La jota: una declaración que salvaguarda las esencias

César Ceinos
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Una de las señas del folclore de Palencia -y también del país- aspira a formar parte de la lista representativa del Patrimonio Mundial Inmaterial

La jota: una declaración que salvaguarda las esencias - Foto: DP

La jota, una de las señas del folclore de la provincia y también de buena parte del país, opta a entrar en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La Organización de las Naciones Unidas para laEducación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) selecciona elementos que «ilustran la diversidad del patrimonio cultural inmaterial» y contribuye «a darle una mayor visibilidad», según aparece en la página web del Ministerio de Cultura y Deporte. 

Es, por lo tanto, una cuestión que trasciende al ámbito internacional, pero los primeros pasos se dieron en territorio español. Uno de los últimos se produjo el pasado mes, cuando el departamento encabezado por Miquel Iceta incoó el expediente para declarar la jota Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial enEspaña al estar «estrechamente relacionada con todos y cada uno de los ámbitos definidos en el Plan Nacional de Salvaguarda» de este tipo de patrimonio, conocimientos tradicionales sobre actividades productivas, procesos y técnicas; creencias, rituales festivos y otras prácticas ceremoniales; tradición oral; representaciones, escenificaciones, juegos y deportes tradicionales; manifestaciones musicales y sonoras y formas de sociabilidad colectiva. La declaración definitiva tiene que llevarla a cabo el Consejo de Ministros y hay un año de plazo para tomar un acuerdo.

La candidatura al listado mundial está coordinada por el ministerio y cuenta con la participación de 15 comunidades autónomas en la elaboración del citado documento. Más allá del prestigio que pueda generar la inclusión de esta tradición en la lista mundial de la Unesco, todo el proceso reconoce y protege la jota, como explica la folclorista palentina Esther Miguel, premio José María Silva de la Diputación de Palencia en 2022. 

«El expediente es muy importante porque va a dar visibilidad y va a propiciar también la participación de todas las personas que están dentro de la jota. Espero que se traduzca en unas medidas de salvaguarda y que haya un compromiso social, político y administrativo que ampare a todas las manifestaciones de la jota que con el cambio de los hábitos y las globalización son muy vulnerables», añade la investigadora. Palencia, bajo el punto de vista de Miguel, tiene una rica variedad de jotas, desde que de motu proprio «se canta y baila de una forma natural en una celebración» hasta la representaciones de los grupos folclóricos. «En el expediente se va a proteger toda la jota en sí», declara antes de destacar también la protección de todo lo que rodea a esta tradición, desde la indumentaria típica hasta instrumentos como la caja, la dulzaina, la pandereta o el tamboril.

En cambio, pese a toda esta tramitación oficial, admite que corrieron tiempos mejores para las jotas en tierras palentinas. Calcula que, a día de hoy, existen en torno a una decena de grupos de danzas regionales en la capital y unos seis más en la provincia, unas cifras que son bajas. «La jota en la provincia pasa por un momento complicado», se lamenta. «Si las instituciones no buscan dar visibilidad al folclore llegará un momento en el que la gente joven no quiera entrar a formar parte de estos colectivos», declara Miguel, que espera que todo este proceso relance las danzas tradicionales. «Sería importante para todos» manifiesta. 

Si la jota recibe el visto bueno de la Unesco, entraría en un listado en el que ya aparecen otras muestras de patrimonio español como La Patum de Berga, El Misterio de Elche, los Tribunales de regantes del Mediterráneo español: el Consejo de Hombres Buenos de la Huerta de Murcia y el Tribunal de las Aguas de la Huerta de Valencia, el silbo gomero, el flamenco, la dieta mediterránea, la cetrería, el canto de la Sibila, los castells, la fiesta de la Mare de Déu de la Salut de Algemesí, la fiesta de los patios de Córdoba, las fiestas del fuego del solsticio de verano del Pirineo, el espacio cultural de las fallas valencianas, las tamboradas, la técnica constructiva tradicional de la piedra seca, la cerámica de Talavera de laReina y  Puente del Arzobispo, los caballos del vino, la maderada y el toque manual de campanas. España comparte algunas de ellas con otros países.

«MÁS VARIADO Y REPRESENTATIVO DE ESPAÑA». Razones para la inclusión no faltan según Miguel. «La jota ha sido el género tradicional más variado y más representativo de todo el mapa sonoro y musical de España. Ha funcionado como nexo de colectividades cuando había festejo, rito y fiesta comunitaria que celebrar, como rondas, romerías y otros rituales», explica la folclorista. Términos muy similares a los de la palentina aparecen en el BOE: «La popularidad de la jota es compartida y considerada de forma muy extendida por regiones y comarcas, generando un espectro rico y diverso en torno a la tradición y la espectacularización». Asimismo,  coinciden en destacar la difusión de este baile desde España a otros lugares del mundo.