Hace semanas que el PP ataca sistemáticamente a Vox con la acusación de que busca sillones más que defender los intereses de los españoles, pero al menos en este punto tiene razón el partido de Feijóo. A los que mandan en Vox lo que les importa son los cargos, aunque lo disfrazan poniendo sobre la mesa propuestas que en la mayoría de los casos son absolutamente descabelladas. Por ilegales, porque no salen las cuentas… o porque son del trazo grueso que caracteriza a las ideas que provienen siempre de los ultras, tanto los de derechas como los de izquierdas.
Le convendría a Abascal y cía aprender algo de sus colegas de la extrema derecha europea: incluso siendo ultras, tienen más sentido común que cualquiera de los que mandan en Vox y han moderado sensiblemente sus posiciones, Así han conseguido un buen número de nuevos votantes, como ocurre con Marine Le Pen y con la italiana Meloni, hoy jefa de gobierno. Por no mencionar que detrás de algunas decisiones inamovibles de Vox, hay intereses oscuros que quizá salgan antes del 7 de septiembre, fecha límite para que haya un presidente del gobierno en Murcia o se convoquen nuevas elecciones.
Es una tragedia que miles de españoles todavía confundan el patriotismo con el patrioterismo, y crean que Vox es el único partido que piensa en España y defiende la identidad española. Qué equivocación. Se ve estos días cómo se las gastan. La dirección oficial se ve sometida a las directrices de quienes trabajan en la sombra como asesores de Abascal, y los dirigentes regionales no pintan nada: los acuerdos a los que llegan con el PP los anulan quienes llegan desde Bambú, la sede nacional, para imponer su criterio. Y, desde luego, como denuncia el PP, les interesa más una vicepresidencia de gobierno que una buena ley que corrija los defectos y carencias de muchas de las que ahora están en vigor. Si para eso hay que votar lo mismo que el PSOE en lugar de abstenerse, pues se vota con el PSOE.
Si quieren coaliciones, vicepresidencias y consejerías, que se apliquen a conseguir más votos de los que hoy tienen. Porque serán tercera o cuarta fuerza, pero es un dato constatable que unos centenares de miles de antiguos votantes de Vox se han pasado al PP. Por algo será.
López Miras se queda de momento sin gobierno, y la siguiente votación se celebrará tras una ronda de consultas de la presidenta del parlamento, que propondrá un nuevo candidato. Será después del 23-J, ya se sabrá entonces si el próximo gobierno será de Sánchez o de Feijóo.
La operación murciana no formará parte de la mejor historia de Vox, aunque ha sido un regalo de Abascal a Feijóo: ante el cara a cara con Feijóo, dejó a Sánchez sin argumentos para acusar al presidente del PP de doblegarse a los intereses de Vox con tal de conseguir el gobierno.