Cuatro conocidos hosteleros de la capital, agrupados en la sociedad limitada Gastronomía La Puebla, tomaron el pasado viernes las riendas de la cafetería-restaurante del Parque del Salón. Se trata de Alberto Soto, chef y propietario del restaurante Ajo de Sopas; Víctor Ramímez, del bar P21; y José Antonio Grajal y Luis Bravo, del Lemon, todos ellos ubicados en el paseo del Salón.

Los cuatro trabajan en una propuesta para este espacio que aunará gastronomía, eventos y ocio nocturno, un proyecto que todavía está en alfileres, reconocen, ya que exige de una inversión y remodelación de este espacio ubicado en el parque del Salón.

Esta céntrica cafetería-restaurante abrió sus puertas el 8 de noviembre de 2006 bajo la dirección de la sociedad Emimarfa, dirigida por el hostelero Emilio Martínez. En realidad, se trata de unas instalaciones municipales cuya gestión cedió al Ayuntamiento a cambio de su construcción.

Emimarfa invirtió 480.809,68 euros en la construcción de la cafetería a cambio de explotarla durante 44 años y de pagar al Ayuntamiento un canon anual de 1.000 euros. Ese era el compromiso, pero el pasado mes de mayo, el hostelero registró un escrito en el Consistorio solicitando un cambio de la cesión de la explotación de la cafetería a la empresa Gastronomía La Puebla. 

jubilación. El motivo argumentado para el cambio fue que cumplía 70 años y llegaba la hora de su jubilación, sin que ningún familiar estuviese en situación de continuar con el negocio. Semanas después, el establecimiento cerró sus puertas, situación en la que se encuentra en la actualidad. 

Durante este mes de agosto, el Servicio de Patrimonio y Contratación del Ayuntamiento ha tramitado el cambio en la gestión, un proceso que se culminó el pasado viernes en la Junta de Gobierno Local con la aprobación de la cesión del contrato a Gastronomía La Puebla, integrada por los hosteleros de la capital antes citados. 

Alberto Soto, Víctor Ramírez, José Antonio Grajal y Luis Bravo asumirán la gestión de establecimiento hasta el 2 de noviembre de 2050, fecha en la que la instalación revertirá a la ciudad.

La nueva sociedad limitada deberá cumplir, como es preceptivo, con lo marcado en los pliegos de prescripciones técnicas y de cláusulas administrativas particulares que rigieron la contratación en su día, por lo que deberán seguir abonando un canon anual de 1.000 €euros al Ayuntamiento. Su objetivo, ahora, es sacar su proyecto adelante.