Ruesga, un embalse centenario

Rubén Abad
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El pantano cerveran0 entró en funcionamiento en 1923 tras nueve años de obras. Para la presa se emplearon 40.000 metros cúbicos de hormigón

Ruesga, un embalse centenario - Foto: José Luis Medina Gallo

Hace justo ahora un siglo, en 1923, comenzó a prestar servicio el primer gran embalse que se construyó en la cuenca del Duero, el de Ruesga, que toma el nombre de la pequeña localidad cerverana que se sitúa a los pies de esta obra de ingeniería pionera. Hablar, sin embargo, de «gran embalse» para referirse al pantano parece hoy casi una exageración, habida cuenta de que su capacidad de diez hectómetros cúbicos palidece ante el conjunto del sistema Pisuerga del que forma parte, junto a las posteriores construcciones del embalse de La Requejada (1940) y Aguilar de Campoo (1963), cuya capacidad total supera los 315 hectómetros cúbicos. A día de hoy, este sistema resulta fundamental no solo para garantizar la regulación hidráulica del Pisuerga y el abastecimiento de agua a la población, sino también para el riego de cultivos en la zona oriental de la provincia.

Esta infraestructura comenzó a construirse en 1914 y fue en 1923 cuando se inició su explotación, con el fin de garantizar el suministro para el regadío a disponer por el Canal de Castilla. De este modo, se convirtió en la primera presa de titularidad estatal en aparecer en la cuenca del Duero, y lo hizo incluso antes que la propia Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), que es quien gestiona ahora la infraestructura. En el conjunto del sistema del que forma parte, los embalses de Aguilar, Requejada y Cervera permiten el abastecimiento de unos 120.000 habitantes, el riego de más de 52.000 hectáreas en el sistema Pisuerga y en el sistema Bajo Duero o el uso industrial. Además, evitan inundaciones de forma habitual, al laminar las avenidas de los cauces en los que se encuentran, y permiten la regulación para otros usos, como el hidroeléctrico o el recreativo. 

Todo esto garantizando el régimen de caudales ecológicos a pie de cada presa. Esta presa es, por tanto, una infraestructura de importancia «vital» para la comarca de la Montaña Palentina, para la provincia y para toda la cuenca. 

Ruesga, un embalse centenarioRuesga, un embalse centenario - Foto: José Luis Medina Gallo

Además, cabe recordar que se alimenta del río Rivera, afluente del Pisuerga, y posee una presa de 130 metros de largo, con una altura de poco más de 30 sobre el cauce, a los que se añaden otros seis de cimentación. En la construcción, efectuada bajo el proyecto de Francisco Panella Miota, se emplearon unos 40.000 metros cúbicos de hormigón para esta presa de gravedad en planta curva.

«La presa de Cervera debe tener una larga vida por delante, pues las necesidades a satisfacer por las presas en nuestro país y en nuestra cuenca, en el marco del cambio climático, no van a hacer más que aumentar. Es por tanto nuestra obligación invertir en su correcta conservación y atención, de modo que pueda seguir prestando todos sus servicios durante muchos años más», destaca el director técnico de la CHD, Alejandro Barriuso. 

EXPOSICIÓN EN CERVERA

Ruesga, un embalse centenarioRuesga, un embalse centenario

En este contexto, la Casa de los Leones de Cervera de Pisuerga acoge hasta el próximo 10 de septiembre (de 10 a 14 y de 16 a 20 horas, fines de semana incluidos) la exposición Presa de Cervera. Un siglo de historia, que hace un recorrido por la historia de esta infraestructura en el centenario de su puesta en funcionamiento. 

La muestra ha sido organizada por la CHD y el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Castilla y León, con la colaboración del Ayuntamiento y de la Fundación Piedad Isla & Juan Torres. 
La colección consta de diversos paneles y maquetas sobre esta infraestructura, con el objetivo de poner en valor su primer siglo en funcionamiento. Con esta muestra se busca también reconocer las presas como patrimonio histórico de todos y como legado de la ingeniería civil. 

