«El San Gregorio ha sido un lugar de encuentro y convivencia»

DP
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Primero alumno, después profesor y finalmente, director. Es la historia que resume la trayectoria del aguilarense, quien decidió estudiar Química para poder enseñarla después en el colegio que no solo le formó sino que además le vio crecer

Jesús Ángel Aparicio - Foto: DP

Doce años como alumno y 25 como profesor, de los cuales tres ha compaginado con el cargo de director, resumen la dilatada relación del químico Jesús Ángel Aparicio (Palencia, 1971) con el colegio San Gregorio (SG) de Aguilar de Campoo, una institución académica que cumple en el presente un siglo de vida. Casado y con tres hijos, Aparicio, aguilarense de pura cepa ha impartido clases de Física, Química, Biología y Matemáticas en este centro durante su trayectoria como docente, una labor que sigue desempeñando entre los estudiantes de segundo de Bachillerato y que compagina pilotando el rumbo del  San Gregorio. «Trabajamos para el desarrollo de los niños y jóvenes de Aguilar, de la comarca y de la sociedad en la que viven», remarca el director, quien también destaca el esfuerzo del colegio «para que los motivos económicos no constituyan un impedimento de admisión en el mismo».

El San Gregorio rememoró durante el curso académico recién finalizado su centenario. ¿Qué ha significado la presencia del colegio para la villa aguilarense?

A lo largo de estos cien años, el colegio San Gregorio ha contribuido a crear puentes entre lo rural y lo urbano que han permitido que nuestros jóvenes alcancen importantes metas, tanto para el desarrollo personal como social, cultural y económico de la zona.

Ha elevado la cultura general de las gentes del medio rural, ha sido lugar de encuentro y buena convivencia. Además, se ha esforzado por renovarse y crecer en calidad mejorando su oferta educativa.

¿Esta celebración va más allá del aspecto meramente informativo?

Es un momento histórico que lógicamente no sólo se queda en informar. Sirve también para mirar al futuro pensando en seguir manteniendo viva la llama de Juan María de La Mennais, convencidos de que una educación cristiana fomenta la igualdad de oportunidades y la convivencia pacífica entre las personas. 

¿El centro que usted dirige se ha convertido en un motor de desarrollo educativo?

Creo que en esta dilatada historia hoy, ayer y mañana ha sido, es y será un motor de desarrollo educativo. El centro ha sabido adaptarse muy bien a la transformación de la sociedad aguilarense, así como a los diferentes cambios educativos, preparando a los jóvenes para el futuro que en cada momento les ha tocado vivir.

¿Qué pilares sustentan su modelo de enseñanza?

Nuestro trabajo se basa en cinco claves educativas: educación personalizada, cada alumno es único y trabajamos para conseguir lo mejor de cada uno; mejora educativa, en inglés siguiendo la metodología Cambridge, desde los 2 hasta los 18 años; en Matemáticas, con una metodología más manipulativa y en Lengua, fomentando la lectura y la expresión oral. También, la innovación, determinante para proponer un modelo educativo actualizado; valores, fundamentales para completar una educación que nos prepare para afrontar la vida, más allá de lo académico, y resultados, fomentamos la constancia, el esfuerzo y la superación.

De todos los programas implantados en el SG, ¿cuáles han sido determinantes para fortalecer el expediente del alumnado?

La apuesta por los idiomas y la implantación del bilingüismo desde los 3 años han conseguido que nuestros alumnos salgan del centro con un nivel de inglés elevado y con titulación acreditada por Cambridge que les ayuda mucho en sus resultados académicos, así como en las situaciones laborales.

¿El espíritu menesiano sigue estando presente tanto en la metodología como en cada rincón del complejo educativo?

El espíritu menesiano es nuestro origen  y la semilla sobre la que claramente seguimos trabajando con nuestros alumnos. Una característica clave son las máximas con las que iniciamos cada día: una reflexión de 5 minutos con la que intentamos hacer ver a nuestros alumnos cuál es la sociedad en la que vivimos y cómo podemos comprometernos para transformarla y mejorarla. Se educa en todos los momentos, estimulando al alumno en valores menesianos como libertad, solidaridad, responsabilidad, compromiso y transcendencia.

¿La condición de centro concertado limita el acceso al mismo de alumnos procedentes de familias desfavorecidas económicamente?

No, bajo ningún concepto. Siguiendo una de las líneas clave de nuestro carisma menesiano: Allí donde otros no llegan como servicio a la Iglesia, a la sociedad y abierta a todos. Hacemos lo posible y nos esforzamos para que los motivos económicos no constituyan un impedimento de admisión en el centro.

¿En qué año y por qué se decidió cerrar el internado, un servicio que se venía prestando desde el año 1924?

En 1989 se cerró el internado. Los cambios sociales, la mejora en las comunicaciones, la llegada de más oferta educativa a pequeñas poblaciones y el transporte público a los centros públicos fueron factores fundamentales para que las familias dejaran de optar por la oferta y ante el descenso de matrículas se decidió por cerrar el internado, que contó desde su implantación con un gran número de alumnos de la comarca e incluso de provincias limítrofes.

Tras la supresión de la residencia, ¿no se les queda grande el edificio?

Al contrario, se nos queda pequeño. Desde ese momento en el que se cierra el internado se han ido generando nuevos espacios, aulas, salas múltiples. Y hoy toda la zona de habitaciones son aulas de secundaria fundamentalmente laboratorios, aulas de música y apoyo.

Descúbranos la fórmula del éxito del San Gregorio…

Somos el único centro concertado fuera de la capital que presenta una oferta educativa completa. Nuestros mejores valores son el compromiso, la dedicación, el esfuerzo y, en definitiva, el amor por la labor educativa del profesorado que hace que se genere un ambiente familiar donde es muy fácil trabajar.

¿Augura un futuro prometedor a esta institución?

Por supuesto, las bases son sólidas, la sociedad aguilarense necesita la educación menesiana y todos los que trabajamos en ella para seguir mejorando con el fin de dar a nuestros alumnos la mejor educación posible que les ayude en su vida.