leb Oro, no teniendo validez en ACB. «El firmar por dos años da seguridad, es lo que mi familia buscaba, poder quedarnos en un sitio, llevar a la niña al cole sin cambiar. De joven no me importaba, incluso haber salido al extranjero, pero con familia buscas tranquilidad», afirma.

ConMarco Justo, su nuevo entrenador, todavía no ha tenido la posibilidad de hablar, pero, lógicamente, si se le ha renovado es con el beneplácito del canario. «He hablado con compañeros que lo conocen y por lo que me han dicho coincidimos en muchas formar de ver el baloncesto».