Los ocho kilómetros que separan la Fuente de la Salud en la capital palentina del Centro Don Bosco que los Salesianos tienen en Villamuriel de Cerrato son, cada 1 de mayo, una vía para la oración y la convivencia de decenas de palentinos que se unen a la congregación para recordar la primera vez que la talla de María Auxiliadora hizo este mismo recorrido allá por el año 1984.

Ayer no fue una excepción y casi con puntualidad británica la comitiva partió de este parque capitalino con destino a Villamuriel de Cerrato, como en aquel 84, cuando aún la talla no había estado nunca en el centro cerrateño, después de ser bendecida por el entonces obispo Nicolás Castellanos.

La talla de María Auxiliadora comenzó a rodar con el rezo del Rosario, y acompañada por algo más de un centenar de personas, que iban escoltadas por Policía Local de Palencia y Villamuriel, así como por los voluntarios de Protección Civil, dado que en ningún momento se cortó al tráfico la circulación por la P-900 que une la capital con Villamuriel de Cerrato.

Pero la celebración de los Salesianos no concluyó con la procesión, sino que a la llegada de los peregrinos se celebró una eucaristía a la que se unieron otras 300 personas que por diferentes razones no participaron de la marcha. 

Una misa que, a diferencia del pasado año, pudo celebrarse al aire libre, gracias al sol que también hizo agradable la comida de hermandad que tuvo lugar en las instalaciones del colegio.  «Muchos llevan su comida, pero hay un grupo de personas que prepara pinchos solidarios. Con tres comes. Lo recaudado va este año a la misión que tenemos en Siria. Hay un colegio salesiano en Alepo, en lo peor de la guerra», explicó Antonio González. 

Por la tarde, los niños además tuvieron la oportunidad de participar en juegos de mesa para ellos y   castillos hinchables.