Ilia Galán

LA OTRA MIRADA

Ilia Galán

Poeta y filósofo


Programitas a elegir

09/07/2023

Se acerca reptando el momento en que los gobernantes someten a escrutinio su ejercicio y no pocos, nerviosos, se angustian pensando en la posibilidad de perder su asiento, el escaño en el Senado o en el Parlamento, el estupendo despacho en el ministerio, pero sobre todo un sueldo suculento, más para quien no tiene, si no es pasillear y zascandilear, dónde caerse muerto, porque no estudió ni trabajó ni hizo nada derecho, o si estudió derecho torcido quedó.
Se exhiben los programas, pero quienes gobernaron más que juzgados por lo que prometen, se examinan por lo que hicieron o incumplieron, por los hechos, que hablan más que los manifiestos. ¿Han mejorado nuestras vidas con quienes ahora habitan el Palacio de la Moncloa? ¿Es España un país mejor o degenera? ¿Merecen seguir arriba, como una nueva casta o tal vez haya que cambiarla, para que se aireen las entrañas de la democracia?
Los otros lanzan sus programas y en unos puntos y otros dicen lo que quieren hacer, sus propuestas estupendas, que son analizadas por los periodistas... Mas, ¿quién cumple lo que proclama? ¡Cuántas veces unos partidos y otros engañan, estafan al pueblo al que dicen representar y cuando llegan al Gobierno hacen de modo muy distinto a lo que se comprometieron! Y, sin embargo, hay que confiar en que algo harán diferente de los otros, al menos en su orientación.
Los populares señalan que rebajarán los ya extremados impuestos, pero sobre todo los de los ricos, los tributos a las grandes fortunas, y esto, sin duda, produce escándalo, aunque no resulte en el fondo tan claro. Si el gran capital huye a otros países, como ha sucedido en Francia, por un excesivo afán recaudatorio, todos pagan y el pueblo sufre más. Las revueltas de los últimos días muestran la irritación de amplios sectores de población ante una situación económica y social que no para de empeorar, sobre todo cuando las fortunas se van y colocan en otros países sus industrias y modos de funcionar. A veces, que los ricos, aunque injustamente, se mantengan con no pocos privilegios si no legales sí por su condición monetaria, permite que el país prospere si crean puestos dignos de trabajo y la riqueza así también se reparte.
Otra opción sería que los grandes países se unieran para desterrar a los ciudadanos que huyeran llevándose la fortuna a otro lugar, grabándoles en lo que quedase por su maldad, al querer huir para no tener que pagar. Usted no colabora proporcionalmente con su país, pues queda desterrado, no puede volver hasta que ponga lo que le corresponde.»
Pero no son grandes ideas lo que caracteriza a las camarillas que llegan o que restan, el nivel de nuestras figuras más señeras no es lo que se espera. Y, sin embargo, necesitamos alguna esperanza cierta.

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