Editorial

Un buen momento para reflexionar en torno al respeto y la tolerancia

DP
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El colectivo Lgtbi no aspira a ser más que nadie, sino a dejar de ser menos a todos los efectos

Inmersos como estamos en las celebraciones de la Semana Santa y en medio de la fragorosa batalla entablada desde hace meses entre quienes defienden que la ley de amnistía favorecerá la convivencia en Cataluña y quienes la critican porque vulnera el principio de igualdad de los españoles recogido en la Constitución, sería conveniente pararse un momento y reflexionar en torno a conceptos tan elevados, y a la vez tan necesarios pero poco respetados, como los del respeto y la tolerancia. Porque en la Pasión de Cristo subyacen la incomprensión, el fanatismo y la intolerancia de sus coetáneos, incapaces de aceptar un mensaje distinto y de probar a convivir respetando las diferencias. Porque quienes colocan la paz social, el perdón, incluso el olvido de actos tan graves como algunos de los ligados al procés, por encima de todo lo demás y enarbolan para ello la amnistía a los condenados, no debieran dejar de lado a otras sensibilidades, sino buscar la integración y la convivencia en todos los ámbitos y no solo en el catalán. Y porque los que esgrimen el respeto absoluto a la Carta Magna como garantía del Estado, tendrían que aplicar lo mismo a una sociedad plural como es la española.  

 Si en todos los casos citados, y con carácter general, se llevara a cabo esa reflexión sosegada, es más que posible que colectivos como los que conforman el amplio espectro Lgtbi no tuvieran que salir cada dos por tres a defender sus derechos. No se trata de apelar a los buenos sentimientos o a una comprensión mal entendida, sino de aplicar en el más amplio sentido de la palabra la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas Lgtbi, más conocida como Ley Trans. Lesbianas, gais, transexuales, bisexuales y otras identidades y orientaciones diferentes quieren ser reconocidos y tratados como el resto de los ciudadanos, entre otras razones porque la Constitución ampara la no discriminación por razón de sexo, religión o ideología, es decir, la igualdad en derechos y libertades.

El colectivo palentino Chiguitxs lleva una década peleando por la visibilización, el respeto y la tolerancia de los considerados diferentes en el ámbito de la identidad sexual y, aunque reconoce los avances y aplaude la Ley Trans, demanda su correcta aplicación por parte de las administraciones, de forma que no haya vulneración alguna de sus derechos. También pide, por boca de su nuevo coordinador, la aprobación de una ley autonómica, puesto que Castilla y León es la única comunidad que no la tiene. La aspiración no es ser más que los demás, sino dejar de ser menos a todos los efectos. Desde la reflexión pausada y al amparo de tanta defensa de la igualdad, la tolerancia y la convivencia como se deja oír.