La descomposición del procés

Roger Mateos (EFE)
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La negativa de Pere Aragonès a acudir a la manifestación de la Diada mañana agrava el enfrentamiento en las filas independentistas

Cabecera de la marcha del secesionismo del 11 de septiembre del pasado año por las calles de Barcelona. - Foto: EP

El independentismo llega a la Diada del 11 de septiembre de este año -en vísperas del quinto aniversario del referéndum unilateral del 1-O- en su momento de mayor división, con turbulencias en el Govern y con el presidente catalán, Pere Aragonès, enfrentado a la ANC, pieza esencial del procés.

Estas son algunas de las claves del freno secesionista ante la manifestación de mañana:

Sensación de fractura

El distanciamiento y la desconfianza entre los partidos independentistas -sobre todo ERC- y la ANC se ha agravado en los últimos años, pero nunca se había llegado al extremo de que el president y los consellers de Esquerra decidieran no acudir a la manifestación de la Diada convocada por la entidad soberanista.

El enfoque crítico que la ANC, ahora presidida por Dolors Feliu, ha querido imprimirle a la Diada de mañana ha provocado una fractura con ERC.

La plana mayor de JxCat se ha desmarcado de ERC y sí acudirá, así como la CUP, mientras que la expresidenta del Parlament Carme Forcadell será una de las pocas caras visibles de Esquerra, en contraste con el acto de Òmnium Cultural en Arc de Triomf, donde sí estarán Pere Aragonès y Oriol Junqueras.

Una Coalición en riesgo

El choque ERC-ANC se ha agudizado este verano ante la falta de avances en autodeterminación y amnistía en la mesa de diálogo y la suspensión de Laura Borràs como presidenta del Parlament.

Sectores de JxCat defienden romper la coalición y abandonar el Govern, pero la dirección del partido ha decidido intentar reconducir la crisis y negociar amnistía y autodeterminación con Pedro Sánchez.

Remodelación del Govern

Si ERC y JxCat consiguen firmar la paz antes del debate de política general y alcanzan un compromiso para dar un nuevo impulso a la legislatura se podría pensar en una próxima remodelación del Govern.

Acabe como acabe la negociación, a medio o largo plazo la fragmentación podría ir aún más allá, ya que la ANC prevé la posibilidad de impulsar una «lista cívica, independiente de partidos», que se convertiría en el cuarto espacio del independentismo -además de ERC, JxCat y CUP- y en la que algunos consideran que encajarían perfiles como Demòcrates, la exconsellera Clara Ponsatí o la propia Laura Borràs.

Movilización incierta

El hartazgo de muchos independentistas por la falta de unidad, la sensación de menor conflictividad con el Gobierno gracias a la mesa de diálogo y su último pulso con ERC hacen temer a la ANC una caída de las cifras de participación en la manifestación de la Diada.

La movilización ha ido perdiendo fuelle. En 2019, la Guardia Urbana cifró en 600.000 los asistentes y en 2021, cayeron a 108.000, lejos de los récords previos al 1-O.

Otras alternativas 

La Diada se cerrará con el acto organizado por la Generalitat frente a las cuatro columnas de Puig i Cadafalch, un evento oficial con actuaciones artísticas presidido por Aragonès y al que asistirá el primer secretario del PSC y jefe de la oposición en Cataluña, Salvador Illa.

El PSC participará en las ofrendas florales ante el monumento a Rafael Casanova y en su tumba en Sant Boi de Llobregat (Barcelona), así como en el homenaje a Salvador Allende en la plaza que lleva su nombre, mientras que los comunes, además, estarán representados con Jaume Asens y Gerardo Pisarello en el acto de Òmnium.

El portavoz parlamentario de Vox, Joan Garriga, hablará ante el antiguo Hospital de la Santa Creu, mientras que el líder de Cs en el Parlament, Carlos Carrizosa, lo hará en la Barceloneta y también en esta plaza convocará el líder del PPC, Alejandro Fernández.