Alta tensión dentro y fuera de la sala de vistas

Alberto Abascal
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La Audiencia Provincial dejó ayer visto para sentencia el juicio seguido contra el vecino de la capital, A.J.M., acusado de un delito de abuso sexual en la persona de una menor de 13 años

Alta tensión dentro y fuera de la sala de vistas - Foto: ICAL

La Audiencia Provincial dejó ayer visto para sentencia el juicio seguido contra el vecino de la capital, A.J.M., acusado de un delito de abuso sexual en la persona de una menor de 13 años, hija de la compañera sentimental de su hermano.

El acusado, que solo respondió a preguntas de su abogado defensor, negó las acusaciones, mientras que la víctima y su madre, que testificaron detrás de un biombo colocado en la sala de vistas, se ratificaron en todos los hechos que denunciaron en su día.

Así las cosas, la Fiscalía se mantuvo en sus conclusiones finales para solicitar para el procesado 10 años de prisión, mientras que tanto la acusación particular ejercida por la familia de la menor y la Asociación Clara Campoamor, que ejerce la acción popular, pidieron para el acusado 12 años de cárcel, frente a la absolución que solicitó la defensa. Por lo demás, la vista oral vino precedida por un  amplio despliegue policial tanto dentro del palacio de Justicia como fuera del mismo para evitar cualquier tipo de incidente.

Según el Ministerio Fiscal, los hechos supuestamente ocurrieron durante una celebración con numerosos familiares en la Nochevieja de 2020, concretamente en una casa de campo ubicada en la capital.

La Fiscalía, en su escrito de acusación, mantiene que sobre la 1,30 horas el acusado se fue a dormir a una de las habitaciones de la vivienda en compañía de su esposa y de su hija. Sobre las 5,30 horas la niña se quedó dormida en el sofá-cama ubicado en el comedor principal de la vivienda. Una vez finalizada la celebración, sobre las 7 horas del 1 de enero de 2021 el procesado, «con el ánimo de satisfacer sus deseos sexuales», salió de su habitación y se dirigió al comedor, donde únicamente se encontraba la pequeña, quien permanecía dormida en el sofá-cama. El acusado, siempre según la versión del fiscal, se acercó a ella y, con ánimo libidinoso, la besó en los labios. A continuación, se bajó los pantalones y supuestamente le introdujo el pene en la boca, dejando a la niña «totalmente paralizada por miedo y vergüenza, inmóvil y sin saber cómo reaccionar». Acto seguido, el procesado salió del comedor. 

La Fiscalía mantiene que la perjudicada reclama la indemnización que pudiera corresponderle por los perjuicios sufridos por el daño moral como consecuencia del abuso sexual sufrido. Con este relato de hechos, el fiscal, además de la pena de cárcel solicitada, pide para el procesado la prohibición de aproximarse a la menor.