Con muchas ganas acudí este fin de semana a comer al asador Villa de Frómista, y con mucha alegría (y mucho queso) salí de allí. Conozco a Andoni por la asociación de sumilleres y nos mantenemos en contacto. Con 20 años de trayectoria, este restaurante recoge la vuelta a la tierra de los abuelos de los hermanos Dublín, desde el País Vasco. Y continuará, pues ya está funcionando con muchas garantías el joven y muy preparado Andoni, que tiene una muy buena formación y combina a partes iguales ambición, ilusión y sentido común. Esta combinación le llevará sin duda a hacer una lenta evolución en la propuesta que, sin salirse del camino que van marcando los clientes, suponga una ampliación de miras para dar algo de cabida a su talento y ganas de modernidad. Es un camino muy habitual en Palencia y muchas otras provincias, la tradición familiar va sumando la energía de las generaciones más jóvenes, que marcan un estilo nuevo sin romper el anterior, y esto es muy aceptado por el público, manteniendo así los negocios y la actividad. Me vienen a la cabeza ejemplos de éxito como Los Palmeros, La Traserilla, El Chaval de Lorenzo, Casa Carmelo y tantos otros en nuestra tierra, y siempre que pienso en ellos me acuerdo del fenómeno Martín Berasategui, desde su Bodegón Alejandro familiar hasta las, de momento, 12 estrellas Michelín. ¿Tendremos al próximo fenómeno de la gastronomía en casa y aún no le hemos descubierto? Quien lo sabe… Pero sin duda la faceta más destacada en estos restaurantes es la pasión; el sábado desde el primer momento Ana nos atendió con una sonrisa relajada, amabilidad extrema, segura de lo que hacen y agradecida a sus comensales por la visita. No nos fijamos mucho, pero cuántos grandes anfitriones tenemos en las salas de nuestros restaurantes, ese tipo de personas que sólo por su actitud provocan las mejores digestiones, las de querer volver pronto a visitarles; sus miradas, sus sonrisas, su ayuda o consejo… nos hacen disfrutar más y mejor de la experiencia, nos relajan o activan según han visto qué necesitamos, son figuras imprescindibles no sólo en nuestros restaurantes, creo que en nuestra sociedad, auténticos guías del hedonismo y el disfrute. Enhorabuena y gracias a todos ellos.