Diversión sin ataduras en Astudillo

Rubén Abad
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El Toro del Pueblo reúne a cientos de espectadores en un encierro por las calles de pueblo que tuvo como principal protagonista a Carpintero, un astado muy bravo de unos 490 kilos de peso de la ganadería navarra Macua Corera

Diversión sin ataduras - Foto: Óscar Navarro

Al Toro del Pueblo de Astudillo celebrado ayer puede que le faltara ese guiño a la tradición que representaba el desaparecido toro enmaromado (el Tribunal Supremo confirmó su ilegalidad en 2017), pero al encierro no le faltó de nada. Emoción en estado puro desde que Carpintero, un noble y muy bravo animal de entre 490 y 500 kilos de la ganadería navarra Macua Corera, hizo su aparición en el recorrido urbano a las 18,03 horas hasta que regresó sobre las siete de la tarde a la plaza de toros.

Diversión sin ataduras, pero también con varios sustos que afortunadamente quedaron solo en eso. El primero, la salida del animal del recorrido al conseguir atravesar los barrotes de una de las talanquera -eran dobles, por lo que se quedó entre medias; el segundo, un nuevo intento que acabó con la barra totalmente doblada; y el tercero, el agarrón a un joven al que enganchó por el cinturón e hizo volar por los aires, sin mayores consecuencias más allá del enorme sobresalto y de dejarle los pantalones vaqueros que llevaba puestos hechos jirones.

Más allá de los citados incidentes, que mantuvieron muy pendientes en todo momento al equipo sanitario y a los agentes de la Guardia Civil allí desplegados, el festejo de caracterizó por el buen ambiente que reinó entre los participantes y el público, con gran expectación durante todo el recorrido, de unos 700 metros en torno al a plaza de toros portátil.

Diversión sin atadurasDiversión sin ataduras - Foto: Óscar Navarro

En cualquier caso, fue un Toro del Pueblo en dos fases, pues el astado regresó al coso durante varios minutos tras el incidente inicial. Después, ya en su segundo recorrido, los mozos del pueblo se encontraron con una indeseada compañera, la lluvia, fina pero bastante intensa en algunos momentos.

Entre los asistentes se encontraba el astudillano más universal, el atleta Óscar Husillos, que no quiso perderse esta fiesta cuya primera edición se celebró en 2018 y recupera ahora la absoluta normalidad tras la pandemia.

CON NOSTALGIA

Entre el público que presenció el espectáculo desde el otro lado de las talanqueras había un sentimiento casi unánime: echaban en falta su desparecido toro enmaromado. «Es una pena que se haya perdido algo tan nuestro como el toro enmaromado, que hemos visto desde niños», comentaba una pareja de espectadoras que siguieron el festejo desde las inmediaciones de la plaza de toros.