Una vida nueva en Paredes

César Ceinos
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Olena, Matvii, Tatyana, Margarita y Makar son cinco de las ucranianos que llegaron a Tierra de Campos para huir de los horrores de los bombardeos y las armas

Olena, Matvii, Makar, Tatyana y Margarita, junto al Ayuntamiento de Paredes de Nava. - Foto: Foto Sol

Paredes de Nava fue uno de los primeros lugares de la provincia que, tras el estallido del conflicto, se puso manos a la obra para ayudar a los ciudadanos ucranianos. Incluso llegó a organizarse un convoy que trajo a un grupo de refugiados a la localidad natal de losBerruguete entre finales de febrero y principios de marzo. La villa fue un lugar de paso para muchas personas que se lanzaron a lo desconocido para huir de las bombas y de las armas.

A días de que se cumpla un año del inicio de la invasión rusa, en la villa paredeña siguen viviendo europeos del este. El alcalde, Luis Calderón, calcula que hay en la actualidad, entre refugiados y nacionales que llegaron anteriormente, en torno a una veintena.Cinco de ellos son Olena Taranovska, Matvii Sharai, Tatyana Kalnytska, Margarita Lantvoit y Makar Lantvoit. Los dos primeros llegaron a Paredes el 3 de marzo; mientras que los tres restantes aterrizaron el 1 de mayo.

Desde que residen en aquí, tratan de integrarse en la sociedad.De hecho, los pequeños están recibiendo la formación pertinente en los centros educativos y los mayores participan en actividades que se organizan en la localidad. Por citar algún ejemplo, Tatyana tomó parte en un concurso de ollas y en otro de paellas. Pero, como es de esperar, en su mente está la patria. «Rezamos para que llegue pronto la paz y podamos abrazar a nuestras familias, zambullirnos en nuestro mar, amanecer en nuestra propia cama y tomar café con viejos amigos», declaran. Pero admiten que con el estallido de la guerra «empezamos a vivir por segunda vez» y«todo empezó de cero».

Asimismo, aseguran que los paredeños «son gente maravillosa» y que «siempre están dispuestos a ayudar con cualquier pregunta» y que ahora llaman hogar a Paredes. «Estos cambios, esta gente, estos atardeceres son ahora nuestros. Por desgracia, desde el momento en el que pierdes tu hogar, dejas tu ciudad y tu país todo se queda en un recuerdo, en nostalgia», declara este grupo de ucranianos que están empadronados en Paredes de Nava.

Por último, reconocen que no piensan mucho en el futuro, puesto que la guerra les enseñó «a no ser previsores y a valorar la vida en el momento». Por otro lado, también narran algunos de los horrores que provocan las guerras, como disparos a todo tipo de vehiculos o asesinatos.

SOLIDARIDAD. La generosidad de los paredeños fue más allá del viaje que hicieron para traer a refugiados. «El Ayuntamiento recogió el sentimiento de solidaridad del municipio. Se reaccionó pronto y estoy orgulloso del pueblo», declara Calderón. El Consistorio cedió una vivienda municipal «desde el primer momento». A ella se sumaron otras casas ofrecidas por vecinos de la localidad para que los ucranianos tuvieran a su disposición un lugar donde vivir.

Por otro lado, el regidor paredeño declara que también aportaron su granito de arena otras asociaciones locales, entidades de la provincia e, incluso, otros pequeños municipios palentinos. En cambio, lamenta que las administraciones superiores a la municipal «no han aportado ninguna ayuda económica oficial».

Coincidiendo con el primer aniversario del inicio de la guerra ruso-ucraniana, el viernes 24 se organizarán en el municipio varias actividades.Entre ellas, una recogida en el colegio de juguetes para niños ucranianos que viven en orfanatos, una alfombra floral en la plaza de España, una misa en colaboración con la parroquia y un concierto de violonchelo a cargo del artista John Fellingham.