«Llevamos 14 años educando y promoviendo valores de igualdad»

Pablo Torres
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El IESO Tierra de Campos de Paredes de Nava recibirá mañana el Premio Meninas otorgado por el Gobierno. Este reconocimiento está destinado a personas, colectivos o entidades que contribuyen a la prevención y erradicación de la violencia de género

«Llevamos 14 años educando y promoviendo valores de igualdad» - Foto: DP

Ana Isabel Benito lleva más de 23 años al frente de la dirección del instituto Tierra de Campos, en Paredes de Nava. El compromiso del centro con la igualdad y su plan educativo implementado durante todos estos años han sido los motivos que han llevado a la entidad a ser distinguida con la undécima edición del Premio Meninas.

El instituto Tierra de Campos de Paredes de Nava recibe mañana el Premio Meninas con motivo de su labor en cuanto a la educación en igualdad. ¿Cómo intentan transmitir estas enseñanzas en el centro?

En un montón de cosas. Primero, hicimos un plan de formación, ya que debíamos formarnos nosotros para luego poder explicar lo que hay que hacer. Con este aorendizaje, que recibió el nombre de La convivencia en igualdad como prevención de la violencia de género, el claustro del centro se cohesionó perfectamente y quedó implicado con esta problemática en una trayectoria de medio-largo plazo. 

La formación comenzó  hace mucho tiempo. Hacíamos actividades y teníamos responsables en cada una de ellas para valorarlas y hacer propuestas de mejora. Reflexionamos sobre cómo logar una educación en y para la igualdad. 

Las actuaciones de mejora las decidimos hacer como forma inherente a nuestro centro, y recibía el nombre de La igualdad de oportunidades y responsabilidades como reto educativo. Quisimos adquirir un compromiso con las instituciones y en nuestro entorno escolar.

No es tan fácil hacer esto. Se diseña una propuesta global de actuaciones, que estaban organizadas por ejes, y diseñamos el plan de trabajo. Organizarlas implica muchas horas de esfuerzo, muchas tardes sin ir a comer a casa, etc. En todo momento, hemos pretendido que lo que hiciéramos en el centro valiera para fuera. 

¿En qué cuestiones o aprendizajes concretos se materializa este plan?
Los ejes de trabajo son: identificación de las desigualdades, tolerancia cero frente a las violencias, una orientación académico-profesional no sexista, un compromiso en el cuidado, la educación afectivo-sexual y la relación entre masculinidad y violencia. También hemos hecho una propuesta de identidades igualitarias diversas desde la equivalencia existencial. 

¿Cómo se va adaptando este plan a las necesidades actuales?
Sí que sufre actuaciones y modificaciones. Ni la vida ni las prioridades del alumnado adolescente son las mismas ahora que hace 15 años. Se ha vivido un proceso de modernización, como, por ejemplo, con el tema de las redes sociales. 

¿Cómo de importante es la transmisión de estos valores dentro del plan docente?
Hemos implementado varias actuaciones en las asignaturas. Hay que tener en cuenta que, al ser un centro rural, muchos alumnos vienen de fuera y no pueden desplazarse después del horario escolar. Aun así, varios estudiantes de Paredes han trabajado por las tardes con nosotros.

En Lengua, por ejemplo, se han organizado concursos literarios en los que se emulaba escribir cartas a víctimas de violencia de género o poesías y decálogos sobre las actitudes que no se podían permitir; en música, se estudiaban las compositoras; y en física, se ha incidido en el tema de compartir las tareas de limpieza en el laboratorio. Esos son solo algunos de los muchos ejemplos. También se han llevado a cabo representaciones de teatro, actos testimoniales o concursos fotográficos.

¿Desde cuando desarrollan esta estrategia educativa?
El plan de formación comenzó hace mucho. Llevamos 14 años educando y pormoviendo en valores de igualdad entre los alumnos.

¿Han percibido desde el centro mejoras en las actitudes de los estudiantes desde que han implantado esta estrategia?
Sí, por lo menos en el entorno escolar. Fuera de él, no podemos dominar lo que ocurre. 

Los propios alumnos se recriminan si tienen un vocabulario o comportamiento que no procede. No es que llegue a ser violencia, peor sí ofensivo, y ellos mismos se dan cuenta. 

Les hemos enseñado a identificar desigualdades: intuimos el origen, asumimos responsabilidades y proponemos soluciones. Otra cosa que les enseñamos es a no ser pasivos ante estas actitudes, que actúen, denuncien e informen sobre cualquier comportamiento ofensivo hacia la mujer. Estamos favoreciendo la coeducación constantemente. 

¿Cómo de importante ha sido la colaboración con el AMPA?
El AMPA ha sido muy importante. Lo que ocurre es que, muchas veces, ha influido el poco tiempo disponible porque muchos viven fuera. No obstante, su apoyo ha sido fundamental. Han venido varias madres a darnos la enhorabuena por el premio. Además, se ha informado a padres y alumnos de todos los recursos gratuitos que ofrecen las administraciones en esta problemática.

¿Toman este reconocimiento como una motivación a mayores en su compromiso educativo?
Es una sensación tremenda. Cuando me llamaron de la Subdelegación del Gobierno para informarme de que habíamos ganado el premio di un grito de alegría. Algunos compañeros me preguntaron pensando que me había tocado la lotería, y yo les dije que no, que la lotería era cuestión de suerte, pero este premio no. Esto es dedicación, compromiso y muchas horas.