Ucrania intenta desencallar el frente tras 18 meses de combate

Agencias
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Las tropas de Kiev intentan romper el corredor terrestre ruso entre el Donbás y Crimea mientras Putin califica la situación de "estable"

Kiev celebra en el Día de la Independencia mostrando vehículos militares rusos incautados - Foto: CATHAL MCNAUGHTON

El Ejército ucraniano intenta desencallar el frente cuando se cumplen 18 meses de combates con una contraofensiva que tiene como principal objetivo romper el corredor terrestre ruso entre el Donbás y la anexionada península de Crimea.

La operación ucraniana ha tenido que combatir no solo contra el enemigo, sino también contra las críticas de sus aliados occidentales, donde en las últimas semanas han surgido llamamientos para que Kiev renuncie a desocupar sus territorios en favor de un arreglo pacífico.

Mientras, Rusia ha desplegado en el país vecino unos 300.000 hombres, más del doble que cuando lanzó la campaña militar en febrero de 2022, con el fin de mantener el control sobre los territorios anexionados y ampliar sus dominios.

El presidente ruso, Vladímir Putin, mantiene que la situación en el frente es "estable" y que Kiev no ha logrado apenas réditos territoriales en los últimos meses.

Contraofensiva ucraniana

La contraofensiva ucraniana ha permitido a Kiev recuperar desde el comienzo del verano unos 300 kilómetros cuadrados de territorio, especialmente en la región meridional de Zaporiyia.

Al principio, el Ejército ucraniano puso en liza a numerosas unidades motorizadas equipadas con tanques y blindados occidentales Leopard y Bradley, pero ante la feroz resistencia enemiga, ha optado en las últimas semanas por realizar ataques más puntuales.

Esto le ha permitido recuperar varias localidades y acercarse a menos de 80 kilómetros de Melitópol, principal ciudad bajo control ruso en Zaporiyia y la llave para el control del corredor a orillas del mar de Azov.

El principal problema para el avance ucraniano son los campos de minas rusas que cubren decenas de miles de kilómetros cuadrados de territorio en las cuatro regiones anexionadas por Rusia: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia.

"Es muy difícil para nosotros, porque el minado es muy denso", destacó este miércoles el presidente Volodímir Zelenski, quien añadió, no obstante, que "nosotros avanzamos constantemente. Sí, poco a poco, pero vamos en la dirección correcta".

También reconoció que la contraofensiva empezó tarde, lo que dio tiempo a los rusos para fortificar el territorio bajo su control con hasta tres líneas de defensa.

La inteligencia británica considera que la contraofensiva ucraniana está siendo un éxito, mientras la estadounidense citada por la prensa de su país considera que a Kiev no le dará tiempo a llegar a las afueras de Melitópol antes de la llegada del general invierno.

Guerra de desgaste rusa

El ejército ruso ha centrado sus esfuerzos en los últimos meses en resistir las acometidas ucranianas, en propagar que el enemigo no es sólo Ucrania, sino la OTAN, pero también en abrir una brecha en el frente nororiental de la región de Járkov.

El objetivo principal es destruir las posiciones enemigas en torno al bastión de Kupiansk, cuya conquista permitiría a Moscú intentar de nuevo envolver al contingente ucraniano en el corazón del Donbás.

Los partes de guerra del Ministerio de Defensa hablan diariamente de mejora de las posiciones, pero los blogueros militares no exhuman un gran optimismo en lo que se refiere a los éxitos rusos en el campo de batalla.

El ejército ruso apuesta abiertamente por una guerra de desgaste con la confianza de que en Occidente cunda el hartazgo con la incapacidad de Kiev de desocupar los territorios anexionados por el Kremlin.

"A veces miro lo que hace el bando contrario y me da la impresión de que no consideran suyos a sus soldados y los empujan a los campos minados, bajo el fuego de nuestra artillería, se comportan como si estos no fuesen sus conciudadanos", señaló la víspera Putin.

El papel de los drones

Después de martillear durante meses la infraestructura energética ucraniana, Rusia utiliza ahora profusamente los misiles y drones de fabricación iraní Shahed para golpear los arsenales, centros de mando y fábricas de drones aéreos y acuáticos.

La defensa antiaérea ucraniana ha logrado derribar la mayoría de ataques, pero no todos. La aviación rusa se ha ensañado con las terminales de cereal en la costa del mar Negro, especialmente tras abandonar los acuerdos del grano de Estambul.

Algunos de los ataques, sea con drones o con misiles, han alcanzado objetivos civiles. El patrimonio cultural de la histórica ciudad de Odesa ha sido una de las más afectados por la ira rusa, que con misiles golpeó hace unos días un teatro en la ciudad norteña de Chernígov.

Los ucranianos también han recurrido a los drones para atacar la retaguardia rusa, desde Moscú hasta Crimea -el puente la península con la Rusia continental fue alcanzado por segunda vez-, pero también guarniciones y aeródromos militares.

Ucrania pareció sembrar el pánico por unos días entre los moscovitas al atacar en tres ocasiones los rascacielos del corazón financiero de la urbe, la conocida como Moscow City, la última este miércoles.