El convento de los Mínimos

Rubén Abad
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El 'Programa Mixto de Formación y Empleo' de la Junta de Castilla y León restaura parte del muro perimetral del viejo Cementerio • Se han organizado unas Jornadas de Puertas Abiertas para dar a conocer su trabajo a los vecinos

Pocos conocen en Saldaña el pasado asociado al solar que anteriormente ocupaba el antiguo Cementerio Municipal, un recinto repleto de historia que se remonta al siglo XVI, hace aproximadamente medio millar de años, cuando allí se levantaba el convento de Santa María de la Victoria.

Desde 1567, el Ayuntamiento intentó promover que una congregación religiosa se asentara en la villa sin demasiado éxito. En aquella época, el conocimiento y la cultura quedaba reservado para una minoría y la enseñanza era cuestión de religiosos. Precisamente, el objetivo del Consistorio era enseñar latinidad a sus vecinos, a leer y escribir a los hijos de las familias más humildes.

Después de varios intentos que no llegaron a buen puerto, en 1606 la Orden de Mínimos de San Francisco de Paula decide instalarse en la localidad, donde despertaron el recelo del clero secular.

Allí permanecieron durante dos siglos. Aunque se desconoce con exactitud cuando abandonaron su convento, se tiene constancia que el 25 de septiembre de 1808 entraron en tierras saldañesas las tropas francesas. A partir de entonces la estructura comenzó a resentirse a medida que el día a día de los monjes se complicaba hasta que se desalojó por completo entre 1835 y 1836 con la Desamortización de Mendizábal.

De aquellos años apenas se conservan los muros perimetrales y uno de los cuatro lados de la arquería que daba acceso al claustro. Y es que, desde principios del siglo XIX este céntrico emplazamiento situado a los pies del castillo fue utilizado como Camposanto, hasta que en 2013 se amortizaron por completo todos los enterramientos.

Al poco tiempo entró en juego la Junta de Castilla y León a través del Programa Mixto de Formación y Empleo (anteriormente conocido como Taller de Empleo y Programa Dual), una iniciativa con la que se pretende recuperar todo su esplendor para que los saldañeses disfruten de este espacio.

TRABAJOS REALIZADOS. Descarnado, cajeado, reposición de ladrillos, coronación de las tapias con teja cerámica, enfoscados y tratamientos decorativos son tan solo una pequeña muestra de los trabajos que han realizado los siete alumnos que forman parte del proyecto desde el mes de noviembre, fecha en la que arrancó la segunda fase de la rehabilitación del conjunto histórico.

Aunque las diferentes tareas que se han llevado a cabo en este lugar han tenido un cierto grado de dificultad, las que más problemas han dado a los operarios han sido los enfoscados originales.

Estos trabajos han estado coordinados por el arquitecto Emilio J. Zapatero, quien aseguró que en este tiempo han intentado «apostar más y aumentar las horas de trabajo y nuestros esfuerzos en las zonas que corresponden a la edificación original».

Todas estas cuestiones se las explican los encargados de la restauración durante la última semana en unas Jornadas de Puertas Abiertas por la que han pasado ya la Corporación Municipal y numerosos saldañeses, actividad que se prolongará hasta el miércoles.

Para ello se apoyan en material divulgativo y diversos paneles explicativos de gran tamaño repletos de fotografías, diseños y todo tipo de información con el objetivo de hacer más amena la visita  a los vecinos de La Vega que se acercaron hasta el recinto.

Los alumnos del Colegio Villa y Tierra lo harán hoy y mañana, puesto que la lluvia impidió que se desarrollaran los talleres programados para los pequeños.

PROPUESTAS. A la par que avanzaba la rehabilitación, se esbozó la reconstrucción parcial e hipotética de cómo pudo ser el complejo eclesiástico a través de una serie de planos y alzados de los que se ha hecho cargo Zapatero.

De igual modo, ha elaborado una serie de propuestas sobre los posibles usos que podría dar el Ayuntamiento en un futuro cercano a estos terrenos. Uno de los que más llamó la atención y convenció a los ediles fue su reconversión como un gran punto de encuentro al aire libre en el que tendrían cabida conciertos y todo tipo de eventos culturales.

«Como no hay una idea clara de qué se va a hacer, hemos recogido algunas posibles alternativas que consideramos que son viables para este espacio», concluyó el arquitecto.