El 14% de los censados en la capital palentina viven solos

Alberto Abascal
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De 5.595 viviendas con una sola persona en 2001 se ha pasado a 10.452 en 2021. Es decir, el número absoluto de hogares con un solo morador prácticamente se ha doblado en estos veinte años

En un 12% de los hogares unipersonales de la capital se trata de un hombre solo mayor de 65 años. - Foto: JESÚS MATÍAS

En los últimos meses en la capital se ha conocido un número creciente de casos de personas que han fallecido solas en su domicilio y han sido encontradas días o semanas espués de su muerte.

Según los datos aportados día a día por la Policía Local, a lo largo del pasado año fallecieron en estas circunstancias, al menos diez personas. Salvo en dos ocasiones, el resto de los óbitos fueron de personas mayores de 63 años.

«Este fenómeno no surge en Palencia, como en otras capitales, de la nada, por generación espontánea, se produce en un contexto demográfico de envejecimiento poblacional, de emigración de los hijos en busca de horizontes laborales que ya no vuelven salvo en fechas señaladas y dejan a sus dos progenitores solos y a la triste espera de que uno de ellos fallezca dejando al otro en soledad, en la mayoría de los casos, dado el crecimiento de la esperanza de vida, a edades altas», explica a Diario Palentino el sociólogo, Javier Gómez Caloca.

En un 12% de los hogares unipersonales  de la capital se trata de un hombre solo mayor de 65 años.En un 12% de los hogares unipersonales de la capital se trata de un hombre solo mayor de 65 años. - Foto: JESÚS MATÍASBajo este prisma, hay fuentes estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE) que permiten conocer mejor el alcance de la vida en soledad en Palencia.

Así las cosas, el 30 de junio de 2023, dentro de la publicación Censos de población y viviendas 2021, el INE incluía la información sobre hogares y viviendas. Los dos últimos censos, que se hacían públicos cada 10 años, son los de 2011 y 2001. A partir de ahora, los censos de población serán anuales y los de viviendas los años que terminen en 1, 5 (2025) y 8 (2028).

A diferencia de todos los censos anteriores que se basaban en encuestas realizadas en las viviendas, el censo de 2021 se realizó combinando decenas de registros administrativos, «que lo dotan, a priori, de más exactitud y fiabilidad», según pormenoriza Gómez Caloca.

También, para conocer el grado de envejecimiento, edad media, personas a partir de determinada edad o tasa de dependencia de población mayor de 64 años se ha utilizado otra estadística del INE, la de Indicadores Demográficos Básicos. Indicadores de Estructura de Población publicada el pasado 13 de diciembre y referidos a datos de 2022.

Con carácter previo hay que definir lo que es «hogar» según el INE: persona o conjunto de personas que ocupan en común una vivienda familiar principal o parte de ella, y consumen y/o comparten alimentos u otros bienes o servicios con cargo a un mismo presupuesto.

El número de hogares en los últimos veinte años ha ido en aumento, con un fuerte crecimiento en la primera década del siglo en la que se crearon 5.130 nuevos, un incremento del 18,6%, que coincide con los años de crecimiento de la población de la capital a costa de la pérdida de los pueblos de la provincia y el boom de la construcción. Es en este período cuando la capital llega a su techo poblacional en 2009 al alcanzar la cifra de 82.651 habitantes, iniciando en 2010 una pérdida constante hasta quedarse en enero de 2022 en 76.302. Los datos oficiales a 1 de enero de 2023 mostraron, por primera vez desde 2009, un levísimo incremento de 29 habitantes, según los datos aportados por el sociólogo palentino a Diario Palentino.

El censo de viviendas de 2021 recoge un pequeño incremento del número de hogares (+315 hogares, menos de un 1%), acorde con una segunda década de continua pérdida poblacional. Los hogares que tienen un constante y fuerte incremento son los compuestos de una sola persona, los llamados «hogares de la soledad», que pasan de representar el 20,30% en 2001 al 26,45% en 2011 y superando la barrera del 30% en el último censo, el 31,67%. «Se ha producido un incremento de 11,5 puntos porcentuales desde 2001. De 5.595 hogares con una sola persona en 2001 hemos pasado a 10.452 en 2021. Es decir, el número absoluto de hogares con un solo morador prácticamente se ha doblado en estos veinte años del siglo (+86,80%)», apunta al respecto el sociólogo palentino Javier Gómez Caloca.

Asimismo, también han aumentado los hogares de dos personas al pasar del 24,5% en 2001 al 29,94 en 2021. «En este tramo -recuerda Gómez Caloca- se ha producido un leve descenso de punto y medio de 2011 a 2021 que pudiera deberse a los efectos de la pandemia y su afectación sobre todo a personas mayores. Muchos matrimonios que convivían solos, se quedaron en un solo conviviente».

«El resto de tipos de hogares han ido perdiendo peso, más según el número de miembros es mayor debido a los cambios en la estructura familiar, al descenso del número de hijos y al abandono de los más jóvenes, en muchos casos en edad universitaria y que ya no vuelven», añade.

