En el día grande de Palencia, en la festividad de su patrono, la catedral lució sus mejores galas y volvió a honrar y venerar a San Antolín abarrotada de gente. En su homilía, el obispo de la Diócesis, Manuel Herrero, animó a los palentinos «a celebrar fiesta con música, corridas de toros y celebraciones religiosas», pero sin olvidar «que pasamos por una crisis» y animando a los fieles a preguntarse qué hacen «por la Iglesia, por la ciudad y por la sociedad».

«Celebrar fiesta es ponderar y afirmar la vida. Y esto es lo que hacemos hoy y en estos días», aseguró el obispo, que criticó esa falta de entendimiento de los partidos políticos para «entenderse, dialogar y llegar a propuestas». Frente al altar estaba una amplia representación de las autoridades palentinas, encabezadas por la alcaldesa, Miriam Andrés, que llegaron a la seo desde el Ayuntamiento arropadas por las peñas. 

«Las familias ven cuando van al supermercado cómo suben los precios de los alimentos o (...) cómo, poco a poco pero cada vez más, lo hacen también los precios de las energías. Eso lo pagamos todos, pero especialmente las clases más humildes de la sociedad, los agricultores y ganaderos, los parados, los emigrantes, los refugiados, los mayores...», enumeró.

Celebrar la fiesta para construir ciudad«Es fácil criticar, pero el Señor no quiere que seamos solo críticos con el sistema. Hermanos: seamos artesanos de una historia nueva, tejedores de esperanza, constructores de futuro y artífices de la vida y la paz», apeló Manuel Herrero. 

Fue una celebración religiosa en honor a San Antolín marcada por la normalidad en su sentido más positivo, ya que por fin pudo celebrarse sin restricciones, lo que no sucedía desde 2019. Eso no impidió que incluyese alguna novedad digna de destacar, como la bendición de la nueva imagen del patrono de la ciudad, una obra del artista Martín Lagares, regalada por el obispo a la Diócesis para conmemorar el VII Centenario de la catedral. Fue esa la imagen que destacó en el altar, y que, una vez bendecida, regresará a una de las columnas de la capilla Mayor. 

San Antolín es la fiesta de toda la ciudad y así quedó reflejado también en la eucaristía, en la que las lecturas fueron entonadas, por ejemplo, por la peñista de Santo Toribio, Fely Merino; o las preces pronunciadas por Socorro Sanjosé, la subdirectora de Cáritas; y Ricardo Fernández, el nuevo presidente de la Hermandad de Cofradías.

Celebrar la fiesta para construir ciudad - Foto: Juan MelladoDestacada fue también la sonora presencia de la Coral Vaccea, en la que fue su primera interpretación tras el fallecimiento en julio del sacerdote, canónigo emérito de la catedral y director y fundador de la agrupación musical, Jesús Escudero.  De hecho, la coral, bajo la dirección de Isabel López, entonó algunas piezas creadas por el que fue su alma mater, como Venimos a celebrar,  o Preparada está la mesa, así como otras composiciones como Kyrie o Gloria. De hecho, fue uno de sus barítonos, Manuel Escudero, quien cantó el salmo.

a la cripta. Tras la ceremonia religiosa, Manuel Herrero, el cabildo catedralicio y otros sacerdotes que participaron en la celebración de San Antolín, como el obispo emérito de Tarija, el palentino Javier del Río, encabezaron la comitiva hasta la cripta, a la que los ciudadanos que quisieron pudieron bajar sin restricción alguna. 

Aunque hace ya cinco años que Sanidad declaró no apta el agua  para consumo humano y, que, por lo tanto, el agua del pozo pasó a un segundo plano al ser sustituida por agua embotellada, la bendición del obispo hizo que volviesen a ser miles los palentinos que a lo largo de la jornada de ayer bajaron a este lugar milenario para recoger o beber un poco de esa agua. De hecho, se prepararon ni más ni menos que unos 7.000 vasos y 3.000 litros para atender la sed de los fieles palentinos que visitaron la cripta a lo largo de la jornada de ayer. 

Celebrar la fiesta para construir ciudad - Foto: Juan MelladoLa celebración, que fue emitida en directo por La 8 Palencia y Vive! Radio, continuó en la calle con el tañer de las campanas. Y es que los Campaneros Villaltanos voltearon las ubicadas en la torre de la sea a la salida de la misa, como reconocimiento a la declaración por la Unesco del toque manual de las campanas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.