En torno a un centenar de trabajadores de Gestamp se concentró ayer en Dueñas durante hora y media -en los cambios de turno de mañana y tarde en producción y en el partido en oficinas- para denunciar el clima laboral que en poco tiempo derivó en movilidad funcional, sanciones y despidos.

«En 25 años de existencia de la fábrica siempre hubo sus cosas, pero nunca esta ola de conflicto con la dirección, que no se aviene a negociar nada», explicó ayer Víctor Husillos, representante de  la sección sindical de CCOO, que tiene tres delegados en el comité de empresa, al igual que USO, frente a los siete de UGT, que se desmarcó  de la movilización.

«A raíz de la pandemia bajó la producción y hubo gente a la que se tenía ganas y se la cambió de puesto, pero cuando se normalizó la situación no volvieron a ocupar su anterior desempeño laboral. Ponen hasta detectives privados a gente  que está de baja y, al margen de una vigilancia de seguridad lógica en la fábrica en la puerta y salida, hay hasta 200 cámaras para vigilar la producción, buscando las vueltas a la gente para sancionarla», indicó Víctor Husillos.