Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Sumar como Podemos

07/12/2023

La líder de Sumar y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, va por el camino de cometer los mismos errores que quién fue su mentor, Pablo Iglesias, con su criatura, Podemos. Se ve que la izquierda a la izquierda del PSOE necesita tropezar varias veces en la misma piedra, lo que no garantiza que aprenda de los errores pasados. El partido morado comenzó su declive cuando dejó de ser un movimiento para convertirse en un partido de carácter leninista, en el que el culto al líder ocupaba un lugar central en su propuesta política, y comenzaron las purgas de los disidentes de tal forma que algunos dirigentes de la formación que le acompañaron en sus primeros pasos acabaron marchándose o creando nuevas formaciones políticas con el consiguiente aumento del desencanto con quienes se presentaron como adalides de una nueva política y acabaron creando un partido viejo con todas sus mochilas.

El golpe estratégico de Pedro Sánchez al convocar las elecciones generales tras el varapalo recibido por el PSOE y Unidas Podemos en las elecciones autonómicas y locales, pilló a Yolanda Díaz con su movimiento a medio formar, lo que precipitó su nacimiento y forzó a Podemos a pasar por las horcas caudinas de Sumar pese a las protestas por vulnerar algunas de las ideas fuerza del partido morado, las primarias para elegir candidatos, la proporcionalidad con respecto a otras fuerzas políticas y el mantenimiento del ministerio de Igualdad en manos de Irene Montero. La líder de Sumar no accedió a ninguna de sus peticiones y sembró la semilla de la disidencia desde el día siguiente de las elecciones generales, hasta que se ha producido la ruptura del grupo parlamentario de Sumar y los cinco diputados de Podemos se han pasado al Grupo Mixto, después de una serie de decisiones de la dirigencia de Sumar que han sido consideradas por los morados como gestos de menosprecio en los nombramientos y vetos a su labor política, que les ha llevado a no sentirse vinculados con un apoyo sin condiciones a las decisiones de un gobierno de coalición del que no se sienten parte.

Al despreciar a Podemos, Yolanda Díaz ha puesto en marcha una nueva disgregación de la izquierda que no está en consonancia con el nombre de su movimiento. Cierto que en algunos casos Podemos puede ser una rémora y que tiene un apoyo electoral menguante, pero ahora se convierte en un partido más que tiene el doble gorro de ser un miembro más del bloque de la investidura y a la vez de la oposición con el que el gobierno de coalición tendrá que negociar todas sus iniciativas. No se lo va a poner fácil porque sus cinco escaños son imprescindibles. Tanto el PSOE como Sumar consideran que el voto de Podemos está cautivo y que no va a tumbar un "gobierno progresista". Pero en determinadas condiciones y para determinados asuntos, Podemos puede ser tan inestable como la nitroglicerina.
 

Sumar está en proceso de configuración y no le sobra ninguno de los partidos con los que concurrió a las elecciones del 23-J, tanto para proyecto futuro como para los retos más cercanos, las elecciones vascas y gallegas, en las que se trabaja para que se presente una sola candidatura que incluya a Podemos. Al partido de Pablo Iglesias e Ione Belarra no les fue muy bien en los anteriores comicios autonómicos en esas regiones. En el País Vasco pasó del 15% al 8% y de once a seis representantes, y ya es extraparlamentario en Galicia. Dos candidaturas de izquierda sería un suicidio, pero también serviría para saber cuál es la fuerza actual del partido morado que sufre una cascada de bajas de sus dirigentes autonómicos, a la espera de las elecciones europeas que proporcionará la fotografía de su verdadera dimensión.