Disponer de un techo y una lumbre donde poder reunirse de nuevo y que sirva a su vez como punto de encuentro para los vecinos de este pequeño pueblo y también para todas esas personas que desde hace más de una década se han acercado por Tabanera de Cerrato «para compartir la soberanía de la alegría»atraídos por la intensa actividad cultural de la que hace gala la localidad durante todo el año.
Este es el objetivo que se marcaron hace unos meses los integrantes de la Universidad Rural del Cerrato Paulo Freire, el grupo El Naán y la radio comunitaria rural K.Jabalí para poder comprar la antigua Casa del Baile del municipio cerrateño y convertirla en «espacio comunitario y cultural, sala de conciertos y sede de proyectos sociales y artísticos».
Este sueño ha dado sus primeros pasos con una campaña de micromecenazgo a través de la plataforma Goteo.org. Un espacio para la colaboración comunitaria de forma desinteresada en el que el proyecto ha tenido una gran acogida. Así lo demuestran los más de 16.285 euros obtenidos hasta la fecha, el 70 por ciento de los 23.130 euros que necesitan como mínimo a falta todavía de 21 días para poner fin a la campaña de recogida de apoyos económicos.
COWORKING Y MUCHO MÁS
El coste del inmueble, de tres plantas, panera y patio con pozo, ronda los 45.000 euros, a los que habría que sumar una concienzuda reforma para que pueda volver a funcionar. Por tal motivo, gran parte de la recaudación irá destinada a la compra del inmueble y el resto se destinará a la reforma, que llevará su tiempo «porque hay suelos y paredes que han sufrido mucho por el abandono y el paso del tiempo», explica Marta Valdivielso, de la Universidad Rural. De ahí que la idea sea realizar diferentes evento para recaudar más fondos que, igualmente, se destinarían a la rehabilitación de los distintos espacios.
En ellos se repartirán, además de la sede de los tres colectivos hermanados en este proyecto, un espacio de coworking y salas para el resto de actividades culturales y de ocio que se programan en el pueblo. Por el momento, K.Jabalí ya está instalada en lo que otrora fue la antigua tienda-bar, un espacio con mucha personalidad en el que el tiempo parece que se ha parado, de cuyas paredes aún cuelga el últlmo calendario o el cartel de los helados de la época.