El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha reiterado la posición que explicó nada más conocerse que el Tribunal Constitucional iba a rechazar el recurso de su partido contra la ley del aborto, presentado hace trece años, en la que se afirma que la interrupción voluntaria del embarazo es un derecho de la mujeres. "El aborto es un derecho que tiene la mujer dentro de la ley nacional. Y no voy a cambiar de opinión", ha dicho Feijóo para tratar de zanjar el debate suscitado por su valoración como "correcta" y ajustada a la Constitución, de la Ley Anido que establecía el sistema de plazos que vino a sustituir al de supuestos de la anterior ley del aborto.
Y ambas partes de la frase son relevantes. Primero porque ha pronunciado la palabra que parecía tabú, "derecho", en relación con el aborto, dado que el ideario de su partido no solo no lo reconoce como tal sino que lo niega. Que Feijóo matizara que se trata de un derecho nacional y no "fundamental" de los que se recogen entre los que aparecen en la Convención de los Derechos Humanos es una forma de hacer equilibrios verbales para tratar de aligerar el peso del cambio de posición en el seno del partido y sus consecuencias en el ala más conservadora del PP que no acepta ninguna regulación del aborto.
Y en ese sentido es relevante que también haya dicho que no va a cambiar de opinión. A la vista de la primera reacción que tuvieron a sus palabras de aceptación de la sentencia del TC y de lo que dijeron dos de sus escuderos, Borja Sémper y Cuca Gamarra que matizaron sus palabras, cabía la posibilidad de que Feijóo se desdijera como había ocurrido con el acuerdo alcanzado para renovar el Consejo General del Poder Judicial y que la derecha política y mediática le obligó a romper. Habría sido la segunda ocasión en la que le torcieran el brazo y quedaría demostrada su escasa autonomía para establecer el camino de la moderación.
Los equilibrios verbales de Feijóo tampoco ocultan los equilibrios políticos para evitar que los votos de esos sectores acaben en las arcas de Vox. Para quienes consideran que el PP ha adoptado su ideario a lo ocurrido en el último decenio y que acepta la legalidad de lo que ha sido normal a lo largo de este tiempo bien está lo que bien acaba, aunque queda tiempo para que traslade la nueva posición a los documentos internos del PP.
A Feijóo le queda mucho recorrido para demostrar que sus palabras están escritas en piedra. El PP acaba de votar en contra de la nueva ley del aborto que recoge la supresión de los dos aspectos que modificó el gobierno de Mariano Rajoy, la implantación del plazo de tres días de reflexión que deben pasar la mujeres antes de abortar y que las jóvenes de 16 y 17 años no necesiten contar con la autorización de los padres y debe explicar si nuevamente van a recurrir esta ley, como hará la ultraderecha. Además, Vox ha anunciado la presentación de una proposición no de ley para aplicar en toda España el protocolo del latido fetal que quiso implantar en Castilla y León sobre la que tendrá que posicionarse,
Como en otras leyes en las que se debate sobre los derechos de las mujeres, los árboles no dejan de ver el bosque. Ocurre con la ley del solo sí es sí y con esta nueva ley del aborto que abordan otros aspectos sobre la salud sexual y reproductiva que amplían derechos y libertades para las mujeres.