Quejas por el poco fervor republicano

Fernando Pastor
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Ni un viva para la bandera, ni frase alguna de alegría o regocijo, más bien parecía un funeral

Quejas por el poco fervor republicano


Ayer se cumplieron 93 años desde la proclamación de la II República en España, el 14 de abril de 1931. 


En el Cerrato, tal proclamación no despertó un entusiasmo unánime. Al menos así lo entendió el Comité de Alianza Republicana de Valbuena de Duero, hasta el punto de dirigir una queja al gobernador civil de Valladolid.


La carta, fechada el 4 de mayo, ponía en conocimiento del gobernador que en la constitución de la corporación municipal, llevada a cabo el día 19 de abril, el alguacil colocó en el balcón del ayuntamiento la bandera republicana a instancia de un vecino de la localidad, «pero no hubo para ella ni un viva, ni frase alguna que indicara alegría o regocijo, más bien parecía la capilla ardiente de un difunto».

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En su opinión no era de extrañar ese proceder de sus convecinos ya que «son los mismos que imperaban cuando la indigna dictadura».


Dado que la carta fue escrita y enviada días más tarde, y ya había transcurrido la cercana celebración del Día Internacional de los Trabajadores, el 1 de mayo, en la misiva abundaron en la queja comunicando al gobernador que «ya llegó el Primero de Mayo sin que por el alcalde se avisase, por medio de bando como es costumbre, que se había decretado por el Gobierno Provisional de la República fiesta nacional ese día, como tampoco se izó la bandera hasta las cuatro de la tarde».


Respecto al alcalde exponían que «es también estanquero, y no quiere ni lo ha hecho aún, cambiar por los colores de la bandera republicana los antiguos colores que figuran en el tablero anuncio de tabacos, por lo que esta agrupación republicana se siente vejada por esta actitud del alcalde que en modo alguno hace que el sentimiento republicano se vea privado de los signos exteriores que les recuerda que en España han terminado los años indignos de la opresión, tiranía y caciquismo que padeció bajo estos servidores del déspota, que no se resignan a acatar no solo la voluntad soberana de la Nación, sino que pasivamente se va resintiendo al cumplimiento de los poderes constituidos por la voluntad de un pueblo libre, joben (sic) y democrático».


De todo ello sacaban una conclusión: «Así es que demuestran palpablemente que son opuestos al régimen constituido de la en buena hora llegada y deseada República para que gocemos de libertad y sacudir el yugo opresor que tenían sujeto los indignos miembros de la dictadura y mal llamada Unión Patriótica».


La carta la firman el presidente y la junta del Comité de Alianza Republicana de Valbuena de Duero.


SAN MIGUEL NUNCA SE RINDE.

En Esguevillas de Esgueva se respiraba algo más de fervor republicano en algunos sectores. Había dos zonas de bodegas, una en la salida hacia la carretera del valle del Esgueva y otra en el pago denominado San Miguel, en la salida hacia Alba de Cerrato, diferenciadas por la capacidad económica de sus propietarios, más pudientes en la primera y menos adinerados en la segunda. 


La condición obrera de estos últimos se reflejaba en la calidad de las bodegas, más proclives a sufrir hundimientos en situaciones de lluvias intensas. Ello acuñó el dicho 'San Miguel nunca se rinde' en un doble sentido: por un lado cierta reclamación obrera republicana, y por otro el levantar de nuevo las bodegas cuando se hundían.


También en Astudillo hubo un tiempo en el que cada 14 de abril varias personas, junto a otras llegadas de fuera de la localidad, enarbolaban en algún sitio en alto de los alrededores una bandera republicana, para celebrar así la efeméride. 


PLEITO POR LA BANDERA DEL SAGRADO CORAZÓN.

Otro conflicto por una cuestión de banderas tuvo lugar en Canillas de Esgueva, ya iniciada la guerra contra la República.


El 20 de marzo de 1938, el alcalde, concejales y vecinos de la localidad escribieron al Ministerio del Interior exponiendo que «habiéndose consagrado oficialmente el Sagrado Corazón de Jesús desean poner el sagrado emblema en la bandera nacional del ayuntamiento, haciendo votos para que todos los municipios españoles pidan y les sea otorgada la misma gracia».


La respuesta fue que «por ahora y mientras no se dicte una disposición de carácter general sobre la enseña de la Patria, no ha lugar a acceder a la petición de los solicitantes».