Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


Cuesta abajo

20/01/2024

Un refrán muy castellano, dice: «Para cuestas arriba, quiero mi burro, que las cuestas abajo, yo me las subo». Bueno, pues la famosa y vapuleada cuesta de enero ya ha llegado a su descendencia, por estar a medias su segundo tramo. ¿Sin pena ni gloria?  Pues... no sé. Si nos referimos a la salud, se ha producido una etapa que no sabemos cómo calificarla, porque varias personas con las que nos encontramos, nos dicen: --Estoy fatal-- o --vengo del consultorio-- o --toso-- o --tengo fiebre--. ¡Pero, ¿qué está pasando con este arrechucho nuevo que no sabemos ni cómo llamarlo?! Esperemos que pase pronto, y al asomar las orejas los días más largos renazca la salud con más fuerza. En el tema económico, los sueldos, no sé, pero las pensiones no se llevan bien con la subida de los precios.Todo está carísimo. Los que están bajando son los turrones y demás chuches navideños. Ha sobrado mucho de todo el goloseo, porque los presupuestos se agotaban en los artículos de primera necesidad, y si había que prescindir del mazapán, para dejar paso al pan, pues se ha llevado a cabo, por muchos villancicos que se hayan cantado entremedias. Hoy mismo, está más barato el turrón que las patatas. Y vamos con el amor. Como todo cambia, para bien o para mal, parece que hay que dar carpetazo a la prosa, y dejar a flote los sentimientos, lo digo porque todos hemos puesto de nuestra parte para hacernos ver que la unión hace la fuerza, porque sí, se ha apreciado solidaridad mezclada con tristeza, desconcierto e inseguridad. El legendario ¡Felices Pascuas! ha estado presente, aún a sabiendas de que la felicidad que hemos deseado para nosotros la quisiéramos. Y una vez tocados los tres temas que nos canta la canción: Salud, Dinero y Amor,  y descritos tal como los veo, a ver si me centro con valentía en ir preparando el ánimo para devolver al  Niño de Piedra a su encierro, que este año me estoy haciendo la remolona y todavía lo tengo ante mí, sonriente, estático, resignado, y magnífico acompañante, que no pregunta nada, pero lo sabe todo. Primero a su caja... luego a su cajón... y allí permanecerá casi un año, pero cuando reaparezca estará al corriente de todo. Y me contará que en GAZA ya reina la PAZ... Que la Sanidad se aburre porque no hay pacientes... Que los pensionistas... ¡Bueno, pues eso!