22 de septiembre de 2021. Aquella fecha quedó marcada en el calendario de los ganaderos de la provincia como el «fatídico día» en el que entró en vigor la norma del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) que incluía al lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre). Desde entonces, se prohibía su caza, incluidos territorios como la provincia, donde históricamente se había permitido esta práctica cinegética.
Treinta meses han pasado y la situación va camino de convertirse en «insostenible» en Palencia, especialmente en la Montaña Palentina. Como muestra, en estos dos años y medio los ataques se ha triplicado, pasando de los 105 de 2021 a los 304 de 2023. Lo mismo ocurre con el número de cabezas dañadas, que se ha disparado hasta las 343 frente a las 168, según los datos oficiales recogidos por Asaja Palencia.
Centrando la mirada en el pasado año, el lobo atacó en 92 ocasiones al ganado equino de Palencia, segmento solo superado por las agresiones al vacuno, con 50, casi tres ataques a la semana. Sin contar aquellos casos que el ganadero de extensivo no comunica porque no aparece el animal o por su propio «hartazgo y desánimo», afirman desde las filas de Asaja.
Por la localización del lobo y el paulatino descenso del ovino extensivo, no es tan acusado el daño en Palencia, con 28 ataques y medio centenar de animales dañados en 2023. Pero el aumento relativo es importante, porque el promedio anual anterior al cambio de norma en el trienio 2019-2021 era de unos ocho ataques anuales y 18 animales dañados. Tampoco hay que olvidar los 28 ataques del lobo al ganado caprino el pasado ejercicio en la provincia.
Tal es el panorama que la organziación agraria insiste al Gobierno de España en su petición de que el animal deje de ser una especie protegida al norte del Duero. Y es que, según lamenta en declaraciones a Diario Palentino su presidente, José Luis Marcos, «está muy lejos de extinguirse y los daños en la ganadería provincial se acentúan, con 25 ataques al mes».
De ahí que no sea ningún capricho que una de las doce reivindicaciones esenciales de la tabla reivindicativa suscrita por Asaja Palencia en las actuales movilizaciones agroganaderas pida explícitamente el «control de la fauna salvaje e indemnizaciones justas de los daños producidos». Se trata de un viejo caballo de batalla de la organización agraria, que ha reclamado reiteradamente a la Junta de Castilla y León que actualice los baremos de indemnización, especialmente el del ganado equino. Y es que, según denuncia, «cada vez es más atacado por los lobos», tanto por los daños directos e indirectos que causan al profesional como por el valor real de estos animales.
El presidente de Asaja Palencia reclama al Gobierno central una normativa «más flexible», como ya están haciendo otros estados miembros de la Unión Europea. Es, afirma, una de las pocas alternativas para hacer frente a la actual crisis del sector, que está acelerando la «desaparición» de la ganadería.
En paralelo, reclama que la administración tenga en cuenta la voz de los profesionales del campo, al ser estos «los que mejor conocen el territorio, no políticos de traje desde un despacho de Bruselas».
Finalmente, advierte de la presencia del lobo en zonas de la provincia ubicadas cada vez más al sur.