"Es una buena decisión hacer la desescalada por fases"

Ana Martínez (EFE)
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El experto teme que un mal comportamiento de la población en la desescalada conlleve un «rebrote temprano», que ni el sistema sanitario ni los profesionales que trabajan en él podrían soportar

"Es una buena decisión hacer la desescalada por fases" - Foto: XOÁN REY

El doctor Antela es el coordinador de enfermedades infecciosas del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) y conoce al virus que causa la COVID-19 muy de cerca, y no solo como médico. Él contrajo la enfermedad, estuvo muy mal y opina que el pasaporte inmunitario es una «majadería» porque  el mero hecho de tener anticuerpos certifica haber pasado por el contagio, pero no garantiza que en un futuro la persona no vuelva a infectarse por el patógeno causante de esta pandemia. La inmunidad, por lo tanto, opina, no está garantizada.

 

¿Era difícil de prever la elevada transmisibilidad del virus?

 A todos nos cogió por sorpresa. Es entendible que los expertos que tuvieron que tomar decisiones en su momento no acertasen a ver con prontitud las consecuencias que iba a tener esta epidemia  en un primer momento. Dicho esto, me pongo en febrero, lo que sí veíamos a finales de ese mes es que el virus ya había traspasado las fronteras de China, estaba en Europa, y ahí probablemente se debía haber actuado de forma más rápida.

Es decir, considera que se perdió la primera quincena de marzo.

Sí. Es en la que había que haber hecho lo que se hizo después: estado de alarma y confinamiento, claramente la medida que se ha demostrado eficaz para reducir la posibilidad de transmisión. Si se hubiese hecho 15 días antes, el número de casos  y fallecidos habría sido significativamente menor.

¿Y ahora ve rapidez en el proceso de desescalada?

Sí. Y me preocupa. Yo creo que en España se ha tomado una buena decisión haciéndola por fases porque no todo el territorio tiene la misma situación epidemiológica. Veo lógico que los núcleos donde hay mayor incidencia, Madrid o Barcelona, tarden en pasar a la siguiente etapa. Lo veo absolutamente normal desde el punto de vista sanitario, no entro en cuestiones económicas porque no es mi tema ni quiero opinar sobre ello. Pero desde el punto de vista sanitario lo tengo claro: creo que es un acierto. Y me da miedo la presión que están ejerciendo algunas comunidades autónomas para pasar de fase.

 Y la respuesta por parte de la población, ¿le provoca inquietud?

Cuando se pasa a fases menos restrictivas, sí. Hay que recordar que algunas cosas se pueden hacer, pero no todas, y que no hemos eliminado el virus. Un mal comportamiento puede conllevar un rebrote temprano y en este momento ni nuestro sistema sanitario ni sus trabajadores lo soportarían.

Que vaya a haber un rebrote, ¿a su parecer es inevitable?

Sí, porque el nivel de prevalencia en la población general en España es baja y, por lo tanto, si el virus está circulando, sin duda habrá una segunda ola. Lo importante es que, por un lado, no sea tan intensa como la primera y, por otro, que se retrase lo máximo posible para que dé tiempo al sistema sanitario a restablecerse, a restablecer la normalidad, a asumir todo el trabajo que no hemos hecho con otras patologías crónicas durante estos dos meses. Y a restablecer la capacidad de los sanitarios de responder a un nuevo desafío. Lo mejor sería que no ocurriese, pero como parece inevitable, idealmente, mejor que sea después del verano. 

¿Y si es antes?

De ahí el temor a una desescalada desordenada o demasiado rápida. Si es antes puede ser catastrófico, aunque no me guste ser apocalíptico. Quien lo ha vivido siente miedo de que esto ocurra otra vez a lo bestia.