Editorial

Huida hacia adelante de un Sánchez sometido a los nacionalistas

DP
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La renuncia a tratar de aprobar los presupuestos es un ejercicio de dejación de funciones con el que busca evitar su inevitable desgaste político

Como era de esperar, el Congreso aprobó este jueves la Ley de Amnistía con la oposición de Partido Popular, Vox, Coalición Canaria y UPN. A favor, la mayoría «plurinacional» de la que presume un PSOE que una vez más confirma su sometimiento a nacionalistas catalanes y correligionarios, a aquellos que no renuncian a la independencia y han hecho de la división su bandera. En un acto de oportunismo político ejecutado sin escrúpulos para asirse al poder, Sánchez coronó su catálogo de oprobios al conjunto del país al que se debe. Un golpe al principio de igualdad de todos los españoles por parte de un presidente que empieza a comprobar cómo se desmorona una legislatura cosida a base de cesiones. La Ley pasa ahora al Senado donde el PP, merced a su mayoría, dilatará su tramitación antes de su regreso a la Cámara Baja en la que, si nadie lo remedia, se sellará la infamia. Pero no será un camino de rosas para un Ejecutivo que fiaba la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado a la alfombra roja puesta a disposición del regreso triunfal de Puigdemont.

 El precio de la investidura está siendo elevado para Sánchez pero más para los españoles. La hoja de ruta del PSOE saltaba este miércoles por los aires con el anuncio del adelanto electoral en Cataluña. La negativa de los comunes, aliados de Sánchez en el Congreso a través de Sumar, a aprobar los Presupuestos diseñados por ERC ponía fecha de caducidad a la legislatura en Cataluña provocando, a su vez, la renuncia del presidente del Gobierno a tratar de sacar adelante los PGE. Un episodio hilarante, si no fuera por lo que hay en juego. Por delante, un prolijo calendario electoral que tendrá su culmen en unas elecciones europeas que pondrán cifras a la erosión del sanchismo. Previamente, los comicios vascos, en abril, en los que el PSOE hará de muleta del PNV, y la cita con las urnas en Cataluña en la que los socialistas se la juegan con un Salvador Illa al que un retornado Puigdemont podría dar la puntilla como candidato de Junts en una carambola caprichosa del destino.

Hasta que los sucesivos comicios pongan a cada cual en su sitio, Sánchez sigue sometido a los intereses de los nacionalistas catalanes a quienes ha unido su destino político. Por extensión, somete a todo el país, La convocatoria electoral en Cataluña tendrá como consecuencia la prórroga de los PGE en un interesado ejercicio de dejación de funciones del Ejecutivo sanchista consciente del desgaste que supondría tratar de aprobar las cuentas en medio de la refriega electoral. Así, la política de prebendas que sujeta a Sánchez ya no solo enriquece a los de siempre sino que priva al resto de territorios del reparto de fondos, de abordar sus proyectos reales, evidenciando que para el todavía presidente del Gobierno no existe vida más allá de las fronteras catalanas que lo atan a La Moncloa.