¿Pero cuál es el perfil de su morador, por sexo y edad? Según el estudio realizado para este periódico por Javier Gómez Caloca, en más de un tercio, el 34,05% de los hogares de la capital, solo vive una mujer con 65 años o más. En segundo lugar, el 28% está compuesto de un hombre menor de 65 años, mientras que casi el 26% lo compone una mujer sola menor de 65 años. En último lugar, en un 12% de los hogares unipersonales se trata de un hombre solo mayor de 65 años.

En resumen, con los datos del censo de población referidos a la misma fecha que el censo de viviendas, el 13,56% de los habitantes de la capital viven solos, tres puntos más que la media del conjunto del Estado, mientras que casi el 60% de los palentinos que vivían solos (el 59,83%) son mujeres. De hecho, un total de 6.254 vivían solas.

Por edades, 5.622 de las personas que viven solas son mayores de 65 años, el 53,8%; siendo el peso por sexos mucho mayor en el caso de las mujeres mayores de 65 años. «Es decir, si hay que trazar un perfil de las personas que viven solas en nuestra ciudad sería el de una mujer mayor de 65 años», afirma al respecto Javier Gómez Caloca.

«Si vemos la evolución entre los censos de 2001 y 2021 podemos resaltar que el mayor porcentaje en 2001 era la mujer sola menor de 65 años (24,6%) seguido del hombre menor de 65 años (22,66%), mientras que en 2011 se produce un cambio: el mayor peso ya es el de mujer sola mayor de 65 años que alcanza el 35,8% de los casos. Parece evidente que, dentro del mayor peso del sexo femenino, el paso de los años va envejeciendo los hogares solitarios. En segundo lugar, se mantiene el hombre solo menor de 65 que, en muchos casos, es posible que tenga el perfil de soltero o divorciado y/o separado. En 2021 ya hemos visto que se mantiene la tendencia: como la mujer mayor de 65 años sigue siendo la de mayor peso y el hombre solo menor de 65 mantiene el segundo lugar» , añade el sociólogo palentino.

TOP TEN NEGATIVO. Por lo demás, si se compara el porcentaje de personas que viven solas en Palencia con el del resto de las capitales de provincia, más las ciudades de Ceuta y Melilla, se puede comprobar que esta plaza se encuentra en el top ten negativo. De hecho, Palencia ocupa el décimo lugar tras otras seis capitales de Castilla y León (por este orden, León, Salamanca, Zamora, Ávila, Soria y Burgos) más Granada y Bilbao. «¡Parece que este problema, aun siendo de muchos, invoca explícitamente a la Junta de Castilla y León, que no debería, como viene haciendo, echar balones fuera! Esto no se acomete con robots como la consejera presentaba no hace tanto. Exige medios y presupuestos, además de dotar de más fondos a los municipios, lo más próximo al ciudadano, además de lo más eficiente. No va solo de dispositivos de teleasistencia, va de apostar por el envejecimiento activo, por hacer salir a los  solitarios de casa, por apoyar a las entidades que trabajan en esto. Aquí en nuestra ciudad tenemos un potentísimo creador de envejecimiento activo: la Universidad Popular de Palencia (UPP) que, sin embargo, no tiene ningún apoyo de la Junta, cero euros, cuando hace salir de sus casas a muchos solitarios, más de 6.000 ciudadanos», mantiene Gómez Caloca.

«Administración autonómica y local tienen que desarrollar e implementar en sus políticas la salud social definida como el conjunto de factores y condiciones de tipo social (ej. vínculos sociales que se pueden tener con la comunidad en la que se vive) y económico que influyen en el estado de salud de los individuos», añade.

Por lo demás, el índice de envejecimiento de Palencia (porcentaje que representa la población mayor de 64 años sobre la población menor de 16) es de los mayores de las capitales del país. Ocupa el puesto número 11 con un índice de envejecimiento del 198,22%, o lo que es lo mismo, por cada joven menor de 16 años en Palencia hay casi dos mayores de 64 años. Los índices más altos están muy cerca (Salamanca, León y Zamora), las tres provincias de Castilla y León que arrastran más pérdida poblacional.

¿Por qué el mayor porcentaje de las personas que viven solas son mujeres? Dos explicaciones: Mayor esperanza de vida al nacer en la capital (2021) que era de 6,1 años superior en ellas. (85,06 años las mujeres frente a los 78,96 de los hombres) y por el ratio de masculinidad (% de hombres por cada 100 mujeres). En la capital solo hay 89 hombres por cada 100 mujeres, muy por debajo de los 96 del conjunto del Estado. «Estamos en el lugar 11 de 52 en este indicador», indica Gómez Caloca.

«En definitiva, si hay más proporción de mujeres y si su esperanza de vida es más alta, es lógico que el porcentaje de mujeres que viven solas, en especial a las edades más altas, sea superior al de hombres», añade.

