«El 23-F marcó un antes y un después para la radio»

Pablo Torres
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La biblioteca acoge el viernes, a las 19 horas, la presentación del libro 'Libertad en las ondas. La radio informativa de la Transición española (1977-1984)'. Samuel García-Gil, su autor, estará acompañado de May Chaparro y Julián García Torrellas

El periodista e investigador Samuel García-Gil - Foto: Óscar Navarro

Más de ocho años de documentación son los que Samuel García-Gil, periodista e investigador de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), ha destinado a la radio posterior a la dictadura franquista. Gracias a su libro, Libertad en las ondas. La radio informativa de la Transición española (1977-1984), el autor ganó el Premio Joven de Investigación en Comunicación Enrique Bustamante 2023, en su modalidad de monografía. Cabe resaltar que, si bien es una «buena fuente de consulta», la obra es a su vez «de fácil comprensión».  

¿Cómo definiría en una sola frase el papel de la radio en la Transición?
El momento en el que cambió para siempre. Venimos de un período de censura, cuando la única emisora informativa legal era Radio Nacional de España. Dos veces al día, todas las demás debían conectarse a RNE para emitir sus informativos, llamados popularmente los partes. 

No es hasta 1977, después de las primeras elecciones democráticas, cuando a la radio se le levanta el veto y puede informar. Si bien ya había habido otros intentos, como el programa Hora 25, que se autodenominaba programa de cuestiones actuales, con el decreto de 1977 la información inunda las parrillas de todas las emisoras. Eso propicia que se sienten las bases. 

¿Cómo de importante fue el papel de este medio para la sociedad en aquellos años de cambio?
En ese momento, la radio tenía un papel difícil: abrirse hueco en la información. El medio mayoritario era la televisión y el que tenía el prestigio informativo la prensa. Entonces, la radio tenía que buscar su papel y convencer a la población de que también podía servir para informar. Había cierta percepción de que la radio era de segunda categoría. 

Aunque el libro busca salir del cliché de que la Transición para la radio solo fue el 23-F, y que antes de eso ya se hablaba de un boom informativo, cierto es que fue un evento importante para conseguir que todo el país centrara sus ojos en ella y la reconociese con legitimidad de medio de información. 

Por lo que comenta, fue el punto de inflexión
En cuanto a popularidad, sí, pero existe un trabajo previo. Es lo que intento reivindicar con este libro.

En el 23-F se dieron unas circunstancias perfectas para la radio, aunque no se hubiera dado así si antes no se hubiera aprobado el decreto de libertad de 1977 y sin el camino de unos servicios informativos que algunas emisoras empezaron desde entonces. 

¿Cómo se materializó el 23-F en términos de audiencia?
La curva de audiencia entre 1981 y 1982 habla por sí sola: de 12,8 a 16,3 millones de oyentes en un año, según el Estudio General de Medios (EGM). Hasta entonces, la radio había crecido, pero sostenidamente. Hubo una pequeña meseta y, en 1982, se produce un pico. Se aprecia en las cifras de audiencia, el impacto de la prensa y el de los ingresos por publicidad. 

Todos los indicadores demuestran que el 23-F marcó un antes y un después, y que la repercusión de esa narración pudo ayudar al crecimiento de la radio. Sin embargo, de forma simultánea, hay otro hecho importante: el impulso de la frecuencia modulada. A la vez que se produce el impacto del 23-F se estaban repartiendo licencias de FM.

Ese reparto desborda las previsiones del Gobierno. Para 300 emisoras hay 1.800 solicitudes. Todo el mundo quería su radio: empresas, ayuntamientos, asociaciones, partidos políticos, etc. 

Con la llegada de la televisión se auguraba que la radio iba a desaparecer. Visto está que no ha ocurrido, pero, ¿cree que pasará algún día?
Depende de lo que consideremos como radio. Con las precauciones debidas y sin querer aventurarme a adivinar un futuro incierto, creo que el formato audio se mantendrá. Hay muchas empresas que incluso utilizan este concepto y ya no hablan de radio. 

La concepción del podcast ha roto la emisión lineal. A las generaciones más jóvenes no les cuadra tanto el escuchar algo un día a una hora concreta. 
La radio lineal seguirá teniendo vigencia. La gracia está en cómo nos aclimatemos a ese nuevo sistema. Más allá de cuál sea el canal, contar historias a través del audio se va a mantener por mucho tiempo.

Ya que menciona la irrupción del podcast, ¿es para usted esto una nueva forma de radio? 
 Hay gente que dirá que es lo mismo de toda la vida, pero grabado; y otros que hablarán de un lenguaje nuevo. No sé si el podcast es un tipo de radio estrictamente hablando, pero sé que es su heredero y que la radio los necesita. Muchos profesionales se preguntan si el podcast es capaz de arrastrar a los jóvenes a escuchar la radio de toda la vida o, por el contrario, se quedarán ahí.