Ribas de Campos

Juan Francisco Sanjuán Benito
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La villa observa desde su elevado emplazamiento las distintas corrientes fluviales que bañan y fertilizan las vegas de Tierra de Campos

Ribas de Campos

La villa de Ribas de Campos  se ubica en un altozano de la comarca de Tierra de Campos, desde el que observa las inmensas llanuras de las vegas bañadas por diversos cauces, tanto naturales (los ríos Carrión, Ucieza y otros pequeños arroyos) como artificiales (el Canal de Castilla, la Retención y la acequia de Palencia), que horadan y fertilizan su extensa campiña.  Dista 19 kilómetros de la capital provincial; pertenece al Consorcio de Vegas y Páramos del Camino Real y a la Mancomunidad de Villas del Bajo Carrión y Ucieza. El gentilicio de sus 160 moradores es ribereños. El nombre de la localidad, Ribas, viene del vocablo latino, Ripa, que significa Ribera, lugar al lado de agua. En cuanto a su apellido de Campos, solo indica el lugar de emplazamiento.


En el año 916, el rey Ordoño II de León otorgó el título de conde de Castilla a Fernán Ansúrez, título que le había retirado a Gonzalo Fernández, conde de Lara. El nuevo conde de Castilla fundó en el año 922 el monasterio de Santa Cruz de la Zarza de Ribas de Campos como un lugar para el retiro espiritual y se lo entregó a los comendadores de Santiago. En su poder figuró hasta el año 1176, cuando el rey Alfonso VIII, luego conocido como el de Las Navas, se lo entregó a la orden de los premostratenses, quienes consiguieron un auténtico engrandecimiento del cenobio, alcanzando épocas de esplendor en las que se harían diversas ampliaciones y reformas a su primitiva fábrica durante los siglos XVII y XVIII. Posteriormente, cayó en el olvido y la ruina tras la Desamortización de Mendizábal en 1835. Casi un siglo después, en junio de 1931, el arruinado monasterio fue declarado monumento Histórico-Artístico. Se conserva su fábrica construida en sillería y estilo gótico, con ábside central apoyado en cuatro capiteles. Uno de ellos conserva una excelente escena de un torneo entre dos caballeros, con el Buen Pastor y San Miguel matando al dragón y la gran sala capitular en buen estado. 


Pedro I el Cruel se casó con doña Blanca de Borbón el día 3 de junio de 1353 en Valladolid. Dos días después, el rey abandonó a su flamante primera y legítima esposa y, tras encerrarla en una mazmorra, se amancebó con doña María de Padilla en su palacio de Astudillo. Fue entonces cuando cedió la villa de Ribas de Campos a Pedro Manrique de Lara, sexto señor de Amusco, que se la entregaría a su vasallo Alvar López de la Serna.


 Casi tres lustros después, en 1380, Diego Gómez de Manrique, séptimo señor de Amusco, segundo señor de Treviño y Adelantado mayor de Castilla, casado con Juana de Mendoza, llamada la Ricahembra, compró la villa a Alvar López de la Serna por 800 maravedíes. En 1382, Diego Gómez de Manrique hizo testamento, en el que disponía la venta del lugar para redimir cautivos de los moros con el dinero que se sacara. Este documento lo revocó poco después para hacer otro más claro. No pudo llevarse a cabo, pues antes de redactarlo murió en la batalla de Aljubarrota (Portugal) en 1385. 


Pedro Manrique de Lara.

Pedro Manrique de Lara, décimo señor de Amusco, primer duque de Nájera y señor de Ribas de Campos, dispuso en su testamento, que se entregaran 300 maravedíes a los vecinos de Ribas integrados en sus huestes, por el esfuerzo y valor demostrado durante el sitio sobre la fortaleza de Carrión. 


A finales del primer tercio del siglo XV, la localidad pasó de la casa de Lara a la casa de Ponce de León, encabezada en aquel momento por Pedro Ponce de León, conde Arcos, título elevado a ducado en 1493 por los Reyes Católicos, en cuyos dominios ducales permaneció Ribas de Campos hasta la abolición de los señoríos por las Cortes de Cádiz. 


En el término municipal de Ribas de Campos está el despoblado de Calahorra de Ribas, lugar donde en el año 922 se fundó el monasterio de Santa Cruz de la Zarza de Ribas de Campos. Asimismo, es el punto geográfico en el que se iniciaron las obras del Canal de Castilla el 16 de julio de 1753. También fue aquí donde se construyó la triple esclusa (22, 23 y 24) del ramal norte del Canal. Junto a ellas, aprovechando el salto de agua, se construyó una fábrica de harinas, un batán y una central hidroeléctrica, la última que funcionó en el canal. Todo ello convirtió a Calahorra de Ribas en uno de los lugares más emblemáticos y simbólicos de todo el Canal, donde se levantó el monolito conmemorativo del día en que las aguas de los ríos Carrión y Pisuerga fundieron sus caudales. 


Según el nomenclátor redactado por el conde de Floridablanca en 1789 sobre las provincias de Palencia y Toro, Ribas  era un señorío secular con alcalde ordinario nombrado por el conde Oñate.


El diccionario de Pascual Madoz, editado a mediados del siglo XIX, describía a Ribas de Campos «como villa con 63 casas en las que moraban 59 vecinos que sumaban 307 almas y ayuntamiento; un pósito con el fondo de 160 fanegas de trigo; una escuela de primeras letras concurrida por 20 niños y dotada con 500 reales y una corta retribución; iglesia parroquial con advocación a San Martín de Tours, servida por un cura de segundo ascenso y un sacristán. Además, producía trigo, cebada, centeno, vino, frutas y algunas legumbres; se criaba poco ganado lanar; caza de liebres, perdices y conejos; y se pescaban truchas y barbos».


Lugares de interés.

 Iglesia parroquial de San Martín de Tours, del siglo XIII con añadidos posteriores; el monasterio de Santa Cruz de la Zarza, con iglesia del siglo XII; y el Canal de Castilla con el salto de tres esclusas en Calahorra de Ribas.