Pina el mayo

Fernando Pastor
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Tórtoles de Esgueva mantiene la tradición y el árbol queda expuesto permanentemente durante todo el año.

Pina el mayo

Primero lo fenicios y después los celtas ya conmemoraban los cambios de estaciones, algo que de diversas maneras se sigue produciendo en la actualidad, como evidencian los solsticios de verano y de invierno, así como otras festividades.


Una de estas celebraciones era pinar el mayo, que para los fenicios significaba una exaltación de la primavera y para los celtas el inicio del denominado verano pastoral, que era cuando se llevaba al ganado a los montes y a los pastos de verano.


Los romanos continuaron la tradición como exaltación de una de las características de la primavera, como es la primera floración que se produce en el mes de mayo. Además, el día 1 de este mes celebraban el día de la Bona Dea (Buena Diosa, en castellano), también denominada Maya, o Maia (pequeña madre, en griego).


Maya era considerada diosa de la fertilidad que suponía el periodo primaveral, de la salud (por las curaciones que se le atribuyen y que propiciaba que en el templo dedicado a ella siempre hubiese plantas curativas y serpientes) y de la castidad (en su templo solamente podían entrar mujeres, pues se consideraba que si ella no había visto a ningún hombre, ningún hombre podía verla a ella; y si los ritos se celebraban en domicilios particulares los hombres debía salir de la casa).


Su efigie aparecía en algunas monedas romanas. Se la representa sentada en un trono con una cornucopia y en los ritos públicos se solía sacrificar una cerda preñada.


Todo lo anterior conformó la costumbre de pinar la maya, después denominada pinar el mayo, celebración que en El Cerrato ha generado numerosas anécdotas, aunque con el paso del tiempo se ha perdido esta tradición en numerosos pueblos.


Los jóvenes de cada localidad, generalmente los quintos, el 30 de abril iban a cortar el mejor árbol que hubiese, que solía ser un chopo alto, recto y delgado, o un pino si no hubiera chopos apropiados. Lo llevaban en carros, le quitaban las ramas más bajas y lo pinaban en el lugar más emblemático del pueblo justo a las 00,00 horas del día uno de mayo, para que estuviese allí todo el mes. En algunas localidades, como Tórtoles de Esgueva, donde todavía se hace, lo dejan permanentemente todo el año.


Para poder hacerlo, en algunas plazas dejaban en el pavimentado un hueco que permitiera excavar un hoyo donde meter el árbol y sujetarlo con la tierra y piedras apisonándolo, aunque también se sujetaba con maromas.


Aspectos comunes en casi todas las localidades eran la música y los cánticos que acompañaban la velada, los adornos (banderas, cintas conmemorativas, flores, etc.) y las cucañas (naranjas, rosquillas, pollos, conejos, jarros, etc.) colocadas en lo alto para que los mozos treparan a por ellas por el tronco del mayo previamente untado de manteca.


También se hacían hogueras alrededor del mayo. En Magaz de Pisuerga empleaban zarzas de espinos que los quintos recogían del prado y llevaban en carros, acompañados en todo momento por músicos.
Gregorio Sánchez Doncel, en su libro Estudio documentado de la Villa de Vertavillo, cuenta que en esta localidad los mozos lo pinaban en El Postigo. Las mozas solteras salían los días del mes de mayo, principalmente los festivos, con platos y servilletas para pedir a los forasteros dinero para llevar a cabo una función dedicada a la Virgen, pero en el siglo XVI el Visitador lo prohibió por considerar que daba lugar a faltas de pudor y modestia.


En Esguevillas de Esgueva, mientras los chicos pinaban el mayo las chicas hacían chocolate para comerlo con bizcochos.


También se come chocolate con bizcochos, además de escabeche, pan y vino, en Tórtoles. Antes se pinaba el mayo en la plaza Mayor, pero a raíz de la instalación eléctrica ya no se puede porque interfiere en los cables, por lo que ahora se erige en El Pilón, mientras los vecinos se gastan bromas entre ellos.


