Millones de españoles estamos sobrados de argumentos para caer en el catastrofismo. No porque se haya desvanecido la esperanza de cambio y es difícil que nos quitemos de encima a un gobierno nefasto -apreciación de esos millones de españoles - sino porque los pasos que está dando Sánchez para mantenerse en Moncloa auguran que lo que viene, si es con él, va a ser mucho peor que lo que ya hemos sufrido.
Por otra parte el PP se ha visto obligado a aceptar la coalición con Vox en Aragón y estamos expectantes con Murcia, y al menos esta periodista cree que cualquier acuerdo con Vox es malo para España. Así y todo es asombroso que los votantes del Psoe sigan pensando que es peor pactar con Vox que con Bildu y los independentistas. Sin gustarme Vox ni un pelo por muchas razones, menos me gustan los aliados que busca Sánchez. Es más, me dan miedo, porque Sánchez está dispuesto a ceder a sus exigencias. Un dato que leo en Voz Populi: condonar la deuda de Cataluña, como exigen los independentistas, supone multiplicar por 120 el presupuesto de Sanidad para la atención primaria. Por no mencionar que condonar la deuda catalana significa también reducir sensiblemente la financiación de las restantes comunidades autonómicas.
Sánchez sigue de vacaciones en Marruecos ante la indignación del PP y de parte de sus socios, y deja las negociaciones para la investidura en manos de Bolaños, que no se caracteriza por ser el que mejor defiende los intereses de España. Su sentido de Estado es manifiestamente mejorable. El PP había llegado a un acuerdo en Ceuta con el Psoe de allí, y se lo ha cargado la dirección nacional socialista. No quiere saber nada del "PP de Feijóo". Sí quieren saber, en cambio, del Bildu de Otegi y el Junts de Puigdemont. Lo que indica que tampoco Pedro Sánchez está sobrado de sentido de Estado.
Lo malo, el problema, es que ese hombre sin sentido de Estado puede seguir siendo presidente de gobierno, y entonces sí se cargarán de razón los que andan ya a vueltas con emigrar a Portugal. No siempre por razones fiscales, sino por equilibrio emocional. Prefieren no sufrir in situ las peripecias de un gobernante que depende de quienes pretenden deshacer España y además aprovechan estos días de negociaciones para decirlo así de claro, y en voz alta, para que nadie se llame a engaño. Si no han visto el video grabado por Otegi, búsquenlo en internet.
Si lo conoce Sánchez y sigue empecinado en pactar con Bildu y con Junts, entonces no se podrá llamar catastrofista a los que temblamos ante un futuro con Pedro Sánchez. Por los aliados que busca, y también por las propuestas disparatadas que llegan desde sus propias filas. Abriendo fuego Yolanda Díaz, que quiere que catalanes y vascos puedan expresarse en el Congreso en su propia lengua… La cosa, evidentemente, va de alentar a los independentistas.