Ilia Galán

Ilia Galán


Accademia Dei Rozzi

20/05/2024

He pedido permiso y un educadísimo y cordial señor, Andrea, de traje y corbata me ha recibido para enseñarme una de las principales instituciones de Siena... Un club especial que me recuerda no poco al casino que en muchos lugares representa a los «importantes» del lugar. Desde el siglo XVI se organizaron los artesanos y miembros no nobles de la ciudad para hacer un lugar de encuentro especial que dignificara sus actividades y propósitos, eran burgueses. La nobleza entonces gozaba de sus palacios y no necesitaba estos lugares. En sus orígenes, muchos cercanos a la música o el mundo del espectáculo allí se reunían, por eso pronto se unió, con un corredor, al teatro que lleva su nombre, algo parecido a lo que sucede en el Ateneo de Madrid. Andrea, efusivo, me mostraba el sistema de votación, con el apoyo de al menos dos socios, donde metiendo una mano uno puede en el mismo lugar oculto depositar su ficha (una bellotita de madera) en el agujero negativo o en el blanco, que aceptaría al candidato. Los dignos miembros de la academia gozan de elegantísimo salón de bailes, entre espejos, restaurante, bar-cafetería, salones para tertulias o conferencias, charlas, y los billares y mesas de juego que, en tiempos, eran frecuentadísimos. También así eran los casinos, pero los tiempos han cambiado mucho, con las redes sociales, la televisión, Internet y otros medios. Antes, el invierno era largo y aburrido. Más allá de la lectura, la devoción en la iglesia o ciertas cenas y alguna representación teatral o concierto, poco había. Ahora las posibilidades de divertimento y encuentro han crecido de un modo inimaginable hace no tantos años. Los jóvenes apenas ya frecuentan las mesas de cartas o el billar, tampoco van al club a ver la televisión pues disponen de ella en casa o en el ordenador, tal vez en el móvil. 
El casino de Palencia, donde más de una vez fui a reunirme, tomar café o comer, es un lugar elegante y que muestra el valor de las artes, realzando lo mejor de una capital. No solo se va a jugar, sino a socializar en agradable lugar y hacer contactos de interés de los que no pocos frutos se esperan.