Un total de 38 palentinos que formaban parte de un viaje organizado por la Junta a través del Club de los 60 a Tierra Santa acaban de firmar y registrar una reclamación, a la que ha tenido acceso Diario Palentino, ante la sección de personas mayores de la Gerencia de Servicios Sociales, en la que muestran su descontento y malestar por distintos «incumplimientos» que en breve serán cuantificados para ser reclamados como daños y perjuicios, según indican.
Los usuarios de este viaje, programado entre el 29 de abril y el 6 de mayo y en el que participaron hasta cuatro autobuses con 50 palentinos viajeros, detallan que «hubo gente con diarreas» a pesar de que solo consumieron alimentos y agua en los lugares donde les llevaban a comer. Además, un autobús realizó los 60 kilómetros que separan Jericó de Belén con una rueda pinchada, mientras que en un establecimiento de Belén llegaron a ser detectados «bichos en las habitaciones.
Si ya la experiencia con la alimentación y el propio viaje no fue de las mejores, los usuarios del viaje también tuvieron que sufrir a los «guías maleducados y poco implicados» en su trabajo, y todo ello, sin poder contar, al parecer, con el representante de la Junta «desaparecido» por tener el teléfono estropeado, según cuentan los afectados. Según relatan a este periódico, desde el inicio del viaje la desinformación «fue absoluta puesto que en ningún momento se nos proporcionó un programa del viaje que se iniciaba en Ammán y acababa en Tel Aviv».
COLOFÓN. «Ese último día en Jordania tuvo como colofón que el cruce de la frontera con Israel se dilatase durante casi dos horas por culpa de los visados colectivos, al no coincidir los datos con los reales», apuntan.
El primer día completo de viaje por Israel, concluyó con un largo recorrido de 60 km entre Jericó y Belén «con una rueda pinchada del autobús y el consiguiente peligro para la integridad de los viajeros». «Incomprensiblemente, -abundan- la organización no fue capaz de buscar un transporte alternativo o sustitutivo. Comentar también que la visita a la ciudad de Jericó se vio modificada con una larga estancia de una hora en una tienda de souvenir/cremas, etc. en esa ciudad, perdiendo por tanto la visita al Monte de las Tentaciones. Esta práctica de visitas a centros/tiendas obligatoria, se repitió durante todo el trayecto siendo impuesta a todos los viajeros, lo cual me parece una vergüenza en un viaje de este tipo», explican.
«Pero si lamentable son estas circunstancias, más triste es que estando en Belén tres días se dedicase la jornada que no se puede visitar todas las zonas a la vista de Jerusalén, lo que demuestra una falta de previsión absoluta, y conllevando la pérdida de la posibilidad de ver la Explanada de las Mezquitas y la Ciudad Vieja, así como una tarde libre en Jerusalén. Dado que no pudieron cumplir el programa del primer día (motivado por el pinchazo de la rueda) nos incluyeron el segundo día lo programado para la primera jornada», reiteran los afectados.
Como prueba de la desorganización en varias ocasiones llegaron a los hoteles «fuera del horario previsto, teniendo que cenar deprisa y corriendo porque estábamos fuera de hora». Los afectados, en cuanto a los hoteles, insisten en que el de Belén «dista mucho» del estándar de calidad de un establecimiento de cuatro estrellas. «Además de estar sucios tanto las habitaciones como los baños de las mismas, aparecieron insectos e incluso una lagartija en una sexta planta y cuando no nos hacían las camas a diario, se limitaban a alisar el cobertor/colcha sin ni siquiera estirar las sabanas bajeras», lamentan.
LA GUÍA. Tampoco se libró la guía, que según indican los viajeros supuestamente «les llegó a pedir al grupo hasta 40 euros€por introducir las maletas en el autobús, cosa que hacía el staff del hotel gratuitamente. Esta misma guía no nos acompañó durante el cruce de la frontera entre Belén y Jerusalén en dos ocasiones, con el consiguiente desasosiego por nuestra parte al encontrarnos con que los vigilantes de la frontera subían al autobús armados y no sabíamos lo que pasaba pues ni el conductor hablaba nuestro idioma ni nosotros el de ellos. Esta misma guía nos intentó obligar a realizar una vista que era opcional a la ciudad de Tel Aviv. Y, por último y lo más grave, nos mantuvo retenidos en el interior del autobús durante un período de 45 minutos alegando que, como habíamos protestado sobre su persona, ella no iba a continuar siendo nuestra guía y hasta que llegase su jefe no nos podíamos mover de allí. Como colofón la guía referida en el último traslado nos comunicó que la excursión optativa a Tel Aviv pasaba a ser obligatoria y, por lo tanto, que todos teníamos que hacerla, así como que las horas que se publicitaban para visitar por nuestra cuenta desaparecían», pormenorizan.