Un mercadillo como tradición «heredada de padres a hijos»

DP
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La comisión de vendedores defiende la presencia de un menor en un puesto de frutas el pasado domingo y afirma que pensar que «se le fuerza a trabajar es una barbaridad y está fuera de contexto»

Un mercadillo como tradición «heredada de padres a hijos» - Foto: Jesús Sevillano

La comisión de vendedores del mercadillo reivindica que la actividad comercial que desempeñan habitualmente cada semana en el barrio de San Juanillo, el paseo de La Julia recinto ferial de la la capital forma parte de una tradición familiar y cultural que «se hereda de padres a hijos y se lleva haciendo así generación tras generación», enseñando lo antes aprendido en torno a esta forma de vida que llevan a cabo. «De ahí que siempre se vea en los puestos de venta a nuestros hijos, hijas, hermanos o nietos. En definitiva, a nuestros menores acompañados de sus padres, aprendiendo de esta cultura y de una forma de ganarse el sustento de cada día con esfuerzo», según un escrito remitido a DP.

El colectivo de venta ambulante de la capital salió al paso y defendió de esta forma la presencia de un menor en un puesto de frutas durante la venta del pasado domingo en el recinto ferial, situación que desencadenó un altercado que llenó la zona de patrullas policiales ante la atónita mirada de los ciudadanos que realizaban sus compras en ese momento. «Debe quedar claro ante la sociedad palentina que nosotros no forzamos a nuestros hijos a trabajar. Que se pueda llegar a pensar semejante barbaridad está fuera de contexto y es hacernos daño con este tipo de comentarios. Nuestros menores disfrutan y aprenden el negocio del mercadillo juntos con sus mayores, nada más», asegura.

Al respecto, los vendedores ambulantes indican que la vida del mercadillo y la de los feriantes prácticamente es la misma y todo se hace en familia. «Así lo queremos explicar a la sociedad, ya que lo ocurrido el domingo pasado en el mercadillo de Palencia y lo que se ha intentando hacer ver a la gente no tiene nombre y es inconcebible», apuntaron, ya que, en su opinión, existió un exceso de celo en la intervención policial. «¿Es que acaso estaba el chaval en una obra  trabajando o en el campo en temporada de vendimia o picando en una zanja ocho horas diarias? Solo permanecía en el puesto con sus padres y hermanos, disfrutando de la actividad como vienen haciendo siempre nuestros hijos. Así pasan la mañana con sus primos, amigos, tíos y mayores. Dando vueltas por el recinto y también comprándose cosas en los puestos», tal y como explican en  un comunicado.

En opinión del colectivo comercial la presencia del menor en el puesto no debió causar el problema que se generó. «Estaba allí aprendiendo y ayudando a su padre y nuestras familias solo quieren vivir tranquilas y unidas. Sin  más. No quieren ni lujos ni grandes propiedades, solo vivir día a día juntos a los suyos. Pedimos que les dejen vivir», argumentan.

En este sentido, desde la Policía Local la versión ofrecida se centra en que el altercado con los vendedores -que finalmente fue apaciguado por los vendedores de mayor edad mediando con los agentes- se produjo cuando se hizo entrega al titular de un puesto de una citación para que compareciera en Comisaría después de detectar que, «de forma reiterada, hay un menor trabajando en la venta de productos, algo que está totalmente prohibido». 

explicación policial. El máximo responsable de la Policía Local, Juan Manuel González Becerra, explica que «no es la primera vez que se sorprende al menor ejerciendo la venta en un puesto. En el pasado también se ha detectado este comportamiento, incluso cuando el menor estaba en horario escolar, de ahí que se elaborase un informe. Cuando el agente hizo entrega de la citación fue cuando se produjo el incidente», según el mando policial, sin que llegara a produjcirse en el incidente detención o agresión alguna.