A parte de paneles de la presa de Cervera, incluye también información de la presa de Camporredondo, ya que la primera piedra de ambas se puso el mismo día: el 25 de septiembre de 1914; así como paneles del Canal de Castilla, ya que el principal objetivo de la presa de Cervera fue alimentar dicha infraestructura como canal de riego. 

El proyecto, su construcción, la cronología, así como los planos forman parte de la muestra. 

BELLOS PAISAJES

Para la mayoría de los palentinos, la estampa de este embalse está asociada al Parador Nacional de Fuentes Carrionas, emblemática infraestructura hotelera de la provincia que ofrece al visitante unas magníficas panorámicas de esa zona de la Montaña Palentina, con Peña Almonga y Peña Redonda escoltando la masa de agua del vaso del embalse. 
De hecho, la incorporación de los embalses más modernos y capaces de La Requejada y Aguilar han acentuado el carácter turístico del pantano de Cervera, si bien se mantiene operativo para sus funciones estrictamente hidrológicas. En sus aguas se permiten casi todos los deportes náuticos, excepto la navegación a motor, así como el baño público y otras actividades de ocio, ya que dispone de zonas de servicios y acampada controlada.

Pero Asaja-Palencia quiere aprovechar la celebración del centenario de la entrada en servicio de aquel pequeño embalse para subrayar la importancia que poseen estas grandes infraestructuras hidráulicas no solo para la población en general, sino también para los profesionales agropecuarios y, en especial, para los cultivos de regadío. 

Asimismo, la opa reconoce el coste no solo económico de esas obras emprendidas pensando en el bien común, como el sacrificio que supuso para generaciones anteriores, que perdieron sus raíces, algo que refleja desde su mismo título el reciente libro En memoria de las praderas sumergidas. Historia de los pantanos de Palencia, del ingeniero palentino José Javier Ruiz Monge, un documentado e interesantísimo trabajo para conocer la historia de los embalses de la provincia, tanto de los que se construyeron como de aquellos que se quedaron en mero proyecto.

En esa historia, pese a que su capacidad se viera superada por los pantanos posteriores, el embalse de Cervera-Ruesga puede considerarse un primer hito para la paulatina extensión de los cultivos de regadío en la provincia, que cuenta en la actualidad con unas 66.000 hectáreas entre ambos sistemas (Carrión y Pisuerga). Asaja viene defendiendo que hay que aumentar el almacenamiento de agua mediante nuevos embalses o recreciendo los actuales. Así se han expresado reiteradamente sus dirigentes provinciales y regionales, reclamando cambiar totalmente el rumbo actual del Ministerio para la Transición Ecológica y del organismo de cuenca.

«Viendo cómo el agua es un bien tan necesario no solo para agricultura y la ganadería, sino para la industria y la sociedad en general, se puede tener en verano siempre que se almacene en invierno, porque es lamentable que en pleno siglo XXI se vayan millones y millones de metros cúbicos al mar en invierno cuando se necesitan en verano», afirma a este respecto el presidente regional de Asaja, el palentino Donaciadno Dujo.

En paralelo, desde la organización agraria se viene demandando un plan hidrológico nacional que cambie la actual visión, para aumentar la capacidad de regadío, la producción, el empleo y crear riqueza en el medio rural, aspectos que redundarían en poner freno a la despoblación en ese ámbito. En la última década, Castilla y León ha incorporado cerca de 78.000 hectáreas a la agricultura de regadío, zonas donde la edad media de la población se sitúa por debajo de los 45 años, quince menos que la del sector en general.

La comunidad es la tercera que incorporó más hectáreas en este tiempo (2011-2021), por detrás de Andalucía (+130.000 hectáreas), primera región de España que ha superado el millón de hectáreas de regadío, y de Castilla-La Mancha (+104.000), que supera en superficie de regadío (582.000) a Castilla y León, pese a poseer menos territorio y peor régimen de precipitaciones.