Palencia es la séptima capital de provincia con la tasa de dependencia de la población mayor de 64 años más alta (41,65%), entendida como el cociente entre la población mayor de 64 años y la población entre 16 y 64 años. La tasa del país es del 30,7%, once puntos de diferencia. 

«En este indicador, que no es más que una llamada de atención a las administraciones sobre las necesidades de presupuestos, nuestra comunidad autónoma bate récords; entre las siete capitales con tasa de dependencia de la población mayor de 64 años, hay cinco de aquí, con Salamanca, León, Valladolid y Zamora ocupando los cuatro primeros puestos»,  indica el sociólogo palentino.

«En nuestra ciudad, la soledad tiene rostro de mujer», por Javier Gómez Caloca. Sociólogo

De manera intencionada y reiterada, en mi opinión para evadir responsabilidades políticas propias, siempre que se habla de envejecimiento, de emigración, de pérdida poblacional en nuestra comunidad y nuestra provincia se intenta colarnos la idea de que son males que afectan a todos y que, por tanto, las soluciones han de venir del Estado, de Europa o hasta de la ONU.

El incremento de personas que viven en soledad es un fenómeno muy extendido en el mundo más desarrollado. Como anécdota, cuando yo estuve en viaje de novios, nunca mejor dicho porque por problemas burocráticos, lo hicimos antes de la ceremonia civil pues ya lo teníamos contratado, en 2002 en Estocolmo la muerte de personas solas en sus domicilios era un verdadero problema. Claro, pero las causas de la soledad seguramente no serían las mismas. Allí, como en otros países nórdicos, la emancipación prematura de los hijos, aunque fuera para vivir en la misma ciudad, era la principal causa, aquí y en los últimos años no estamos ante una emancipación de los hijos sino de una huida, de una emigración de los hijos en búsqueda de estudios universitarios, éxodo del que ya no volverán.

Por lo demás, en Palencia se vive bien, eso se dice, pero cada vez hay más personas que viven solas. Vivir en soledad es un fenómeno de la sociedad, sobre todo urbana, actual, pero en las capitales de Castilla y León, entre ellas en Palencia, está más extendido debido a nuestros seculares problemas demográficos: envejecimiento y emigración a edades cada vez más tempranas de nuestros jóvenes que dejan nidos vacíos a los que solo vuelven por festividades, vacaciones, etc. Cuando solo quedan dos, los padres, se van haciendo mayores, uno fallece, normalmente el hombre con menor esperanza de vida, llega el vivir en soledad. En nuestra capital, la soledad tiene rostro de mujer y se le va arrugando la piel. La única alternativa a la soledad no debe ser, como parece que, apuesta la Junta, el internamiento en los centros residenciales que, una vez pasados los golpes de pecho del desastre de gestión en la pandemia, la nueva Ley de la Junta, eliminando ratios de personal y profesionales especializados, se encaminan a mirar más por el beneficio industrial que a la atención a nuestros mayores.

Hay distintos estudios que correlacionan el vivir en soledad y aislado con un mayor riesgo de mortalidad. Según un reciente estudio de la Universidad de Glasgow, quienes viven solos y no reciben ni siquiera una vez al mes la visita de familiares o amigos: su riesgo de muerte prematura es un 39% más elevado. Visitar a los familiares, les alarga la vida. Las personas necesitamos interactuar en el entorno social, el contacto físico y social.  Las administraciones, como hemos dicho, tienen que fomentar, apostar por el envejecimiento activo para que, aunque las personas vivan solas al menos tengan contacto social, salgan de casa, acudan a actividades donde interactuar con otros. 24 horas en casa solos, son demasiadas. Hay que redefinir la Ayuda a Domicilio y hay que garantizarles una buena comida. Comprar y hacer la comida para uno solo, se nos pone cuesta arriba a cualquiera, mucho más cuando se tienen 80 años o más. 

Además, es un problema de salud.  La teleasistencia está bien, pero forma parte de un mundo analógico hoy superado por las posibilidades de la Inteligencia Artificial. Una domótica específica para este tipo de hogares permitiría saber al instante los percances que puedan sufrir estas personas. Hoy la tecnología permite que nadie esté en soledad en ningún momento, pero, no olvidemos que el contacto humano de la familia, de los amigos, es insustituible. 

El derecho a un envejecimiento activo tiene que ser real. Los datos, si tenemos en cuenta los cambios demográficos (envejecimiento que va a más), socioculturales (la desaparición de la familia que convivía en el mismo hogar padres, hijos y abuelos), aventuran un incremento de la soledad y, en consecuencia, de muertes en soledad. El internamiento en un centro residencial tiene que ser la última opción, más cuando en no pocos casos no se garantiza la atención más adecuada. Medidas como el cohousing (vivienda colaborativa en la que se comparten espacios y servicios como cocina…) es una alternativa. En Palencia hay algún proyecto.