En Villamuriel estaba ligado a las cofradías. El mayo se pinaba en la calle donde residía el cofrade que lo hubiera cortado, y la cofradía celebraba una comida o una cena.


Salvo en Tórtoles, que está todo el año, o en Valoria la Buena, que se mantenía hasta después del Corpus, al finalizar el mes de mayo se quitaba el árbol. En Quintana del Puente le quemaban para, con los rescoldos, hacer carbón vegetal. En Vertavillo, Cobos de Cerrato y Villafruela lo subastaban: quien más pujara por él se lo quedaba para leña o para material de obra, y con el dinero obtenido los mozos hacían otra merienda. En otras localidades lo vendían directamente a empresarios madereros.


Incidentes y bromas no han faltado. Un año en Esguevillas, una fuerte tormenta de viento y lluvia tumbó el mayo, cayendo en la lumbre donde iban a hacer la chocolatada. En Villafuerte de Esgueva se rompió en el traslado y tuvieron que atarle para que se sostuviera pinado. 


En Alba de Cerrato, en 1966, para poder pinarlo ataron unas cuerdas al rollo de justicia del siglo XVI, sito en la plaza, y se desprendieron varios trozos de uno de los leones representados en el rollo. El alcalde obligó a los mozos a repararlo por su cuenta o en caso contrario lo pondría en conocimiento del gobernador. La dificultad de la reparación hizo que el trozo desprendido estuviera tiempo en la plaza, hasta que con una galera y la ayuda de un camión que llegó al pueblo para poner los postes de alta tensión lo pudieron reparar, con la participación de un albañil de Vertavillo.


En Torre de Esgueva a veces el mayo se les hundía en el subsuelo, evidenciando lo que se rumoreaba: bajo la plaza existía un pasadizo subterráneo al que se entraba a través de una casa de piedra. Se dice que en él dejaban los carros y los bueyes los serranos que iban vendiendo maderas (cuando se hundió aparecieron restos de excrementos), y que durante la invasión francesa del siglo XIX los lugareños lo utilizaron como refugio y los soldados franceses para esconder las joyas que robaban. 


Bromas y anécdotas.

Las disputas entre los mozos y con las autoridades también menudearon. Así, en la localidad de Palacios del Arcor, unos mozos no estaban de acuerdo en pinarlo y el alcalde ordenó retirarlo porque los que lo pinaron lo hicieron sin permiso.


En Castroverde de Cerrato, el regidor municipal ordenó quitarlo sin finalizar el mes ya que no le gustó que coronaran el árbol con un buzo enfundado en un palo.


En Cobos de Cerrato cortaron un trozo porque el mayo era muy grande, lo que enfureció al alcalde, que les ordenó dar una vuelta al pueblo con la parte cortada.


En Encinas de Esgueva, los quintos de tres años antes hicieron la broma de quitar el mayo, aprovechando que los quintos de ese años estaban recorriendo el pueblo,  y lo escondieron en el lavadero. Al final lo devolvieron, pero alguno acabó en el pilón.


A veces los mozos cortaban un árbol que no debían. Por eso en Valoria les acompañaba el alguacil, para asegurarse de que no cortasen dos. Y en Amusquillo de Esgueva unos chicos acabaron en el calabozo por cortar un árbol que no podían.


En Piñel de Arriba costaba mucho pinarlo, lo que a veces obligaba a intervenir a todos los hombres del pueblo con todos los medios disponibles. Ello propició una broma aún recordada: estaba Adolfo dando con un pico para abrir el hoyo y en cuanto se dio un poco la vuelta aprovechó Quirino para echar un cubo de agua y a continuación gritar «Adolfo, que has picado la tubería». Adolfo, aturdido al ver el agua, balbuceó «yo no he picado nada».