Montaneros

Fernando Pastor
-

La aparición de otras fuentes de energía hizo que el carbón perdiera importancia y esta práctica decayera tras la década de los 60 del siglo XX

Montaneros

El tercer sábado de septiembre de cada año se venía celebrando en el paraje Valdelafuente, de Cevico Navero, el cocido montanero (con sopas de ajo y torreznos de acompañamiento, además de fruta), una comida popular en homenaje a los montaneros, como se conoce a los carboneros que elaboraban carbón vegetal (de encina) en el monte para luego venderlo principalmente en las fraguas. La pandemia cortó esta tradicional cita, pero se espera retomarla próximamente, habida cuenta de la multitudinaria participación con que contaba. 

Esta celebración del Día del Montanero surgió hace ya varias décadas para homenajear a Máximo Monje y Ángel Rodríguez, considerados los últimos montaneros, y se pretende que sea declarado Fiesta de Interés Regional, como reconocimiento a una labor existente ya solamente en el recuerdo, pero que en su día tuvo una gran importancia.

La fiesta incluye demostraciones a pequeña escala del proceso de obtención del carbón, con la preparación del horno y de la madera, así como testimonio de quienes en su día fueron protagonistas activos de esta práctica, que exponen a los presentes la dureza de este trabajo. También se puede visitar una réplica de una choza como las utilizadas entonces por los montaneros.

MontanerosMontanerosMás de la mitad de los hombres de Cevico Navero y muchos otros de las localidades limítrofes (Antigüedad, Baltanás, etc.) se dedicaban a esta actividad, ya que la calidad de los montes de esta zona del Cerrato lo propiciaba. Y puesto que no era todo el año, lo compaginaban el resto de meses con labores agrícolas (recolección, vendimia, etc.). 

Su trabajo lo iniciaban en mayo, cortando la leña. Con azuelas hacían tajos en las encinas y golpeaban para que saliera la sabia y poder quitar la corteza. Cuando la corteza se secaba, la machacaban con palos, la amontonaban y la tapaban con lonas para evitar que se mojara si llovía, a la espera de llevarla a Palencia a vender para diversas industrias o de que fuesen a recogerla los peleteros de Villarramiel, que la utilizaban para curtir el cuero y el calzado. 

La madera la llevaban a hombros y la apilaban en el lugar en el que construían los hornos (denominados carboneras). Después regresaban al pueblo.

MontanerosMontanerosTras la recolección y la vendimia, volvían a subir al monte para, en los meses de otoño e invierno, elaborar el producto en varios hornos simultáneamente, añadiendo más leña cortada y sin descortezar para obtener carbón de más calidad. 

Para confeccionar el horno hacían un agujero en el suelo y echaban la leña, amontonándola en forma de bóveda de varios metros de alto. Ponían en el centro un palo largo denominado 'perico', sujeto con ramas para que se mantuviera vertical. En el perico apoyaban las capas de leña, alternando la fina y la gruesa, la cubrían con hojarasca para protegerla y después quitaban el perico para que el hueco que dejaba hiciera de chimenea. Hacían brasas con más leña y subidos a una escalera las echaban con palas por la chimenea, para que prendiera la leña de dentro. Recubrían todo de tierra apelmazada para que quedara sellado, salvo unos pequeños agujeros que permitieran entrar el aire justo para que el horno no reventara y para que la leña se cociera, con temperaturas de entre 400 y 700 grados, pero sin hacer llama. Cuando hacía mucho viento protegían los agujeros con ramas, para que no soplara demasiado.

final del proceso. Dos o tres semanas después la leña se había convertido ya en carbón vegetal. Los montaneros sabían cuándo estaba hecho tanto por el color del humo como por lo que veían a través de los pequeños agujeros.

MontanerosMontanerosPor cada cuatro kilos de leña se producía un kilo de producto. Con las ramas finas obtenían cisco para alimentar los braseros, y con los troncos el carbón.

Después de hecho desmontaban los hornos y apagaban bien los rescoldos para evitar incendios. Cribaban el carbón, lo extendían en una superficie previamente limpiada, lo troceaban y lo metían en sacos. Parte lo vendían en el propio monte a quien fuese a recogerlo, otra parte quedaba para el Ayuntamiento como maquila por ser el propietario de los montes, y otra parte lo cargaban en carretas tiradas por mulas o burros para llevarlo a vender por la comarca; o carboneros (no montaneros) lo llevaban en camiones a otros destinos.

La parte de la leña que no se quemaba bien por estar en la parte baja del horno se llamaba tizo. Era separada del resto y vendida a particulares o a carpinteros, o reutilizada para añadirla en el siguiente horno.

MontanerosMontanerosEl trabajo era duro, pues tenían que permanecer varios meses fuera de casa y dormir en el monte para vigilar continuamente el fuego y el proceso: que el fuego se mantuviera en todo el horno (abriendo y tapando los agujeros para reconducirlo por donde fuese necesario), que ni se apagara (echando más brasas si era necesario) ni causara incendios (tapando con tierras las grietas que se pudieran producir, sobre todo por la lluvia) ni creara llama (dejaría la leña hecha ceniza). 

Dormían en chozas que hacían ellos mismos con ramas y tierra que protegía tanto del calor como del frío. Estas chozas disponían de puerta para poder cerrarla, colchones de paja para dormir, chimenea para cocinar y candiles y faroles para alumbrarse. Solían encender varias hogueras alrededor de la choza para estar a salvo de las alimañas del monte.

La aparición de otras fuentes de energía hizo que el carbón perdiera  importancia y esta práctica decayera tras la década de los 60 del siglo XX. 

Montaneros
Montaneros
Antonio Matías, conocido como El Cerela, natural de Cevico Navero pero afincado en Deba (Gipuzkoa), ha escrito un libro con sus recuerdos del pueblo en el que alude a este oficio. En Deba organizó, con gran éxito de público y mediático, una exposición con más de 300 fotografías y un vídeo recreando la vida de los montaneros, elaborando una choza, una corbonera (la encendieron incluso) y la celebración en la distancia del Día del Montanero con su correspondiente comida.