La sensación de que el verano de 2019 ha sido uno de los más calurosos de los últimos años es simplemente eso, una sensación, porque la realidad es que la suma total de temperaturas no se acerca a los cinco veranos más calurosos desde 1987, concretamente los de 2003, 2005, 2006,2016 y 2018, según los datos aportados por el observatorio meteorológico de Carralobo con sede en Astudillo.
Los datos aportados por el centro regentado por Mariano Bustillo indican que las temperaturas absolutas de los meses de junio, julio, agosto y septiembre suman 405,6 grados frente a los 435,4 registrados en 2003, 421,7 de 2006, 419,1 de 2018, 416,1 de 2005 y los 412 de 2016.
El centro meteorológico de Carralobo obtiene la suma de grados en función de las temperaturas máximas, media, mínimas, así como las medias de las máximas y mínimas de cada mes. Bajo este prisma, el verano más frío se registró en 1993 con una suma de temperaturas de 363,6 grados.
En cuanto a los datos más específicos, durante el último trimestre se ha registrado en cuanto a las precipitaciones, 66,80 litros por metro cuadrado, tres litros más que la media de precipitaciones recogidas desde 1987 y el triple de las alcanzadas en 2018 (23,50 litros por metro cuadrado). Asimismo, la temperatura media del trimestre fue de 19,83 grados, ligeramente superior a la media de los últimos 32 años.
Carralobo constató que durante el mes de septiembre se recogieron 28,30 litros por metro cuadrado, frente a los 5,90 de agosto y los 32,60 de julio, mientras que la temperatura media fue de 17 grados, justo la media registrada desde 1987, con una máxima de 29 grados y una mínima de 5.
Por lo demás, hay que recordar que el año hidrológico (1 de octubre 2018 a 30 de septiembre de 2019) terminó este lunes «seguramente o muy probablemente» como el cuarto año hidrológico más seco del siglo XXI y entre el undécimo o duodécimo con menos lluvias desde 1965, con aproximadamente un 12 por ciento menos lluvia del valor normal.